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El Cuerpo de Bomberos de Viña del Mar cuenta con el siguiente material especializado para el combate de incendios forestales:
•Un camión aljibe Modelo Mercedes Benz, con capacidad de 9 mil litros de agua, que lleva 10 años de servicio.
•Cinco unidades forestales que poseen tracción en sus cuatro ruedas, con capacidad de 3.000 litros. Una de éstas entregadas el año pasado por la Intendencia, la cual cuenta con un estanque de 3.500 litros, una bomba de 1.000 galones por minuto y un moderno sistema sprinkler que protege la cabina de la radiación pudiendo realizar un ataque más ofensivo a este tipo de emergencias.
•Dos unidades 4X4 para combate de incendios estructurales y forestales con capacidad de 3.000 litros de agua, las cuales son utilizadas para el combate directo en sectores donde la topografía no permite el acceso de unidades de incendios estructurales, quedando estas últimas para abastecimiento y protección directa de la población cuando es amenazada.
Nuevas técnicas de extinción
Concientes de que no tan sólo hay que contar con material rodante especializado para el control de emergencias, y dada la experiencia que hemos adquirido en el transcurso de los años, hemos logrado implementar además los siguientes avances en materias de extinción:
1.- Instalación de monitores fijos en todas las unidades forestales, permitiendo con ello la utilización del agua con la unidad en movimiento, lo que es imprescindible cuando los frentes de fuego son muy amplios y se necesita rapidez para cortar el avance, logrando con ello reducir la pérdida de material menor, como mangueras, y el esfuerzo físico por parte de la dotación bomberil a cargo.
2.- Adquisición de pitones de caudal regulable, los cuales varían entre 30 a 200 gpm., esto en tanto no todos los incendios poseen la misma carga de fuego lo cual nos permite operar con una utilización óptima del uso del agua, pues uno de los principales problemas en este tipo de emergencias es la escasez de este recurso.
3.- También en algunas oportunidades hemos implementado la utilización de la espuma clase A, la cual posee características ya probadas en estas emergencias, este elemento logra penetrar los sólidos, aumentando la humectación de éstos, además de servir como protección de riesgo expuesto cuando las poblaciones son amenazadas.
En definitiva, la capacitación permanente, la coordinación, el trabajo en equipo multidisciplinario y sectorial, junto con la posterior evaluación de todas las emergencias han sido la base del éxito en nuestras operaciones.
Cabe recordar que por acuerdo del Consejo Ejecutivo de Bomberos de Chile, en su sesión 493, ordinaria, realizada el 12 de diciembre de 2005, se reiteró por vía de circular a los Consejos Regionales, los términos del acuerdo vigente del Directorio Nacional sobre la participación de Cuerpos de Bomberos en incendios forestales, y en la cual se establece que:
1. Los recursos que anualmente entrega la Corporación Nacional forestal (CONAF) para ese fin a bomberos de Chile son absolutamente insuficientes para paliar el considerable desgaste de material y que significa la acción bomberil e incendios forestales;
2. Que CONAF es el organismo destinado específicamente por el ordenamiento legal del país, a atender estos siniestros;
3. Que dicha Corporación tiene asignado un presupuesto para el cumplimiento de sus propósitos;
4. Que Bomberos de Chile no está en condiciones presupuestarias de asumir los onerosos gastos que demanda el servicio en estos siniestros; y
5. Que los Cuerpo de Bomberos de zonas afectadas por este tipo de siniestros, han debido en muchas oportunidades reducir su capacidad de acción frente a incendios u otras emergencias propias de su competencia, sea por haber acudido a un incendio forestal, o por los daños sufridos por el material empleado en este.
El Directorio Nacional por la unanimidad de sus miembros, ha acordado:
1º Los Cuerpos de Bomberos del país deben abstenerse de desarrollar acciones destinadas al combate de incendios forestales, por las razones antes expuestas.
2º Dejar constancia de que lo anterior no obsta para que, sobre la base del estudio de la situación hecho por los organismos correspondientes del propio Cuerpo o Consejo Regional, se decida actuar frente a eventuales derivaciones de incendios forestales, siempre y cuando estas amenacen lugares poblados o bienes no forestales.