Por siempre verde
150 años de la Sexta Compañía de Bomberos, Cristoforo Colombo
Espíritu ganador, lealtad, disciplina y una considerable cuota de arrojo y valentía han conformado históricamente el pasaporte para pertenecer a la institución de origen italiano más antigua de Chile y América Latina, cuyos integrantes se preparan para celebrar los 150 años del gran amor de sus vidas.
Fue el 23 de enero de 1858 cuando 66 inmigrantes italianos, conscientes de que los incendios se habían convertido en el peligro número uno de Valparaíso, decidieron fundar la Sexta Compañía de Bomberos para defender de la implacable voracidad de las llamas a los vecinos de este cosmopolita emporio comercial del Pacífico cuya prosperidad contribuían a forjar.
Liderados por el farmacéutico y filántropo Pietro Sepp, quien también fue el primer director de la institución, los italianos que habían hecho de Chile y Valparaíso su segunda patria y su hogar organizaron raudamente la compañía, que por razones obvias fue bautizada como "Cristoforo Colombo" y que pronto se transformó en una verdadera familia, dispuesta a reunir a compatriotas de todas las edades y a dar una mano a los que recién llegaban, para que pudieran instalarse y surgir.
Los sextinos -sestinos se denominan ellos- son todos de origen itálico y sus primeros miembros fueron principalmente genoveses. Hasta el día de hoy se exige tener la nacionalidad o ser descendiente de italiano para integrarse a las filas de la compañía, situada históricamente en la esquina de Independencia con General Cruz, justo frente al emblemático parque Italia con su estatua de la Loba Capitolina.
Por eso resulta raro encontrar en sus archivos el nombre de Domingo Navarro entre los fundadores. Los más imbuidos en la historia de la institución dicen que la explicación es simple: Navarro era empleado en la farmacia de Pietro Sepp.
TUERCAS A MORIR
"¿Ha visto alguna vez un carro rayado o abollado?", pregunta el bombero insigne y ex superintendente por espacio de 16 años, Hernán Nocetti. "Es que el amor por las máquinas se lleva en la sangre", asegura.
Habría que agregar que en el caso de los sestinos su relación con las grandes marcas italianas constituye una pasión incandescente. Como que durante décadas la compañía utilizó sólo carros provenientes de la patria lejana, como las recordadas bombas FIAT y Lancia Tamini o un carro portamangueras Alfa Romeo.
Pero no siempre fue así. Cuando se fundó la Sexta, el directorio encargó una bomba a la fábrica estadounidense American Fire Engine Co. de New York, que fue pintada de verde, el color institucional. Era a tracción humana y poseía un pequeño estanque donde el mecanismo de palancas "achicaba" el agua que era lanzada por viejas tiras de suela. La velocidad dependía del número de personas que la accionaran: el mínimo era 12 y el carro no se podía sacar con menos mano de obra.
"La operaban los auxiliares, que realizaban diferentes trabajos y que cobraban por éste, así es que nunca faltaba gente", resume Hernán Nocetti junto a los bomberos insignes Antonio Barchiesi y Jorge Vassallo, quienes aclaran que a falta de sirena para avisar las emergencias estaba la gran campana del Cuerpo, que se conserva en el cuartel de la Dirección General de la Plaza Sotomayor, y cuyo repique era imposible desoír.
Sólo 26 años más tarde, en 1884, pudo debutar la bomba a vapor marca Clapp & Jones, también de fabricación estadounidense, que funcionaba con un sistema de calderas y tubos que expulsaban el agua a gran presión, superando a veces -dice la historia- a carros bombas actuales. En un principio era a tracción humana, pero los auxiliares solicitaron al capitán de la época dotarla de caballos para mayor eficiencia. Así se hizo, lo que obligó de paso a la compra de algunos equinos. Uno de los más nombrados es el "cavallo Tutti Fruti".
"LA POMPA DI FIOPPANO"
La Sexta estrenó en 1911 su primera autobomba gracias -una vez más- al aporte italiano. Marca Merryweather, de fabricación inglesa, fue la primera de su tipo en Chile y se llamó Autopompa Bartolomeo Solari.
Más tarde comenzó el reinado de las máquinas italianas. La Fiat con bomba Tamini sirvió entre 1922 y 1927. La Lancia, entre 1927 y 1937. La más reconocida de la Sexta, obsequio de un benefactor de apellido Fioppano, fue el auto de carrera convertido en bomba marca Alfa Romeo modelo RL, bautizada como Giuseppe Malfatti, a la que todos recuerdan cariñosamente como "La Pompa di Fioppano".
