Será despedido con honores
Sus funerales se realizarán hoy con escoltas de honor.
TRAIGUEN.- Nunca la muerte de un hijo de esta ciudad había provocado tal consternación en los vecinos, menos si no se trata de un prohombre o de una autoridad importante.
Pero en este caso se lamenta la partida de un querido y popular trabajador que se dio a conocer por honradez, valores sociales y por la amistad que trabó con cada uno de los que le conocieron.
Por eso es que tras su trágica determinación de quitarse la vida el pasado fin de semana, a los 58 años, Mario Saldías Saldías será despedido hoy con todos los honores que corresponden a un ciudadano benemérito, que en su modestia dejó un ejemplo de humanidad y de servicio a la comunidad.
"Aparte de conocerlo tantos años, como bombero, como persona y como trabajador, hay un sentimiento que nos aferra a la casaca bomberil para su digna despedida", sostiene el superintendente del Cuerpo de Bomberos de Traiguén, Juan Carlos Pantoja.
Y es que el popular Mario "Gas" vistió el uniforme de la Segunda Compañía durante 35 años.
"La institución y yo no somos quiénes para juzgar la determinación que tomó como persona. Por ello es que se va a ir con los honores que corresponda, con guardia de honor y con la institución completa uniformada", añade el jefe bomberil.
Sus funerales se efectuarán esta tarde, en lo que promete ser la más grande romería vista en los últimos años aquí en Traiguén, después de haber sido velados sus restos en la sala del Cuerpo de Bomberos.
SU INFANCIA
La infancia de Saldías fue feliz, sostienen quienes le conocieron. Provenía de una familia modesta de Traiguén y cuando ya no pudo ir más a la escuela, de chiquitito se dedicó a vender sopaipillas en el teatro, gozando de las películas que a él le gustaban. A los 18 años hizo el servicio militar y no quedó en la institución como era su deseo porque no le dio la estatura, pero pasó a la reserva desde donde fue llamado en 1973.
Hace 30 años contrajo matrimonio con doña Albertina Quintana Albornoz, quien le dio a Fernando, único hijo por quien el hombre se desvivió para que alguna vez fuera un uniformado.
Y lo logró porque hoy Fernando es funcionario de Gendarmería en Santiago, desde donde debió viajar para cumplir la dolorosa tarea de retirar el cuerpo de su padre desde el Instituto Médico de Angol.
Fuente: Diario Renacer de Angol
Sus funerales se realizarán hoy con escoltas de honor.
TRAIGUEN.- Nunca la muerte de un hijo de esta ciudad había provocado tal consternación en los vecinos, menos si no se trata de un prohombre o de una autoridad importante.
Pero en este caso se lamenta la partida de un querido y popular trabajador que se dio a conocer por honradez, valores sociales y por la amistad que trabó con cada uno de los que le conocieron.
Por eso es que tras su trágica determinación de quitarse la vida el pasado fin de semana, a los 58 años, Mario Saldías Saldías será despedido hoy con todos los honores que corresponden a un ciudadano benemérito, que en su modestia dejó un ejemplo de humanidad y de servicio a la comunidad.
"Aparte de conocerlo tantos años, como bombero, como persona y como trabajador, hay un sentimiento que nos aferra a la casaca bomberil para su digna despedida", sostiene el superintendente del Cuerpo de Bomberos de Traiguén, Juan Carlos Pantoja.
Y es que el popular Mario "Gas" vistió el uniforme de la Segunda Compañía durante 35 años.
"La institución y yo no somos quiénes para juzgar la determinación que tomó como persona. Por ello es que se va a ir con los honores que corresponda, con guardia de honor y con la institución completa uniformada", añade el jefe bomberil.
Sus funerales se efectuarán esta tarde, en lo que promete ser la más grande romería vista en los últimos años aquí en Traiguén, después de haber sido velados sus restos en la sala del Cuerpo de Bomberos.
SU INFANCIA
La infancia de Saldías fue feliz, sostienen quienes le conocieron. Provenía de una familia modesta de Traiguén y cuando ya no pudo ir más a la escuela, de chiquitito se dedicó a vender sopaipillas en el teatro, gozando de las películas que a él le gustaban. A los 18 años hizo el servicio militar y no quedó en la institución como era su deseo porque no le dio la estatura, pero pasó a la reserva desde donde fue llamado en 1973.
Hace 30 años contrajo matrimonio con doña Albertina Quintana Albornoz, quien le dio a Fernando, único hijo por quien el hombre se desvivió para que alguna vez fuera un uniformado.
Y lo logró porque hoy Fernando es funcionario de Gendarmería en Santiago, desde donde debió viajar para cumplir la dolorosa tarea de retirar el cuerpo de su padre desde el Instituto Médico de Angol.
Fuente: Diario Renacer de Angol
