MARTIR DE LA CUARTA COMPAÑIA DE BOMBEROS DE MAIPU
RAUL MASSONE NORAMBUENA (Q.E.P.D)
05-05-1962
62 AÑOS SE CUMPLEN HOY
Hace 62 años, el 5 de mayo de 1962 una tragedia llenó de dolor a mi familia enlutando a mi compañía y al Cuerpo de Bomberos de Maipú.
Han pasado once lustros y el devenir del tiempo va cubriendo los detalles, lo que hace que las siguientes generaciones de voluntarios –muchas veces– desconozcan la verdadera historia de lo ocurrido. Todos sabemos que nuestro mártir murió muy joven.
Por haber sido partícipe del desafortunado accidente, deseo compartir antecedentes que estoy seguro son desconocidos para la gran mayoría.
Por ejemplo: ¿Cuánto sabemos de la vida del Tte. 1° Raúl Massone Norambuena?, ¿cómo falleció?, ¿pudo haberse salvado?, ¿cómo llegó a nuestra Cuarta el carro portaescalas que generó el accidente?
Comenzaré con la vida de nuestro mártir. Nació el 15 de agosto de 1944. Fue el segundo hijo varón del matrimonio formado por doña Julia Norambuena Araya y don Raúl Massone Savignone. Sus estudios primarios los realizó en la Escuela José Abelardo Núñez y cursó los estudios secundarios en el Liceo Manuel Bulnes. Lo recuerdo como un “lolo” alegre, amistoso y servicial.
Ingresó a la Compañía, siguiendo los pasos de su hermano mayor. Fue fundador de la Guardia Nocturna de la que fue su primer jefe.
La historia del Carro Bomba comienza en Suiza en 1896 cuando en la ciudad de Arbón, Adolf Saurer crea una fábrica de camiones. Posteriormente la amplía fabricando carros bomba mixtos. En 1924 este carro llega a la 5° Compañía de Bomberos de Santiago y después de algunos años esta, todavía moderna máquina, es vendida al Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, siendo destinada a la 2° Compañía de ese cuerpo, sirviendo allí más de 12 años.
En 1957, el 12 de octubre se oficializa la creación de nuestra compañía y dentro de sus fundadores había dos voluntarios de la 2° de Ñuñoa, don Carlos Meléndez George, nuestro primer Director y don Carlos Cifuentes Chávez, nuestro primer Capitán. Sus nombres están inmortalizados en las dos hachas ceremoniales que acompañan a nuestro estandarte. Estos fundadores, en una decisión brillante deciden solicitar el traspaso a nuestra 4° Compañía del viejo carro portaescala Saurer, ya considerado una reliquia.
La ley prohíbe los obsequios entre Cuerpos de Bomberos, de modo que el Directorio del Cuerpo de Bomberos encabezado por el Superintendente don Francisco Lyon Sepúlveda, después de debatir la solicitud determina la venta en la suma simbólica de $400, monto que además es reunido por los propios voluntarios de la 2° de Ñuñoa. Así, a fines de 1958 recibimos en nuestra compañía al Carro Bomba Portaescalas que apodamos “PANCHO” en agradecimiento a las gestiones del Superintendente.
A las 15:15 hrs. del sábado 5 de mayo de 1962 recibimos telefónicamente una alarma de incendio en la antigua estación de Maipú. Prestamente los siete voluntarios que estábamos en el Cuartel abrimos los portones de la sala de máquinas y tripulamos el “PANCHO”. Al volante un muy querido y siempre recordado amigo, Ramón Chamorro Concha.
Sentado a su derecha en la cabina descubierta, quien les habla y ocupando el último asiento delantero el voluntario Nelson Farinelli Palma. En los asientos laterales, espalda con espalda Denes Magliona, Patricio Santibáñez, Gustavo Salazar Valdés y Rafael González.
Sale la máquina y a los dos metros se detiene. Nunca quedó aclarada la causa de la detención, se barajaron dos hipótesis: Había que cebar el carburador o estaba cerrada la llave de paso del combustible. Ramón baja y destapa el motor, solucionando la dificultad y esta detención permite al Tte. Massone llegar corriendo y tomar el mando desplazando al voluntario Farinelli a un asiento lateral posterior.
Frente al número 1282 de la Avenida Pajaritos el carro vira violentamente hacia la derecha y se estrella contra el único árbol grueso de toda la cuadra aplastando al Tte. 1° y reventándolo en la zona media. En las dos ambulancias que llegaron, transportaron al Tte. 1° acompañado del voluntario Salazar y en otra a Ramón Chamorro y a quien les habla. Por primera vez en la historia de Chile ese día 5 de mayo los médicos de las postas estaban en huelga, de modo que al encontrar cerrada la posta de calle Chacabuco, las ambulancias siguieron hasta la calle San Francisco en Santiago, donde estaba la antigua posta Central. Al bajar las camillas de las ambulancias el voluntario Salazar tomando la mano de mi hermano le preguntó: “¿cómo te sentís cabrito?” y el herido le contesta: “bien, no siento ningún dolor”. Giró la cabeza hacia el lado y falleció. Vi morir a mi hermano. Del accidente hubo heridos leves, graves y un fallecido. Leves Farinelli y Chamorro, más grave, yo con 14 meses enyesado. El certificado de defunción del Tte. 1° dio como causa, muerte por anemia aguda, fracturas múltiples y laceraciones.
Esta es la historia de lo ocurrido hace 55 años y que ayer, hoy y siempre convocará a los Bomberos de Maipú, acompañados por sus camaradas del Cuerpo.
Mi padre también Bombero integrante de esta Compañía le dedicó un poema que está en los pasillos de nuestro cuartel, que finaliza diciendo:
“Vestido de Bombero
Dios se lo llevó…”