La siguió la Autopompa Vincenzo Forno, marca Ford, que se mantuvo hasta 1958. Con motivo de su centenario, el Cuerpo de Bomberos adquirió tres carros Mack modelo A Fire Engine, uno de los cuales fue traspasado a la Sexta: la Autopompa Italia, que al igual que el Alfa Romeo es uno de los más recordados por su belleza, rapidez y buen funcionamiento. Y para sus 100 años, la Compañía compró una nueva máquina italiana marca Fiat con bomba Bergonni.
En la actualidad la Sexta posee dos unidades, una forestal marca Renault con bomba Camiva de 1986 y otra Renault Camiva modelo M-180, para emergencias urbanas, del año 1998.
Pero la impronta sestina no podía estar ausente. Aunque a partir de los años 70 los carros de Bomberos fueron rojos, las gestiones del director Iván Fortunato dieron resultado: la Sexta pudo volver a operar en sus queridos carros verdes.
HITOS BOMBERILES
Uno de los hitos en la larga historia de la "Cristoforo Colombo" que los miembros más antiguos recuerdan con renovada nostalgia son las desaparecidas competencias bomberiles, que combinaban rapidez, destreza y trabajo en equipo.
Se realizaban en el estadio Playa Ancha y todas las compañías de colectividades extranjeras luchaban denodadamente por superar a sus rivales. De las 28 versiones, la Sexta ganó la mitad. Y de las ocho copas que se disputaban, se quedó con seis.
Hernán Nocetti, Jorge Vassallo y Antonio Barchiesi, participantes de esta especie de olimpiadas bomberiles, recuerdan los duros entrenamientos a que eran sometidos por un entrenador implacable. Como estaban obligados a practicar cuanto deporte se cultivaba en la Sportiva Italiana y a remar además por la Canotieri, los jóvenes sestinos eran duros de batir. "Íbamos a pie a Lo Vásquez sin haber necesidad", aseguran estos oficiales de la vieja guardia.
Pero los hitos no han sido sólo alegres o positivos para esta compañía cuyos voluntarios han actuado en acontecimientos históricos como el Bombardeo de Valparaíso por la escuadra española en 1866, la Guerra del Pacífico, la Revolución de 1891 y los grandes terremotos.
También muchos de sus hombres cayeron o resultaron heridos en la tragedia del 1 de enero de 1953, a raíz del incendio y explosión en la barraca Schultz de Valparaíso. Paolo Scorza, Umberto Gaggero y Guido Malfatti rindieron sus vidas en esa infausta madrugada, como tantos otros camaradas de las diferentes compañías porteñas a quienes la comunidad distingue con su gratitud y respeto.
También Nocetti, Vassallo y Barchiesi figuraban entre los voluntarios que acudieron al llamado de las sirenas para controlar el fuego la madrugada del desastre. Los tres sobrevivieron. Pero la suerte del tercero sólo se supo más tarde e incluso su nombre no figura en el registro de la guardia de ese día. La verdad es que perdió un oído en la explosión y en medio del caos reinante fue trasladado al hospital en el carro de los cadáveres.
HISTORIA POR CONTAR
La historia de la Sexta depara sorpresa tras sorpresa -como el ánfora con tierra de Pompeya que le envió Benito Mussolini en los años 30- y todavía quedan aspectos subregistrados o de los cuales no se conservan imágenes. Es el caso de la banda de músicos con que alguna vez contó la compañía.
Por eso, sus integrantes están empeñados en recuperar su rico material para las futuras generaciones y trabajan en la clasificación de las antiguas fotografías para garantizar su conservación. Ya restauraron los cuadros de honor de 1890, 1908, 1933 y 1958, que se encuentran en exhibición para el público.
También han montado un museo que exhibe cascos antiguos, medallas, condecoraciones extranjeras, correspondencia de autoridades italianas y vaticanas. Y por supuesto, imágenes de todos sus carros y de los equipos sestinos que ganaron sacrificadamente las competencias bomberiles.
Pero sin duda el registro más importante es el que se ha mantenido incólume a través del tiempo y ha sobrevivido incendios, martirios, catástrofes, inundaciones y terremotos. Es el compromiso de vida de los sestinos con la Cristóforo Colombo y con la ciudad que acogió a sus antepasados con la calidez de una segunda patria.
El más hermoso
Los sestinos sostienen que no sólo tuvieron la primera autobomba, ganaron la mitad de las competencias bomberiles y su compañía fue la única que tuvo banda de músicos. Aunque en asuntos de belleza las afirmaciones suelen ser subjetivas, afirman también que tuvieron el cuartel más hermoso de todo Chile. Fue diseñado por Ettore Petri, el mismo que proyectó el Palacio Vergara de Viña del Mar, quien imprimió en sus líneas el estilo neogótico veneciano. Lamentablemente, sucumbió a la furia de los elementos. Lo destruyó el terremoto de 1971.
