Yellow Stone ¿Solo es el Oso Yogui? o ¿El Armagedon?

Nacho

Comandante de Guardia
Miembro
Miembro Regular
Yellowstone es sinonimo del Hogar de Oso mas listo que la mayoria de los Osos.
pero ¿ES SOLO ESO?



images
images




Cuando Yellowstone estalle

Debajo del parque de Yellowstone, una monstruosa pluma de roca caliente levanta la tierra y la hace temblar. Las pasadas erupciones tuvieron una potencia comparable a la de mil montes Saint Helens. El futuro es imprevisible.

Por Joel Achenbach
Fotografías de Mark Thiessen / Ilustraciones de Hernán Cañellas
El 29 de agosto de 1870, un teniente del ejército de 30 años de edad llamado Gustavus Doane, integrante de una expedición de reconocimiento a la región de Yellowstone, en el territorio de Wyoming, trepó hasta la cumbre del monte Washburn, sobre el río Yellowstone. Mirando al sur, notó que faltaba algo en un tramo de las Rocosas: las montañas. A lo largo de muchos kilómetros, las únicas elevaciones se erguían a lo lejos, formando un paréntesis en torno a una extensa cuenca boscosa. Doane concibió una sola manera de explicar ese vacío. «La gran cuenca –escribió– fue antiguamente el vasto cráter de un volcán hoy extinguido.»
El teniente estaba en lo cierto: Yellowstone es un volcán, y no un volcán cualquiera. El par­que nacional más antiguo y famoso de Estados Unidos se encuentra justo encima de uno de los mayores volcanes de la Tierra. Sin embargo, Doane se equivocó en un aspecto crucial. El volcán de Yellowstone no está extinguido, sino inquietantemente activo.

