No tengo idea sobre la ubicación de cada uno de los foristas que han opinado hasta el momento, pero para los que no fueron al incendio, y que les interese algo más que hacer el deporte de cada incendio como es criticar a Santiago, les puedo contar lo siguiente:
El hongo que produjo el incendio en sus primeros minutos fue tan grande e intenso que se vio casi desde toda la ciudad. Yo estaba en la rotonda Perez Zujovic (Vitacura) cuando me enteré del incendio y al mirar hacia el poniente se veia una impresionante columna de humo. Estoy hablando de cuántos, fácil unos 15 kilómetros de distancia.
Lo que se quemó no fue una fábrica de neumáticos. Se trataba de una recuperadora de neumáticos. En ella, despues de varios procesos, los neumáticos son desarmados y picados hasta quedar convertidos en unos pequeños pellets de goma, materia que es utilizada para la elaboración de otros productos.
Lo que se quemó fue el material almacenado al interior de las bodegas de acopio, un cajón grande de unos 80 por 10 metros, rodeado de altos muros cortafuegos de ladrillo, los que evitaron la propagación del fuego a las viviendas colindantes, ántes de la llegada de bomberos. Cabe mencionar que la empresa estaba (digo estaba por que no creo que vuelva a funcionar) ubicada en una manzana rodeada de casas e inserta en una de las poblaciones complicadas de Estación Central.
Quiero destacar que, pese a la presencia de miles de metros cúbicos de esos pellets de goma, más una variedad de productos químicos, el fuego fue controlado rápida y efectivamente por personal del CBS asistente al lugar. La carga combustible de la bodega era enorme, pero aun así el fuego no consumió todo su contenido. No señor, la labor de bomberos aplacó el incendio logrando que unra gran cantidad de los elementos guardados no entraran en combustión. Creo que considerando la carga combustible y el resultado final, eso habla por sí ´solo de la efectiva labor del CBS.
Guantes más, guantes menos, Junge o Yungue (de la {ultima forma es como aparece oficialmente en los planos de la ciudad), pitónes aguja o automáticos, el resultado final fue excelente. Las casa aledañas sufrieron cero daño por el incendio y se salvo buena parte de las materia primas de la fábrica.
La muerte del propietario es tema aparte. Según la versión de un vecino que le ayudó en el rescate de sus enseres de oficina, la persona fallecida se exigio físicamente mucho y si le sumanos la tensión nerviosa al ver como ardia su trabajo, le provocaron un infarto, que fue lo que finalmente le costó la vida.