Galería de fotos históricas en:
http://www.mercuriovalpo.cl/prontus.../site/artic/20080113/pags/20080113113719.html
Fuente: El Mercurio de Valparaíso
150 años de la Sexta Compañía de Bomberos, Cristoforo Colombo
Espíritu ganador, lealtad, disciplina y una considerable cuota de arrojo y valentía han conformado históricamente el pasaporte para pertenecer a la institución de origen italiano más antigua de Chile y América Latina, cuyos integrantes se preparan para celebrar los 150 años del gran amor de sus vidas.
Fue el 23 de enero de 1858 cuando 66 inmigrantes italianos, conscientes de que los incendios se habían convertido en el peligro número uno de Valparaíso, decidieron fundar la Sexta Compañía de Bomberos para defender de la implacable voracidad de las llamas a los vecinos de este cosmopolita emporio comercial del Pacífico cuya prosperidad contribuían a forjar.
Liderados por el farmacéutico y filántropo Pietro Sepp, quien también fue el primer director de la institución, los italianos que habían hecho de Chile y Valparaíso su segunda patria y su hogar organizaron raudamente la compañía, que por razones obvias fue bautizada como "Cristoforo Colombo" y que pronto se transformó en una verdadera familia, dispuesta a reunir a compatriotas de todas las edades y a dar una mano a los que recién llegaban, para que pudieran instalarse y surgir.
Los sextinos -sestinos se denominan ellos- son todos de origen itálico y sus primeros miembros fueron principalmente genoveses. Hasta el día de hoy se exige tener la nacionalidad o ser descendiente de italiano para integrarse a las filas de la compañía, situada históricamente en la esquina de Independencia con General Cruz, justo frente al emblemático parque Italia con su estatua de la Loba Capitolina.
Por eso resulta raro encontrar en sus archivos el nombre de Domingo Navarro entre los fundadores. Los más imbuidos en la historia de la institución dicen que la explicación es simple: Navarro era empleado en la farmacia de Pietro Sepp.
TUERCAS A MORIR
"¿Ha visto alguna vez un carro rayado o abollado?", pregunta el bombero insigne y ex superintendente por espacio de 16 años, Hernán Nocetti. "Es que el amor por las máquinas se lleva en la sangre", asegura.
Habría que agregar que en el caso de los sestinos su relación con las grandes marcas italianas constituye una pasión incandescente. Como que durante décadas la compañía utilizó sólo carros provenientes de la patria lejana, como las recordadas bombas FIAT y Lancia Tamini o un carro portamangueras Alfa Romeo.
Pero no siempre fue así. Cuando se fundó la Sexta, el directorio encargó una bomba a la fábrica estadounidense American Fire Engine Co. de New York, que fue pintada de verde, el color institucional. Era a tracción humana y poseía un pequeño estanque donde el mecanismo de palancas "achicaba" el agua que era lanzada por viejas tiras de suela. La velocidad dependía del número de personas que la accionaran: el mínimo era 12 y el carro no se podía sacar con menos mano de obra.
"La operaban los auxiliares, que realizaban diferentes trabajos y que cobraban por éste, así es que nunca faltaba gente", resume Hernán Nocetti junto a los bomberos insignes Antonio Barchiesi y Jorge Vassallo, quienes aclaran que a falta de sirena para avisar las emergencias estaba la gran campana del Cuerpo, que se conserva en el cuartel de la Dirección General de la Plaza Sotomayor, y cuyo repique era imposible desoír.
Sólo 26 años más tarde, en 1884, pudo debutar la bomba a vapor marca Clapp & Jones, también de fabricación estadounidense, que funcionaba con un sistema de calderas y tubos que expulsaban el agua a gran presión, superando a veces -dice la historia- a carros bombas actuales. En un principio era a tracción humana, pero los auxiliares solicitaron al capitán de la época dotarla de caballos para mayor eficiencia. Así se hizo, lo que obligó de paso a la compra de algunos equinos. Uno de los más nombrados es el "cavallo Tutti Fruti".
"LA POMPA DI FIOPPANO"
La Sexta estrenó en 1911 su primera autobomba gracias -una vez más- al aporte italiano. Marca Merryweather, de fabricación inglesa, fue la primera de su tipo en Chile y se llamó Autopompa Bartolomeo Solari.
Más tarde comenzó el reinado de las máquinas italianas. La Fiat con bomba Tamini sirvió entre 1922 y 1927. La Lancia, entre 1927 y 1937. La más reconocida de la Sexta, obsequio de un benefactor de apellido Fioppano, fue el auto de carrera convertido en bomba marca Alfa Romeo modelo RL, bautizada como Giuseppe Malfatti, a la que todos recuerdan cariñosamente como "La Pompa di Fioppano".