Hay volcanes y supervolcanes.</STRONG> Para estos últimos no existe una definición aceptada por todo el mundo. El término fue popularizado por un documental que la BBC emitió el año 2000, pero algunos científicos lo utilizan para referirse a erupciones de una violencia y magnitud excepcionales. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) aplica el término para erupciones que expulsan más de 1.000 kiló&shy;metros cúbicos de rocas y ceniza en un solo episodio, es decir, para fenómenos cuya magnitud es más de 50 veces superior que la famosa erupción del Krakatoa de 1883, que acabó con la vida de más de 36.000 personas.
Los volcanes forman montañas; los supervolcanes las aniquilan. Los volcanes arrasan la flora y la fauna en varios kilómetros a la redonda; los supervolcanes pueden causar la extinción de toda una especie al inducir cambios en el clima de todo el planeta.
No existe ningún registro en la historia de la humanidad que dé testimonio de que un supervolcán haya entrado en erupción, pero los geólogos han podido reconstruir lo que debe de ser una de esas explosiones. En primer lugar se forma una pluma caliente que sube desde las profundidades del planeta y funde la roca justo por debajo de la corteza terrestre, creando una vasta cámara que contiene una mezcla a presión de magma, roca semisólida y gases disueltos, entre ellos vapor de agua y dióxido de carbono. Con el paso de miles de años, a medida que se acumula más magma, el suelo que cubre la cámara magmática empieza a abombarse, centímetro a centímetro. A lo largo de los bordes del domo se abren grietas, como si unos ladrones aserraran un agujero por debajo de un suelo de madera. Cuando a través de esas fracturas se libera la presión de la cámara magmática, los gases disueltos hacen explosión repentinamente, en una reacción colosal y desbocada. Es como «abrir una botella de Coca-Cola después de agitarla», dice Bob Christiansen, científico del USGS y uno de los primeros en investigar el volcán de Yellowstone en la década de 1960. Cuando la cámara magmática se queda vacía, la superficie se derrumba. Toda la región abombada se hunde. Lo que queda después es una caldera gigante.
El «punto caliente» responsable de la formación de la caldera de Yellowstone ha entrado en erupción decenas de veces en los últimos 18 millones de años. Como tiene su raíz en las profundidades de la Tierra, y está debajo de una placa tectónica que se desplaza hacia el sudoeste, sus erupciones anteriores han dejado una serie de calderas fantasmales, alineadas como las cuentas de un collar gigantesco a través del sur de Idaho, Oregón y Nevada. Las sucesivas coladas de lava han formado los espectrales paisajes lunares de la llanura del río Snake.
Las tres últimas supererupciones se produjeron en el propio Yellowstone. La más reciente, acaecida hace 640.000 años, fue mil veces más potente que la erupción del monte Saint Helens en 1980, en la que murieron 57 personas en el estado de Washington. Pero las cifras no bastan para captar el alcance de la catástrofe. Se calcula que la columna de cenizas arrojada por la explosión de Yellowstone alcanzó unos 30.000 metros de altura y cubrió de polvo todo el Oeste hasta el golfo de México. Los flujos piroclásticos (densas y letales nubes de rocas, cenizas y gases a 800 grados de temperatura) circularon por el territorio alcanzando alturas imponentes y llenaron valles enteros de un material tan pesado y caliente que quedó soldado como el asfalto sobre un paisaje antes lleno de vida. Y ése ni siquiera fue el episodio más violento de Yellowstone. Otra erupción hace 2,1 millones de años tuvo más del doble de potencia y dejó un agujero en el suelo del tamaño de la isla de Mallorca. Entre una y otra, hace 1,3 millones de años, hubo otra erupción menos violenta pero también devastadora.
En cada ocasión, todo el planeta debió de sentir los efectos. Los gases que llegaron a la estratosfera debieron de mezclarse con vapor de agua, creando una fina neblina de aerosoles de sulfato que atenuó la luz solar y sumiendo tal vez al mundo entero en varios años de «in&shy;&shy;vierno volcánico». Según creen algunos investigadores, el ADN de nuestra especie conserva la huella de una de esas catástrofes acaecida hace alrededor de 74.000 años, cuando un su&shy;&shy;pervolcán llamado Toba entró en erupción en Indonesia. El invierno volcánico resultante de la explosión pudo haber determinado un período de enfriamiento planetario que quizá redujo la población humana a unos pocos miles de individuos, lo que habría situado a nuestra especie al borde de la extinción.

