El perfil del bombero sudamericano
José Musse
Publicado - Published: 13/07/2004
Empezaré comentando sobre la elaboración de normas, tema aplicado a este, pues el perfil debe corresponder a un estándar escrito y en muchos otros casos de nuestra profesión se requiere que manejemos el concepto de normatividad. Parecería lógico que antes de hablar de un perfil para el bombero sudamericano definamos uno más local, es decir a nivel nacional, para luego en algún congreso hemisférico podamos concertar un estándar invariable. Lamentablemente las cosas no funcionan así. Estoy convencido que este perfil no será definido con facilidad por muchos países porque las personas no se adecuan a los sistemas sino que son los sistemas los que se acomodan a las personas según la conveniencia de los que ostentan el poder. Los cargos y nombramientos son hechuras y confecciones de favores, laudos y feudos.
La definición de un perfil de bombero debe contener los parámetros académicos, físicos y psicológicos. En América Latina solemos copiar las cosas y las copiamos mal. Se toma una norma estadounidense, europea o asiática según la formación, preferencia y gusto de los normalizadores y se realizan unos ajustes, en su mayoría caprichosos, según mi experiencia, esos ajustes son exactos para que los normalizadores no se vean amenazados ellos mismos ni sus amigachos.
La norma técnica peruana de extintores, NTP 350.043 fue elaborada por comerciantes de equipos contra incendios, reconocidos con facilidad en suma del 99% de los votos, no diré el 100% por la sencilla razón que no conozco a todos los del caricaturesco Comité. Aún los firmantes como bomberos y cámara de comercio, de bajo de ello, también vendían equipos contra incendio o tenían claros intereses económicos. Poco importa si eran honrados o no, el conflicto de interés y ético salta a la vista. No es de extrañar que esa norma no sirva para nada bueno.
Por ello debo hacer mi primera conclusión. La elaboración del perfil del bombero sudamericano no debe ser elaborada exclusivamente por bomberos. Esto resultaría incestuoso. Psicólogos, fisiólogos, entre otros profesionales no vinculados con los servicios de emergencia deben equilibrar los requerimientos.
Lo mejor y entendible de la norma peruana de extintores, es copia fiel línea por línea y letra por letra de la norma norteamericana NFPA 10, incluyendo los diagramas de distribución de extintores. Así de ridículo, la genialidad de los integrantes de aquel comitecillo no da ni para hacer un diagrama original, también debía ser copiado, el colmo de la pobreza intelectual. Conclusión, compre la NFPA 10 y ahórrese traumas.
Igual tenemos la NFPA 1001 y NFPA 1021 para el caso de bomberos y oficiales de bomberos. Los requerimientos de exigencia física y de aptitud académica están bien definidos.
Entiendo perfectamente los alcances técnicos, legales, políticos y geopolíticos de lo que propongo. Las normas técnicas que emite un país son soberanas y de obligado cumplimiento. Ahora bien la NFPA no es más que una entidad que no pertenece al gobierno estadounidense y que sin embargo, la validez y vitalidad de sus propuestas obliga a muchos Estados de la Unión asimilarlas y aceptarlas en muchos casos con pocas modificaciones.
Estando así las cosas, cabe que soberanamente uno las acepte y si piensa hacer modificaciones que estas sean hechas por comités equilibrados. Me parece que Chile y México ya han participado oficialmente en normas de la NFPA.
Volviendo al caso del perfil del bombero sudamericano, dejémonos de tonterías. Está todo escrito en las normas mencionadas. Ahora bien si piensa modificarlas o enriquecerlas, me parece bien pues todo es perfectible y estas mismas normas aceptan mejoras, así que en lugar de trabajar aisladamente asimílese a una de esas organizaciones multidisciplinarias, que si su perfil profesional está a la altura universal podrá ser parte del comité o hasta ser director del mismo.
Quería decirle, que el mundo en este nivel es sumamente competitivo y muchas veces es necesaria una dosis suficiente de humildad, para saber que el espacio que uno ocupa está más para llevar adelante el cumplimiento de las normas antes que ser un “modificador” de las mismas.
A los países y ciudadanos que crean que pueden elaborar sus propias normas y que tengan claro que no están para copiar sino que se sienten listos para modificar, deben tener presente lo siguiente:
Primero, no se copian las normas para luego alterarlas ligeramente. Eso no es emitir normatividad sino estupidez.
Segundo, la norma es el resultado de una tecnología, de una maquinaria tecnológica que soporta las conclusiones técnicas.
Las universidades entregan profesionales que deben estar enterados del tema a tratar o brindar a la sociedad el soporte profesional que necesita para resolver sus problemas. Primer escollo para abortar muchas “propuestas” de normas técnicas. En muchos países no se gradúan ingenieros de incendios, prevencionistas ni siquiera investigadores de incendios. Para agravar su situación académica y cultural, en resumidas cuentas, muchos bomberos lindan con el analfabetismo profesional.