La siguió la Autopompa Vincenzo Forno, marca Ford, que se mantuvo hasta 1958. Con motivo de su centenario, el Cuerpo de Bomberos adquirió tres carros Mack modelo A Fire Engine, uno de los cuales fue traspasado a la Sexta: la Autopompa Italia, que al igual que el Alfa Romeo es uno de los más recordados por su belleza, rapidez y buen funcionamiento. Y para sus 100 años, la Compañía compró una nueva máquina italiana marca Fiat con bomba Bergonni.
En la actualidad la Sexta posee dos unidades, una forestal marca Renault con bomba Camiva de 1986 y otra Renault Camiva modelo M-180, para emergencias urbanas, del año 1998.
Pero la impronta sestina no podía estar ausente. Aunque a partir de los años 70 los carros de Bomberos fueron rojos, las gestiones del director Iván Fortunato dieron resultado: la Sexta pudo volver a operar en sus queridos carros verdes.
HITOS BOMBERILES
Uno de los hitos en la larga historia de la "Cristoforo Colombo" que los miembros más antiguos recuerdan con renovada nostalgia son las desaparecidas competencias bomberiles, que combinaban rapidez, destreza y trabajo en equipo.
Se realizaban en el estadio Playa Ancha y todas las compañías de colectividades extranjeras luchaban denodadamente por superar a sus rivales. De las 28 versiones, la Sexta ganó la mitad. Y de las ocho copas que se disputaban, se quedó con seis.
Hernán Nocetti, Jorge Vassallo y Antonio Barchiesi, participantes de esta especie de olimpiadas bomberiles, recuerdan los duros entrenamientos a que eran sometidos por un entrenador implacable. Como estaban obligados a practicar cuanto deporte se cultivaba en la Sportiva Italiana y a remar además por la Canotieri, los jóvenes sestinos eran duros de batir. "Íbamos a pie a Lo Vásquez sin haber necesidad", aseguran estos oficiales de la vieja guardia.
Pero los hitos no han sido sólo alegres o positivos para esta compañía cuyos voluntarios han actuado en acontecimientos históricos como el Bombardeo de Valparaíso por la escuadra española en 1866, la Guerra del Pacífico, la Revolución de 1891 y los grandes terremotos.
También muchos de sus hombres cayeron o resultaron heridos en la tragedia del 1 de enero de 1953, a raíz del incendio y explosión en la barraca Schultz de Valparaíso. Paolo Scorza, Umberto Gaggero y Guido Malfatti rindieron sus vidas en esa infausta madrugada, como tantos otros camaradas de las diferentes compañías porteñas a quienes la comunidad distingue con su gratitud y respeto.
También Nocetti, Vassallo y Barchiesi figuraban entre los voluntarios que acudieron al llamado de las sirenas para controlar el fuego la madrugada del desastre. Los tres sobrevivieron. Pero la suerte del tercero sólo se supo más tarde e incluso su nombre no figura en el registro de la guardia de ese día. La verdad es que perdió un oído en la explosión y en medio del caos reinante fue trasladado al hospital en el carro de los cadáveres.
HISTORIA POR CONTAR
La historia de la Sexta depara sorpresa tras sorpresa -como el ánfora con tierra de Pompeya que le envió Benito Mussolini en los años 30- y todavía quedan aspectos subregistrados o de los cuales no se conservan imágenes. Es el caso de la banda de músicos con que alguna vez contó la compañía.
Por eso, sus integrantes están empeñados en recuperar su rico material para las futuras generaciones y trabajan en la clasificación de las antiguas fotografías para garantizar su conservación. Ya restauraron los cuadros de honor de 1890, 1908, 1933 y 1958, que se encuentran en exhibición para el público.
También han montado un museo que exhibe cascos antiguos, medallas, condecoraciones extranjeras, correspondencia de autoridades italianas y vaticanas. Y por supuesto, imágenes de todos sus carros y de los equipos sestinos que ganaron sacrificadamente las competencias bomberiles.
Pero sin duda el registro más importante es el que se ha mantenido incólume a través del tiempo y ha sobrevivido incendios, martirios, catástrofes, inundaciones y terremotos. Es el compromiso de vida de los sestinos con la Cristóforo Colombo y con la ciudad que acogió a sus antepasados con la calidez de una segunda patria.
El más hermoso
Los sestinos sostienen que no sólo tuvieron la primera autobomba, ganaron la mitad de las competencias bomberiles y su compañía fue la única que tuvo banda de músicos. Aunque en asuntos de belleza las afirmaciones suelen ser subjetivas, afirman también que tuvieron el cuartel más hermoso de todo Chile. Fue diseñado por Ettore Petri, el mismo que proyectó el Palacio Vergara de Viña del Mar, quien imprimió en sus líneas el estilo neogótico veneciano. Lamentablemente, sucumbió a la furia de los elementos. Lo destruyó el terremoto de 1971.
Galería de fotos históricas en:
http://www.mercuriovalpo.cl/prontus.../site/artic/20080113/pags/20080113113719.html
Fuente: El Mercurio de Valparaíso