Pese a su violencia,
los supervolcanes dejan pocos signos tras de sí, aparte de una vaga sensación de ausencia. La caldera de Yellowstone ha sido erosionada, colmada de lava y de cenizas de erupciones menores (la más reciente tuvo lugar hace 70.000 años) y suavizada por los glaciares. Cualquier cicatriz que quedara ha sido cubierta por bosques apacibles. Cuesta mucho verla, a menos que uno tenga buena vista, como Doane, o haya un geólogo a su lado.
«Está viendo dos terceras partes de la caldera –me dice Bob Smith–. Es tan enorme, que la gente no la distingue.» Smith es un geofísico de la Universidad de Utah y uno de los principales expertos en el supervolcán de Yellow&shy;stone. Estamos en la cima de Lake Butte, un mirador en el extremo oriental del lago Yellow&shy;&shy;stone y uno de los mejores lugares para apreciar la caldera. Pero no la veo. Puedo ver el lago, que se extiende a lo largo de varios kilómetros a nuestros pies, y unas pocas colinas al norte (viejos domos de lava). Pero no puedo seguir con la vista el borde de la caldera, porque gran parte se encuentra debajo del lago y también por su propia extensión: unos 72 kilómetros de diámetro. Como le sucedió a Doane en lo alto del monte Washburn, no veo más que montañas distantes en el horizonte, y entre ellas, al oeste, el vacío donde la tierra se tragó a sí misma en el transcurso de unos pocos días.
Aun así, los efectos de las erupciones pasadas tienen repercusiones profundas en el presente. Los pinos retorcidos que predominan en los bosques del parque están adaptados para crecer en suelos pobres en nutrientes, como los de la caldera de Yellowstone. También lo están los pinos blancos americanos, cuyos piñones sirven de sustento a los grizzlies y los osos negros.
Y desde luego, la tierra sigue hoy literalmente en ebullición. Las truchas que remontan los ríos no serían tan abundantes si las fuentes hi&shy;&shy;drotermales del fondo del gélido lago Yellow&shy;stone no caldearan el agua. El parque bulle de géiseres, fumarolas, volcanes de lodo y otras formas de actividad hidrotermal. De hecho, la mitad de los géiseres del planeta están aquí. Los fenómenos hidrotermales cambian constantemente de temperatura y comportamiento, y no dejan de aparecer otros nuevos, que en medio de los bosques escupen nubes de vapor visibles desde un avión y emiten unos gases tan tóxicos que, se dice, han fulminado bisontes.
Pese a esa «violentísima ebullición gaseosa», en palabras de uno de los primeros exploradores, durante mucho tiempo se creyó que el volcán que yace bajo el paisaje de Yellowstone estaba extinguido, como pen&shy;saba Doane, o al menos agonizante. De hecho, después de los estudios encargados por el gobier&shy;no federal en las postrimerías del siglo xix, la naturaleza volcánica de Yellowstone fue objeto de escasa atención científica durante décadas. Pero a finales de los años cincuenta un estudiante de posgrado de Harvard llamado Francis «Joe» Boyd reparó en la presencia de roca piroclástica soldada, una gruesa capa de ceniza calentada y compactada, que interpretó como un signo de flujos piroclásticos procedentes de una erupción explosiva reciente, en términos geológicos.
En 1965 Bob Christiansen encontró un se&shy;&shy;gundo depósito piroclástico soldado, distinto del anterior, y al año siguiente identificó con sus colegas un tercero. Mediante la técnica de datación por potasio-argón, determinaron que las tres capas eran producto de tres erupciones distintas. Cada una formó una caldera gigantesca, y la más reciente borró la mayoría de los signos de las dos anteriores.
Después, un día de 1973, Bob Smith y uno de sus colegas estaban trabajando en la isla Peale, en el South Arm (el «brazo meridional») del lago Yellowstone, cuando el primero observó algo extraño: algunos árboles a lo largo de la ribera estaban parcialmente sumergidos y moribundos. Smith ya había trabajado en la zona en 1956 y tenía previsto utilizar el mismo amarradero que en la expedición anterior. Sin embargo, el muelle también estaba inundado. ¿Qué estaba pasando?
