El dolor de los Pichinao
A tan solo días de que sucediera el terrible siniestro en que muriera toda una familia pehuenche en la comuna de Santa Bárbara, los poco familiares que quedan con el apellido Pichinao, sufren en lo más hondo el duelo de haber perdido prácticamente a toda su familia y descendientes.
Se trata de las hermanas María Amelia y Olivia Vita Pichinao, ambas de la comunidad de Pitril que en medio de la angustia, la desesperación y la tristeza, “con un dolor muy fuerte que no lo podemos pasar”, reclaman de las autoridades mayor apoyo, sobre todo en hospedaje para aquellas familias que deben bajar a la ciudad a visitar a sus enfermos hospitalizados en Santa Bárbara o en el hospital Base de Los Ängeles. Recuerdan que mientras la zona cordillerana aún no era comuna, tuvo por cerca de 18 años un albergue en la comuna de Santa Bárbara, sin embargo, éste no está y “por eso pasó la tragedia del 4 de septiembre que casi extinguió a nuestra familia“.
“Tenemos tanto miedo, con lo que pasó con mi familia, ellos estuvieron tanto tiempo en Santa Bárbara y nunca les había ocurrido nada”, por eso solicitan además ayuda para esclarecer las causas que provocaron la muerte de sus seres queridos. Les cuesta entender que estando tan cerca de la casa siniestrada, Bomberos y carabineros, se haya suscitado la tragedia.
Son muchas las preguntas que se hacen respecto a las causas del siniestro, por lo que el duelo, se les hace casi imposible de sobrellevarlo, “pensando que nunca más vamos a poder ver a nuestros seres queridos”.
Junto a este dolor, se le suma la angustia de comunicarle a su primo-José Pichinao-, hospitalizado aún en el hospital, luego de sufrir una violenta caída mientras amarraba una carga en un bus, donde trabajaba como auxiliar, la empresa Aranguiz. Este aún permanece en el centro hospitalario, en estado grave. Era esposo de Patricia LLaulén y padre de Ana Pichinao Llaulén, dos de las seis malogradas víctimas.
Hoy, los que quedan de esta familia, ruegan que su primo pueda reestablecerse para poder contar “siquiera con un primo, ya que quedamos nosotras solitas”.
De una familia muy unida, los mayores fueron muriendo, y hoy Rosa, Silvia y María Amelia, se sienten totalmente huérfanas junto a su tío Francisco Pichinao.
Detrás del drama, las hermanas demandan también responsabilidad no solo del estado, también de la empresa de Buses donde trabaja José Pichinao, como de la municipalidad.
Asimismo, solicitan transporte permanente, mientras su familiar permanezca en el hospital, dado que su convalecencia será para largo, asevera Amelia. Señalan que el hogar es un compromiso asumido por el gobierno, dado que cuando un pehuenche se enferma deben bajar con el enfermo y no solo ellas, también de otras comunidades, y carecen de un hospedaje para permanecer en la ciudad .
Fuente: Diario La tribuna de Los Angeles
A tan solo días de que sucediera el terrible siniestro en que muriera toda una familia pehuenche en la comuna de Santa Bárbara, los poco familiares que quedan con el apellido Pichinao, sufren en lo más hondo el duelo de haber perdido prácticamente a toda su familia y descendientes.
Se trata de las hermanas María Amelia y Olivia Vita Pichinao, ambas de la comunidad de Pitril que en medio de la angustia, la desesperación y la tristeza, “con un dolor muy fuerte que no lo podemos pasar”, reclaman de las autoridades mayor apoyo, sobre todo en hospedaje para aquellas familias que deben bajar a la ciudad a visitar a sus enfermos hospitalizados en Santa Bárbara o en el hospital Base de Los Ängeles. Recuerdan que mientras la zona cordillerana aún no era comuna, tuvo por cerca de 18 años un albergue en la comuna de Santa Bárbara, sin embargo, éste no está y “por eso pasó la tragedia del 4 de septiembre que casi extinguió a nuestra familia“.
“Tenemos tanto miedo, con lo que pasó con mi familia, ellos estuvieron tanto tiempo en Santa Bárbara y nunca les había ocurrido nada”, por eso solicitan además ayuda para esclarecer las causas que provocaron la muerte de sus seres queridos. Les cuesta entender que estando tan cerca de la casa siniestrada, Bomberos y carabineros, se haya suscitado la tragedia.
Son muchas las preguntas que se hacen respecto a las causas del siniestro, por lo que el duelo, se les hace casi imposible de sobrellevarlo, “pensando que nunca más vamos a poder ver a nuestros seres queridos”.
Junto a este dolor, se le suma la angustia de comunicarle a su primo-José Pichinao-, hospitalizado aún en el hospital, luego de sufrir una violenta caída mientras amarraba una carga en un bus, donde trabajaba como auxiliar, la empresa Aranguiz. Este aún permanece en el centro hospitalario, en estado grave. Era esposo de Patricia LLaulén y padre de Ana Pichinao Llaulén, dos de las seis malogradas víctimas.
Hoy, los que quedan de esta familia, ruegan que su primo pueda reestablecerse para poder contar “siquiera con un primo, ya que quedamos nosotras solitas”.
De una familia muy unida, los mayores fueron muriendo, y hoy Rosa, Silvia y María Amelia, se sienten totalmente huérfanas junto a su tío Francisco Pichinao.
Detrás del drama, las hermanas demandan también responsabilidad no solo del estado, también de la empresa de Buses donde trabaja José Pichinao, como de la municipalidad.
Asimismo, solicitan transporte permanente, mientras su familiar permanezca en el hospital, dado que su convalecencia será para largo, asevera Amelia. Señalan que el hogar es un compromiso asumido por el gobierno, dado que cuando un pehuenche se enferma deben bajar con el enfermo y no solo ellas, también de otras comunidades, y carecen de un hospedaje para permanecer en la ciudad .