Santiago sufrió un terremoto en 1580 que no figuraba en los registros sismológicos

Nacho

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Documento que lo acredita recién fue descubierto por los sismólogos:
Santiago sufrió un terremoto en 1580 que no figuraba en los registros sismológicos

El relato del teniente gobernador de Chile Luis Lope de Azoca en una carta a Felipe II podría alterar la suposición de que en Chile central los grandes terremotos se repiten cada 80 años.

Richard García "Al punto que ésta escribía, domingo en la tarde, siete deste presente mes de agosto, después de Vísperas, tembló la tierra en esta ciudad grandemente, y duró el temblor casi media ora. Derribó algunas casas y todas en general recibieron muy gran daño porque quedaron abiertas por muchas partes y sin teja que creo no se podrá abitar en ellas sin mucho recelo (...) Toda la gente está alborotada y con mucha razón porque fue un día de mucha tribulación".
El relato corresponde a parte de una carta enviada el 11 de agosto de 1580 por el teniente gobernador de Chile Luis Lope de Azoca al rey Felipe II. Permaneció oculta a los ojos de los sismólogos por más de 400 años hasta que la encontró en el Archivo de Indias, en Sevilla, España, un grupo interdisciplinario de científicos, encabezado por Marco Cisternas, geógrafo, profesor e investigador de la Escuela de Ciencias del Mar de la PUCV.
El documento original fue descubierto en el marco del proyecto Fondecyt "¿Es inmune Chile central a los terremotos y tsunamis gigantes?", investigación que se basa en estudios históricos y geológicos para determinar la recurrencia de terremotos y maremotos en el pasado.
No sólo se trata de un descubrimiento de carácter histórico sino que, según el científico, su hallazgo podría alterar la suposición de que en Chile central los grandes terremotos se repiten cada 80 años, con un margen de error de unos 11 años.
Los sismólogos chilenos han considerado que desde la llegada de los españoles han ocurrido seis grandes terremotos en la zona. La información, recopilada a inicios del siglo XX por Montessus de Ballore a partir de fuentes históricas, indica que habían tenido lugar grandes sismos en los años 1575, 1647, 1730, 1822 y 1906. Recientemente se agregó a la lista el terremoto de 1985. Con esa lógica, el próximo gran terremoto debería ocurrir recién a finales del presente siglo.
Pero el nuevo hallazgo, que acaba de ser publicado en el Journal of South American Earth Sciences, pone incertidumbre al comienzo mismo de la lista, ya que apenas cinco años después del primer sismo registrado en tiempos históricos, ocurrió otro de gran intensidad.
El investigador reconoce que el supuesto de que los terremotos se presentan cada 80 años se justificaría bien si consideramos sólo a los terremotos interplaca, que son los que se producen cuando la placa de Nazca entra en contacto con la placa continental.
Pero existen dos fuentes de terremotos menos comprendidas por la sismología: los intraplaca superficiales, que ocurren dentro de la misma placa continental a pocos kilómetros de profundidad, asociados a los Andes, y los intraplaca de profundidad media, que se originan en la placa de Nazca a mayor profundidad. Un ejemplo del primero es el terremoto de Las Melosas de 1958, que se produjo en el Cajón del Maipo y alcanzó los 7,3 grados Richter de magnitud. Del segundo caso, el principal ejemplo es el de Chillán, de 1939, el cual destruyó la ciudad y es el que ha causado más muertos en la historia de Chile.
Para Mario Pardo, sismólogo de la Universidad de Chile, la carta de Lope de Azoca podría estar aludiendo a un sismo de este tipo. "Parece ser un sismo que se sintió más fuerte en Santiago y no tanto en la costa. Eso hace pensar que se trató de un sismo parecido al de Las Melosas".
A juicio de Pardo, la evidencia aparentemente no cambia el supuesto de la periodicidad sísmica de 80 años para Chile Central, pero aporta más información.
Debido a la falta de datos que se tienen acerca de los efectos del terremoto de 1580 en otras partes, además de Santiago, Cisternas deja abierta la posibilidad de que podría haberse tratado de un terremoto intraplaca como el de Las Melosas, pero tampoco descarta que haya sido un interplaca pequeño, quizás similar o menor al terremoto de 1985.
"En la medida en que entendamos cómo es la recurrencia de estos eventos podremos, en el futuro, llegar a proponer algún tipo de pronóstico", destaca Cisternas.

Huella geológica El trabajo de rastreo de Cisternas también incluyó registros geológicos. "Para encontrar las huellas de terremotos y tsunamis pasados, buscamos registros escritos antiguos en archivos, como también registros geológicos mediante perforaciones en la costa", explica. A veces esas huellas geológicas, que complementan con la información histórica, llevan hasta miles de años atrás, mucho antes de la llegada de los españoles, que trajeron la escritura.
Ya realizaron ese trabajo en el sur, donde encontraron los predecesores del terremoto de Valdivia, comprobando que desde los tiempos de Jesús habían ocurrido otros siete terremotos similares al de 1960. Ahora esperan hacer lo mismo en Chile Central y, posteriormente, en el norte y el extremo sur del país.



http://diario.elmercurio.com/2011/1....htm?id={56D9A832-6994-4C1D-8F7B-4E00DD6761C8}
 

kamakura

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23 Jun 2006
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Santiago
Sin ser un profesional en la materia que se señala, puedo inferir que el terremoto que se señala ocasionó también un tsunami en la región, pues estos son precedidos por el recogimiento del mar. A la inversa, si la historia señala la existencia del recogimiento del mar, tiene que haber sido antecedido por un sismo de gran magnitud con epicentro en la zona costera, lo que contradice parte del escrito publicado en El Mercurio, al señalar: Para Mario Pardo, sismólogo de la Universidad de Chile, la carta de Lope de Azoca podría estar aludiendo a un sismo de este tipo. "Parece ser un sismo que se sintió más fuerte en Santiago y no tanto en la costa. Eso hace pensar que se trató de un sismo parecido al de Las Melosas".

Para aseverar lo anterior, transcribo lo indicado en la “Crónica del Reino de Chile, escrita por el Capitán don Pedro Mariño de Lovera, dirigida al Exmo. Señor don García Hurtado de Mendoza, Marqués de Cañete, Vice-Rey y Capitán General de los Reinos de Perú y Chile”, donde en la parte que trata del estado de las cosas de Chile desde el año 1580 hasta el de 1583, en que gobernó el Mariscal Martín Ruiz de Gamboa, cuya publicación la realizó en Santiago la Imprenta del Ferrocarril en el año 1865, se señala textualmente lo siguiente:

“Apuntaré dos cosas que sucedieron en este tiempo en la ciudad de Santiago. La una fue una grande nube que apareció a la prima noche que tomaba desde la sierra que está en la parte del oriente, hasta la costa del mar que cae al occidente; la cual era de color de sangre, y parándose por un rato, comenzó a echar rayos resplandecientes y largos a manera de lanzas: y demás de esto menguó la mar tan extraordinariamente, que se quedaron en seco dos navíos que estaban en el puerto”.