Intrigado, Smith se dispuso a revisar los puntos geodésicos que los trabajadores del parque habían colocado desde 1923 en varios caminos que recorrían los bosques. Su estudio reveló que Hayden Valley, situado sobre la caldera al norte del lago, se había elevado unos 75 centímetros en las décadas transcurridas desde entonces, mientras que el extremo meridional del lago no se había levantado en absoluto. Como resultado, el extremo norte del lago había ascendido y empujado el agua hacia la ribera meridional. El suelo se estaba abovedando. El volcán estaba activo.
Smith publicó los resultados de su es&shy;&shy;tudio en 1979 y se refirió en varias entrevistas a Yellowstone como «una caldera que está viva y respira». Posteriormente, en 1985, tras producirse un «enjambre» de terremotos, la mayoría minúsculos, el suelo volvió a hundirse. Smith modificó entonces su metáfora: Yellowstone era ahora «una caldera viva, que respira y se agita».
En los años transcurridos desde entonces, Smith y sus colegas han utilizado todos los trucos que han podido idear para «ver» el subsuelo del parque. Poco a poco, la magnitud y el potencial del sistema volcánico subterráneo han ido desvelándose. En el nivel más superficial, el agua se infiltra varios kilómetros hacia el interior de la corteza terrestre, se calienta y vuelve a subir convertida en vapor, que alimenta los géiseres y las fumarolas. A unos ocho o diez kilómetros de profundidad se encuentra el techo de la cámara magmática, un depósito de roca parcialmente fundida de unos 50 kilómetros de ancho. En su interior, el magma basáltico está atrapado por el magma riolítico, que flota sobre el basalto líquido como la nata sobre la leche. Observando la propagación de las ondas sísmicas generadas por los terremotos a través de las rocas subsuperficiales de diferentes densidades, los científicos han descubierto que la cámara magmática está alimentada por una gigantesca pluma de roca fundida que asciende desde el manto superior de la Tierra, con unos 60 grados de inclinación hacia el noroeste, y cuya base está quizás unos 650 kilómetros por debajo de la su&shy;&shy;perficie. Cuando la pluma bombea más calor hacia la cámara, el terreno se abomba. Los pequeños terremotos permiten que los fluidos hidrotermales escapen a la superficie, lo que alivia la presión en el interior de la cámara y hace que el suelo vuelva a bajar. Tras el enjambre de terremotos de 1985 Yellowstone se hundió 20 centímetros en el transcurso de unos diez años. Luego volvió a levantarse, esta vez más deprisa. Desde 2004, algunas porciones de la caldera ascienden a un ritmo de casi ocho centímetros al año, mucho más rápido que cualquiera de los ascensos registrados desde que se iniciaron las observaciones minuciosas en los años setenta. La superficie sigue ascendiendo pese a un enjambre de terremotos de 11 días de duración que comenzó a finales de 2008 y desencadenó un torrente de rumores apocalípticos en Internet.
«Es lo que llamamos una caldera inestable –explica Smith–. El efecto final al cabo de muchos ciclos es reunir suficiente magma para entrar en erupción. Y no sabemos cuáles son esos ciclos.»
Así pues, la pregunta es si volverá a estallar. Es muy probable que en algún momento haya algún tipo de erupción, tal vez modesta, como la del monte Pinatubo en Filipinas, que causó la muerte a 800 personas en 1991. Pero se desconocen las probabilidades de que se produzca una erupción completa capaz de formar una caldera, un cataclismo que podría matar a miles de personas y sumir al planeta en un invierno volcánico. Podría suceder en el transcurso de nuestras vidas, o dentro de más de 100.000 años, o quizá no pase nunca. Bob Christiansen, actualmente retirado, sospecha que el supervolcán se mantiene bastante estable, a pesar de las señales de actividad. Durante la mayor parte de su historia, el punto caliente de Yellowstone ha formado calderas en la fina corteza del área del Basin and Range, el sistema de cuencas y sierras del Oeste de Estados Unidos. Ahora el punto caliente se encuentra bajo una corteza mucho más gruesa, donde las Rocosas alcanzan su mayor altitud.
«Creo que el sistema está más o menos equilibrado –dice Christiansen, y añade–, pero es una interpretación por la que no pondría la mano en el fuego.»

