MARTIR DE LA DECIMA COMPAÑIA DE BOMBEROS DE VALPARAISO
EDUARDO FARLEY (Q.E.P.D)
15-11-1858
166 AÑOS SE CUMPLEN HOY
El alma se paraliza y el espíritu parece penetrar en las profundidades del más allá, cuando se recuerda el nombre de los que vistiendo el uniforme del bombero voluntario, se han sacrificado y caído en la noble lucha contra el fuego. El joven Eduardo Farley, Teniente 3º de la 1ª Cía. de Hachas, Ganchos y Escaleras “Unión” de la antigua “Asociación contra Incendios de Valparaíso”, hoy Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, fue el primer Mártir de los Bomberos Voluntarios en Chile, accidentado en Acto de Servicio el 13 de noviembre de 1858, quien a raíz de las graves lesiones falleció dos días más tarde....
Pasarán los años, también las generaciones de hombres y mujeres que vistan el casco y la cotona del bombero voluntario en Chile; pero el recuerdo de sus camaradas de ideal bomberil caídos en el cumplimiento del deber se mantendrá vivo y latente por siempre a lo largo de nuestra patria, sin otra aspiración o anhelo de pago, que la satisfacción íntima que produce el cumplimiento del deber; pero todo esto no podrá borrar jamás el recuerdo histórico de quienes, en este proceso de sacrificios, y de sublime heroísmo, en esta ascensión de altruismo y abnegación, han sabido rendir el tributo de su preciosa sangre en el desempeño de su apostolado...
El recuerdo permanente de los mártires bomberiles será en adelante como un algo inspirador de sus actos, como un altar en que se fortalecen sus espíritus para continuar en su tarea por ruda y sacrificada que ella sea. Resonará en las filas de la Institución y en la historia de nuestra patria entera como un eco que no se acalla, como el llamado quejumbroso de una campana lejana, como el lamento de la madre, que asciende a lo alto, como la plegaria que rueda de mañana en mañana y de noche en noche, como la placa legendaria en honor de Leonidas y los trescientos guerreros Espartanos, que recuerda al viajero de todos los tiempos; que la humanidad sabe sentirse agradecida de quienes supieron morir por cumplir con su deber... tal como los 289 bomberos Mártires de Chile y particularmente los 68 héroes de la paz, que generosamente ha entregado el Cuerpo de Bomberos de Valparaíso. Frente a ellos nos inclinamos reverentes ante la majestad de sus tumbas, que nos inunda de dolor y pesar, y ante la que inclinamos la rodilla y elevamos el corazón.
A todos ellos, la patria agradecida rinde homenaje en el recuerdo a Eduardo Farley, quien hace ya 150 años, en la ciudad de Valparaíso, supo rendir el tributo de su preciosa sangre en el desempeño de su apostolado, sin otra aspiración o anhelo de pago, que la satisfacción íntima que produce el cumplimiento del deber voluntariamente aceptado. Seguid su huella de heroísmo y sacrificio, y la herencia sagrada que nos ha dejado, pues ellas son el norte que guía el lema de “Abnegación y Constancia” del Cuerpo madre de los bomberos de Chile.
El Teniente 3º Eduardo Farley de la 1ª Cía. de Hachas Ganchos y Escaleras “Unión”, fue el primer Mártir de la “Asociación contra Incendios de Valparaíso” y de los bomberos voluntarios de Chile. Era de origen británico y no obstante su juventud; padre de una numerosa familia, falleció en Acto de Servicio el 15 de noviembre de 1858, luego de dos días de agonía a raíz de las graves heridas y la fractura de la columna vertebral, recibidas al caer desde un segundo piso mientras combatía el fuego. El incendio iniciado a las 10,30 horas del 13 de noviembre en una chimenea del Club de la Unión de Valparaíso en el Pasaje Waddington, arrasó gran parte de la calle del Cabo (hoy Esmeralda), la Plaza del Orden (hoy Presidente Aníbal Pinto Garmendia) y la calle San Juan de Dios (hoy Almirante Carlos Condell de la Haza), hasta la calle de Bella-Vista, reduciendo a escombros, la Imprenta del Diario El Mercurio, el Banco de Valparaíso, la Fábrica de Muebles “Americana”, los más suntuosos almacenes y las más bellas tiendas de moda europea de Valparaíso y gran cantidad de residencias particulares, incluyendo el Cuartel de la 5ª Cía. “Francesa”.
El diario El Mercurio del día siguiente 14 de noviembre de 1858 reseñaba el terrible incendio en estos términos:
Grande Incendio en la Ciudad..- ...los magníficos pasajes de los sres. Edwards y Cousiño, la Imprenta del Diario, el Banco de Valparaíso, la Fábrica de Vapor Norte Americana, los hermosos edificios de los Sres. Solar y Gatica, los más suntuosos almacenes y las más bellas tiendas de moda de Valparaíso, contenidas en estas cuatro calles, y de las cuales podía con razón enorgullecerse , son más que un montón de ruinas...La consternación que este hecho ha producido y los episodios de esas 7 horas de combate entre las compañías de bomberos y el voraz elemento, ni el cuadro que ofrecen ahora mismo los edificios incendiados, son para referirse en un artículo de periódico... Valparaíso no ha presenciado un desastre semejante ni ha sido jamás teatro de escenas tan afligente...”
El incendio descrito originó la destrucción de los edificios ubicados en seis cuadras, comprendidas entre las calles Del Cabo (hoy Esmeralda) hasta la quebrada de San Juan de Dios, incluida la playa del Orden (ubicada en el sector costero entre lo que son hoy las Plazas de la Victoria y Aníbal Pinto. La lucha contra el fuego se prolongó por espacio de siete horas, debiendo batallar contra la voracidad de las llamas, bajo una lluvia torrencial y un fortísimo viento del norte que alimentaba el fuego y lo desplazaba a la parte alta, hacia la calle San Juan de Dios (hoy Carlos Condell de la Haza). Las pérdidas fueron millonarias y se estimaron en $ 4.000.000.- de la época
El Tte. Farley se encontraba trabajando junto a un grupo de bomberos voluntarios en la techumbre de la Fábrica de Muebles Americana, ubicada en Esmeralda 1170 (hoy Panadería Aníbal Pinto), de propiedad del ciudadano británico señor Williams, de pronto la techumbre cedió precipitándose al primer piso con las consecuencias señaladas.
Sus funerales se realizaron el día 16 de noviembre a las 09,00 horas y fueron de gran solemnidad, saliendo el enorme cortejo desde el antiguo edificio de la Bolsa Comercial (Cuartel General de Bomberos en aquella época) hasta el Cementerio de Extranjeros como se conocía el Cementerio de Disidentes, ubicado en el Cerro del Panteón. Un marco impresionante de gente acompañó a lo largo del trayecto el féretro con los restos del Teniente Farley; prácticamente toda la ciudad encabezada por el Intendente de la Provincia don Manuel Valenzuela Castillo y el Alcalde don José Ramón Sánchez, asistió a despedir a este primer héroe de la paz. En el cementerio fue despedido entre otros por el voluntario de la 4ª Compañía “Española”, señor Valentín de Guezuraga Diez, quien recitó un soneto a la memoria del señor Farley.