EN EL BAILE DE BOMBEROS DE SÉVIGNÉ.
Dos amigas que trabajan en hoteles cercanos al Parque de Bomberos de Sévigné asisten al Baile de los Bomberos cada año.
Son las 20:00, y Julia y Laura se preparan para asistir al baile. Pero una pregunta no hace más que rondarles la cabeza:
¿Cómo nos vestimos para el Baile de los Bomberos?
"Es un baile…"
"¡Entonces un vestido largo de seda es la mejor opción!" asegura Laura.
"Pero un baile de bomberos" le objeta Julia.
"Entonces…¿un casco brillante y una escalera bajo el brazo? "
"Eso es demasiado. Ponte algo clásico, seguro que encontraremos algunos accesorios en el parque de bomberos para completar nuestro look"
Diecisiete camisas y siete pantalones más tarde, las chicas ya están listas en la puerta del Parque de Bomberos. Son las 21:00 y a pesar de la lluvia torrencial ya hay una cola de más de 500 metros en la Rue de Rivoli. Pero ellas prefieren no esperar:
- "Venimos de parismarais.com".
- “Muy bien señoritas, pueden pasar, están en la lista”.
De este modo consiguen saltarse sin escrúpulos las 2 horas de cola y entran a la fiesta para admirar con ojos llenos de emoción las sonrisas de todos los bomberos recién afeitados que ya se encuentran dentro.
"Es increíble, ni una barba, ¡ni siquiera un solo pelo en la cabeza!" exclama Laura.
"Es normal, trabajan a diario en contacto directo con el fuego"
"Ah claro, si les cayese el pelo en los ojos no podrían ver bien"
"No, ¡se quemarían!"
"Pobrecitos, es un trabajo muy peligroso. Yo pensaba que normalmente solo rescataban gatos atrapados en árboles."
"¡Anda, calla y vamos a beber champán!"
En ese momento un bombero descorcha una botella de champán y las chicas comienzan a fotografiarles:
"Mira sus bíceps: ¡son del tamaño de mi cabeza!"
Las chicas deciden refugiarse de la lluvia bajo las lonas, mientras que otros, importándoles poco la lluvia, bailan al ritmo de la música con sus impermeables. A las 22, el ambiente es ya increíble.
"¡Vamos a bailar la Macarena!" dice con entusiasmo Laura.
Los bomberos consiguen hacer vibrar a los “bobos” (“burgueses bohemios”) del Marais al son de éxitos de los años 80 y 90 como Rasputin de Boney M, Barbie Girl de Aqua o Free from Désire de Gala. Un aura mágica hace brillar a los chicos del uniforme azul.
A las 11, el ambiente es ya muy ruidoso. Los turistas miran con ojos atónitos un baile de paraguas como no han visto otro igual y nuestras chicas van al bar donde el espíritu de equipo reina entre los bomberos.
"Mira, se acaban de dar una palmadita en el hombro, ¡qué amables!" dice Laura entusiasmada al ver la escena.
“Existe un gran sentimiento de hermandad entre los bomberos, debido a la dureza de su trabajo” dice Pierrick muy serio, un habitual del baile.
"Se nota que los bomberos se están divirtiendo menos que otros años”, lamenta Julia, “es una pena, porque ellos son los que suelen hacer que el ambiente sea único y especial”.
La actitud de los bomberos, siempre recatada, decepciona un poco a nuestras chicas, que esperaban un poco más “cercanía” de su parte. Así que deciden ir a hacer fotos a los “Legionnaires” pero, después de un intento de robo de un Kepí- una gorra-por parte de Julia y del descarado coqueteo por parte de alguno de los legionarios, deciden volver con los bomberos que “sí saben cómo comportarse”. La mezcla de música electrónica y disco satisface tanto a jóvenes como a mayores, que disfrutan juntos de este baile ya tradicional.
"¡Alguien me acaba de aplastar el pie!" se queja Laura.
"Es sólo un niño".
"¡Voy a pedirles a los bomberos que cuiden de mí!"
"No, no vayamos a molestarles, que ¡bastante trabajo tienen ya! Piensa en todos esos gatos atrapados en árboles, ¡que egoísta!"
"Está bien, me quedaré aquí en el cuartel, donde estamos seguras y felices".
"Está bien, ¿te gusta alguno?"
"Sí, el de azul con el pelo corto".
A media noche, nuestras chicas se encuentran con un amigo, también fan del baile de los bomberos.
"Sí, como todo el mundo yo quería ser bombero cuando era pequeño, pero mi forma física deja mucho que desear, así que tengo que conformarme con venir al baile”.
"¡Escucho tambores!"
"Son los de la Batucada, música de percusión típica brasileña que se considera un subgénero de la samba. Se anunció en el programa".
"Si tú lo dices ... Parece una especie de danza de la lluvia", dice Laura, "en cualquier caso parece que funciona bien, porque no ha parado de llover en toda la noche” .
Algunos bomberos se refugian detrás de la barra para poder soltarse y bailar un poco, y Julia decide acercarse a uno de ellos.
"Este año es diferente a otros años, ¿no? Un poco más elegante y estricto”
“…”
"Genial, le has asustado. Creo que tenía un alto rango, porque tenía un montón de pins en su camisa”
“¡Ey, espera! ¿Qué significan las tres barras rojas que tienes sobre los hombros? ¿El número de cicatrices que tienes? ¿El número de gatos que has salvado? ¿El número de incendios que has apagado?"
"Mmmm, sólo significa “Caporal-chef".
"¡Qué interesante! Continúa".
"¿Has pedido una cerveza?"
"Mmm, sí. No es un chico muy hablador".
Julia decide intentarlo entonces con otro bombero
"Hola. Tú también tienes un montón de condecoraciones. Parece que los líderes son los oficiales con tres rayas, ¿no?”
"Señorita, mis barras son doradas y soy el capitán de la compañía 11, que cubre los distritos 4º, 3º y 11º, que incluye el parque de bomberos de Sévigné y Parmentier. Así que tengo bajo mi mando unas 470 hectáreas"
"Ese es el efecto del oro: te diferencia completamente de los demás. De todos modos, hay que felicitarles señores bomberos: todos los fuegos que han conseguido apagar se están avivando en esta fiesta”.
A las tres en punto de la mañana, los bomberos ya no dejan entrar a nadie más y la multitud va disminuyendo poco a poco, lo que hace al ambiente más tranquilo y acogedor para que nuestra chicas puede bailar al ritmo de Gotye.