http://www.nationalgeographic.com.es/2009/08/10/cuando_yellowstone_estalle_2.html

yellowstone-volcano2.gif
yellowstone-geysers-nps-lg.gif
 

Nacho

Comandante de Guardia
Miembro
Miembro Regular
Cuando Yellowstone estalle

Debajo del parque de Yellowstone, una monstruosa pluma de roca caliente levanta la tierra y la hace temblar. Las pasadas erupciones tuvieron una potencia comparable a la de mil montes Saint Helens. El futuro es imprevisible.



La nieve fundida y el agua de lluvia, calentadas a cientos de metros de profundidad, salen despedidas del géiser Sawmill, alcanzando seis metros de altura. Los restos endurecidos de viejas coladas de lava cubren la mayor parte de la zona.


yellowstone1_714x476.jpg



Una imagen en infrarrojos del géiser Pump en acción revela la sangre bullente de la Tierra. Las zonas blancas hierven a unos 100 ºC. El azul corresponde al frío invernal.


yellowstone2_356x475.jpg


El agua rica en sílice fluye como oro líquido hacia el río Firehole. La decoloración está causada por un fina película de bacterias amantes de las altas temperaturas, que obtienen energía del manantial caliente

yellowstone3_317x475.jpg




Una imagen infrarroja del manantial del río Firehole revela una gradación térmica que va del blanco ardiente y el rojo caliente hasta los tibios verde y amarillo, y el frígido azul.
yellowstone4_356x475.jpg




El géiser Pump hierve y borbotea sobre un fondo de fríos azules, en esta fotografía infrarroja. Los frecuentes terremotos sacuden las «tuberías» de las fuentes termales de Yellowstone e impiden que los depósitos minerales las obstruyan.
yellowstone5_356x475.jpg



A modo de espectacular advertencia de la naturaleza inestable de la corteza terrestre, el Old Faithful («Viejo Fiel») levanta una columna de 55 metros de altura, hacia el cielo de finales del invierno. Alrededor de 100.000 accidentes hidrotérmicos, entre ellos más de 300 géiseres, burbujean y silban en el parque.
yellowstone6_317x475.jpg



Una sola erupción del Old Faithful («Viejo Fiel») libera más de 32.000 litros de agua hirviendo. A través de los años, pequeños temblores de tierra en los alrededores han alterado el horario del géiser y han hecho que su espectáculo, que antes se repetía regularmente una vez por hora, se vuelva un poco menos frecuente y menos predecible. Actualmente los turistas pueden admirarlo cada 90 minutos aproximadamente.
yellowstone7_714x476.jpg

http://www.nationalgeographic.com.es/2009/08/10/cuando_yellowstone_estalle.html
 

Nacho

Comandante de Guardia
Miembro
Miembro Regular
SU ERUPCIÓN PROVOCARÍA UN INVIERNO VOLCÁNICO
Un supervolcán bajo el Parque de Yellowstone, en EEUU

OLALLA CERNUDA

1112976677_0.jpg

Recreación de la erupción del supervolcán. (Foto: Discovery Channel)
pixeltrans.gif
pixeltrans.gif
flecha_ademas.gif
NOTICIAS RELACIONADAS

MADRID.- "Esta es una historia basada en hechos reales, aunque todavía no han sucedido". Así comienza un documental de Discovery Channel y la BBC que especula con la posibilidad de una catástrofe de proporciones desmesuradas. ¿El culpable? Un supervolcán. Concretamente, el que yace debajo del estadounidense Parque de Yellowstone.
El programa está basado en abundante documentación recopilada por más de 40 especialistas en vulcanología, geología, climatología, geografía o arqueología sobre estos gigantescos volcanes. El del Yellowstone ya ha entrado en erupción en tres ocasiones: una hace 2,1 millones de años, otra hace 1,2 millones de años y la más reciente hace 'sólo' 640.000 años. En las tres ocasiones fueron miles de veces (unas 6.000 concretamente) más potentes que la que en 1980 provocó la muerte de 57 personas y la destrucción de una amplia zona en el Monte Santa Helena, en Washington (EEUU).
1112976677_extras_ladillos_1_0.gif

En la actualidad, el suelo del Parque de Yellowstone emite entre 30 y 40 veces más calor que la media de América del Norte, y es precisamente este calor el que causa las atracciones hidrotermanles del parque, el lugar del mundo donde se puede encontrar la mayor concentración de geusers, aguas termales y vapores.
En el parque donde vivía el archifamoso 'oso Yogui' cada metro cuadrado de suelo emite una cantidad de calor equivalente a un watio, según han constatado los científicos. Si el calor de 50 metros cuadrados fuera convertido en electricidad, iluminaría una bombilla de 100 watios. Todo el parque emite calor suficiente como para iluminar una ciudad de más de dos millones de personas
Aunque existen supervolcanes en diferentes lugares del mundo, el que cuenta con mayor potencia letal es el que se encuentra justo debajo del parque de Yellowstone. Los científicos lo califican de 'gigante dormido', pero tras estudiar el movimiento del magma bajo el Parque y constatando la elevación media del suelo de Yellowstone -siete centímetros en los últimos años- han encendido las luces de alarma.
Las erupciones de supervolcanes, eso sí, no son muy frecuentes. En los últimos dos millones de años, sólo se han producido dos cada 100.000 años. Sin embargo, hace ya tres años que la Sociedad Geográfica británica lanzó una alerta mundial para que los gobiernos tuvieran en cuenta la posibilidad de la erupción de un supervolcán, fenómeno "hasta diez veces más probable que el choque de un asteroide contra la Tierra", aseguran.
1112976677_extras_ladillos_2_0.jpg

