Estimados, los invito a mirar más allá de la visera del casco.
El sólo hecho que se experimente en articular una respuesta nacional e institucional a una emergencia local es un tremendo avance.
Más allá de las personas y de los mayores o menores méritos de cada cual (habrá, como siempre, pros y contras para todos), quizás no nos damos cuenta que se está dando un poderoso (y más que imprescindible) salto adelante.
En esto, creo humildemente, debemos todos apoyar y, por una vez, dejar a un lado los celos bomberiles que, créanme, sólo los vemos los voluntarios (para el público somos todos lo mismos, estemos en Colchane, en San Bernardo o en Hornopirén: Bomberos, hombres de casco y cotona)y nos causan un tremendo daño. Este proceso que se inicia tendrá problemas y cometerá errores, pero es muy valioso.
Bien por esta experiencia, bien por el intento, apoyemos y esperemos que las cosas resulten bien y vayamos, como bomberos chilenos, todos, aprendiendo unos de otros y de este novedoso trabajo en común.
Si realmente aprendemos a trabajar unidos, va ganar cada Cuerpo (del norte, del sur, grandes, chicos o medianos) y, lo que es más importante, va a ganar la comunidad.