Luego de la base profesional se requieren laboratorios de ensayo para adelantar investigaciones científicas. Luego tenemos que pensar en la capacidad editorial para cubrir el ancho espectro de informar los alcances y otorgar ayudas para el cumplimiento de la norma, así como lectura complementaria que ayude a la sociedad informándole como se llegó a tales conclusiones y lograr la retroalimentación de experiencias que sirvan para la renovación tecnológica de las mismas normas en un sistema escalar de mejoramiento continuo, es decir una recopilación libresca de casos de estudio.
Volvemos a las escuelas profesionales que ayudan a divulgar la norma y entrenen un regimiento de hombres tanto para hacerla cumplir como para crear formadores que eduquen sobre la normativa vigente. Finalmente el apoyo legal que la convierta en obligatoria.
Todo esto funciona piramidalmente, en la cúspide está la norma misma. Desgraciadamente en América Latina copiamos la norma y nos olvidamos de sus bases y por ello no se aplican, no funciona ni se implementan. Eso pasa no porque seamos pobres sino arrogantes, continuamente menospreciamos la educación y esto nos pasa una terrible factura. En los países de mayor desarrollo, las universidades son cimiente de propuestas y soluciones.
RETO MAYOR PARA DEFINIR UN PERFIL
Asesorando a varios servicios de emergencia de habla hispana he escuchado mucho sobre perfiles psicológicos. El buen bombero es interactivo, deportista, de vida sana, participativo, de buen diente, comunitario, de consenso de decisiones, solidario, entrometido, chismoso, peligrosamente fanático con su trabajo. Este último rasgo es peligroso y debe detectarse, pues el bombero termina en una egolatría profesional que no permite la autocrítica y le hace creer que su organización es intocable. Un psicólogo me decía que según había comprobado en su experiencia, el índice de divorcio entre bomberos resultaba mayor al de la policía. Excesiva dedicación profesional degenera en una pobreza de vida. El ser humano debe entender a temprana edad que se deben cumplir varios roles en simultáneo. Hijo, hermano, padre, profesional, esposo, amigo, etc.
Es el bombero patético que no sabe más que hablar de incendios y emergencias. Pierde sentido de la realidad y enmudece en las reuniones sociales, se auto excluye.
Otro psicólogo, uno peruano, me decía que en las organizaciones voluntarias hay que sospechar de aquel que quiere ser bombero a edad adulta. ¿Qué le falta en su vida a este individuo que necesita complementarse con un uniforme? Si tiene carencias no viene a dar sino a sacar. Si es jovenzuelo, solo busca adrenalina, emociones fuertes y aventura, quizá un sueño infantil insatisfecho. Una opción más limpia y clara, además de moldeable y por ser mozo, madurable.
APLICANDO LA NFPA 1001 Y 1021
No parecería muy dificultoso aplicar estas normas. Tratando este tema en la videoconferencia “Las Mujeres Bombero” advertía sobre el problema de las tallas. Los anglosajones y europidos parecen ser más altos. Esto no es verdad o en tal caso, es una verdad que merece explicación.
Apenas la segunda generación de españoles nacidos posteriormente a la Guerra Civil resultaban ser más altos. Una mejor alimentación explicaba su mayor contextura. Una mejor economía permitía alimentación rica y balanceada. No olvidemos que muchos cronistas hablan de indios altos como Atahualpa.
Hoy la pobreza endémica fuerza a tener bomberos pequeñitos que esforzadamente alcanzan a sacar una escala manual de un auto bomba. Cuando hablo de pobreza social se incluye a las clases altas pues el menú alimenticio se extiende. En Perú el tradicional arroz con pollo fue antes arroz con cerdo, la pobreza transforma los usos y costumbres. En la cocina colonial predominaba el uso del aceite de olivo, desde hace siglos la mayoría de sudamericanos usa aceite vegetal.
Si uno camina por el rico barrio chino del centro de Lima, descubrirá que debido al excesivo costo del pato asado, ahora se ofrece el pollo asado, desconocido en estas tierras en mi niñez, supongo que una nueva generación alimentada con pollo asado al estilo mandarín, encontrará en un futuro, de paladar extraño el pato asado, habrá pasado lo mismo que con el arroz con pollo.
Empobrecidas sociedades encontrarán obstáculos mayores en perfiles físicos de bomberos.
Con tan grandes exigencias y poco de donde escoger, no nos queda más que hacer las instituciones atractivas y sólidas. Nadie quiere ser peón, ni víctima abusada, sino ser parte de una maquinaria útil. Esto último de mayor relevancia en Sudamérica donde las organizaciones bomberiles son predominantemente voluntarias.
Ni más remedio que apostar por corporativos proactivos, propositivos, participativos y honrados. La fortaleza moral es la mejor arma para atraer a los mejores hombres y mujeres de una sociedad. El gregarismo es una herramienta de vital conocimiento en el crecimiento organizacional. La chusma solo se junta con la gentuza. El lumpen tolera todo, aguanta todo y entrega igual bajísima calidad. La definición de un perfil de bombero es la primera línea de defensa para el progreso.
(*): Site del autor:
www.josemusse.com