La última vez que me tocó vender, venía llegando desde La Serena a pasar el fin de año, me tocó vender mis 23 talonarios... al final mandé todo a la cresta y pagué los número yo (una parte) venía a descansar y no iba a perder el tiempo vendiendo números... Ahora que estoy fuera de la institución, precisamente los números es algo que es un recuerdo no grato.