MARTIR DE LA PRIMERA COMPAÑIA DE BOMBEROS DE SAN BERNARDO
JUAN GUZMAN ORTIZ (Q.E.P.D)
19-09-1930
94 AÑOS SE CUMPLEN HOY
Corrían los alegres días del mes de Septiembre de 1930, y toda la ciudad como en todo Chile, se prestaba para la conmemoración una vez más de las Fiestas Patrias.
En la Primera Compañía tampoco se era ajeno el participar de estas festividades tan nuestras, en la torre de nuestro cuartel lucía bella y juguetona la bandera con el viento, y nuestros colores patrios el blanco y el rojo, y escondido coquetamente el azul con su estrella solitaria.
Fue entonces el día 18 de Septiembre de1930, a eso de las 12:00 hrs. Cuando comenzó a tocar la paila, esa misma paila, que ahora duerme frente a la Plaza en un sueño de glorias pasadas. La campana sonaba llevando por todos los rincones la alarma, la que se confundía con el penoso ulular de las sirenas.
Carreras apresuradas de bomberos en dirección al cuartel, entonces una vez ahí se supo el lugar de la cita mortal. En la Maestranza fue la frase que corrió de boca en boca, entre los muchos que se apostaban frente al cuartel para ver salir las bombas, o para comentar sobre el lugar que nos llamaba a combatir.
La gente se allegaba a los voluntarios que se encontraban para retener noticias, ya que en ese entonces eran muy pocos teléfonos, mientras la brisa seguía acariciando la bandera y llevando el triste sonar de la paila. El llamado llegó así a oídos de la morada de un primerino, JUAN GUZMAN ORTIZ, quien como en todo lugar celebraba junto a su familia su dieciocho, sin pensar siquiera que sería el último de su vida, pues el destino lo señalaba para ser bombero y también el primer mártir de la Institución.
Juan llega presuroso al cuartel y viendo que ya su máquina había partido y en conocimiento de donde requerían sus servicios, tomó impulso y se largó en una loca carrera, una carrera que resultaría ser fatal, Juan Guzmán Ortiz corría presuroso y desesperado a pesar de la tenaz oposición que le imponía ya su cansado cuerpo, él le exigía más y más.
Todas las personas que lo veían correr en forma desesperada no comprendían su actitud, pero nosotros los Bomberos sí: en ocasiones cuando un bombero es violentado, como lo era Juan Guzmán Ortiz, con mil impedimentos, tales como su cansancio, las miradas irónicas de quienes lo miraban correr. Era la chispa que tenemos nosotros, se convierte en llama y cuando más obstáculos se nos presentan, más se nos intensifica esta llama.
De este maratón mortal, Juan Guzmán, no tuvo notoriedad deportiva mundial, ni lucro financiero, pero es que ese voluntario obedecía a que el llamado esta ahí, ante él, como un desafió y lo acepto con plenitud y al aceptarlo lo pagó con lo mejor de sí, su propia vida.
Y si no obtuvo premios por esa carrera, tuvo lo que muy pocos bomberos pueden tener, que su nombre y figura se conviertan en un símbolo para el Cuerpo de Bomberos de San Bernardo, en especial para la Primera Compañía, la que año tras año realiza en su homenaje un ejercicio bomberil y una romería al cementerio.
JUAN GUZMAN ORTIZ (Q.E.P.D)
19-09-1930
94 AÑOS SE CUMPLEN HOY
Corrían los alegres días del mes de Septiembre de 1930, y toda la ciudad como en todo Chile, se prestaba para la conmemoración una vez más de las Fiestas Patrias.
En la Primera Compañía tampoco se era ajeno el participar de estas festividades tan nuestras, en la torre de nuestro cuartel lucía bella y juguetona la bandera con el viento, y nuestros colores patrios el blanco y el rojo, y escondido coquetamente el azul con su estrella solitaria.
Fue entonces el día 18 de Septiembre de1930, a eso de las 12:00 hrs. Cuando comenzó a tocar la paila, esa misma paila, que ahora duerme frente a la Plaza en un sueño de glorias pasadas. La campana sonaba llevando por todos los rincones la alarma, la que se confundía con el penoso ulular de las sirenas.
Carreras apresuradas de bomberos en dirección al cuartel, entonces una vez ahí se supo el lugar de la cita mortal. En la Maestranza fue la frase que corrió de boca en boca, entre los muchos que se apostaban frente al cuartel para ver salir las bombas, o para comentar sobre el lugar que nos llamaba a combatir.
La gente se allegaba a los voluntarios que se encontraban para retener noticias, ya que en ese entonces eran muy pocos teléfonos, mientras la brisa seguía acariciando la bandera y llevando el triste sonar de la paila. El llamado llegó así a oídos de la morada de un primerino, JUAN GUZMAN ORTIZ, quien como en todo lugar celebraba junto a su familia su dieciocho, sin pensar siquiera que sería el último de su vida, pues el destino lo señalaba para ser bombero y también el primer mártir de la Institución.
Juan llega presuroso al cuartel y viendo que ya su máquina había partido y en conocimiento de donde requerían sus servicios, tomó impulso y se largó en una loca carrera, una carrera que resultaría ser fatal, Juan Guzmán Ortiz corría presuroso y desesperado a pesar de la tenaz oposición que le imponía ya su cansado cuerpo, él le exigía más y más.
Todas las personas que lo veían correr en forma desesperada no comprendían su actitud, pero nosotros los Bomberos sí: en ocasiones cuando un bombero es violentado, como lo era Juan Guzmán Ortiz, con mil impedimentos, tales como su cansancio, las miradas irónicas de quienes lo miraban correr. Era la chispa que tenemos nosotros, se convierte en llama y cuando más obstáculos se nos presentan, más se nos intensifica esta llama.
De este maratón mortal, Juan Guzmán, no tuvo notoriedad deportiva mundial, ni lucro financiero, pero es que ese voluntario obedecía a que el llamado esta ahí, ante él, como un desafió y lo acepto con plenitud y al aceptarlo lo pagó con lo mejor de sí, su propia vida.
Y si no obtuvo premios por esa carrera, tuvo lo que muy pocos bomberos pueden tener, que su nombre y figura se conviertan en un símbolo para el Cuerpo de Bomberos de San Bernardo, en especial para la Primera Compañía, la que año tras año realiza en su homenaje un ejercicio bomberil y una romería al cementerio.