La erupción de Tambora provocó miles de muertos. (Foto: Discovery Channel)


"No queremos parecer sensacionalistas con este tema, pero esto (una erupción de un supervolcán) va a ocurrir", dice el profesor Stephen Self, geólogo de la Universidad de Milton Keynes y miembro del equipo de científicos que ha elaborado el documental. "No podemos predecir la fecha en que se producirá la erupción, pero acabamos de sufrir un desastre natural gigantesco en Asia, y debemos reflexionar sobre la posibilidad que ahora sea el turno de un volcán", dijo.
La última erupción de un volcán más devastadora de los últimos 10.000 años se produjo el 10 de abril de 1815 en el Monte Tambora, situado en la isla Sumbawa de Indonesia. Murieron miles de personas y todo un grupo étnico desapareció por completo en cuestión de segundos. Los científicos que han elaborado el documental 'Un año sin verano', de Discovery Channel, consideran que esta erupción podría haber sido una de las causantes del cambio climático.
Los años siguientes a la erupción, la temperatura de la Tierra descendió unos dos grados por debajo de la media habitual y se registraron varios 'desarreglos' climáticos, como la nevada de EEUU en pleno verano de 1816.
Algo más de un siglo antes, en 1783, las erupciones del monte Laki, en Islandia, provocaron una 'niebla seca' que invadió el norte de Europa durante todo el verano, así como unas temperaturas anormalmente bajas. En 1991, en Filipinas, la erupción del Pinatubo fue seguida por un descenso global en todo el mundo de 0,4ºC. Con los datos recopilados por los científicos, éstos concluyen que al menos seis erupciones de este tipo, capaces de alterar el clima de la Tierra, han ocurrido en el siglo XX, y prevén algunas más en el XXI.
Pero nada sería comparable a la erupción de un supervolcán. La fuerza de la erupción en forma de caldera en Yellowstone equivaldría a 1.000 bombas de Hiroshima cada segundo, y las cenizas y el gas emanado alcanzarían la atmósfera en segundos, provocando un invierno volcánico mundial.

www.elmundo.es
 

bluebird3

Moderador
Miembro del equipo
1 Dic 2010
32.938
1.146
8
Chile
El+volc%C3%A1n+bajo+el+parque+de+Yellowstone+es+m%C3%A1s+grande+de+lo+pensado


El volcán bajo el parque de Yellowstone es más grande de lo pensado
Así lo expresaron científicos de la Universidad de Utah, que advirtieron que una nueva erupción del volcán situado bajo el emblemático parque nacional estadounidense puede tener efectos catastróficos en todo el planeta.

Científicos estadounidenses dicen que el supervolcán que se encuentra bajo el parque nacional de Yellowstone, en el estado de Wyoming, Estados Unidos, es mucho más grande de lo que se pensaba.

La medición, realizada por investigadores de la Universidad de Utah, refleja que la cámara de magma es cerca de 250% más grande de los cálculos previos y se extiende por más de 90 kilómetros a lo ancho de gran parte del parque de Yellowstone.

La última erupción de dicho volcán, ocurrida hace más de 600.000 años, se sintió en todo el mundo.

Se cree que en algún momento se puede dar otra fuerte erupción, con efectos potencialmente catastróficos en todo el planeta.

24horas.cl