Pertenecer al Cuerpo de Bomberos ha sido un orgullo para todo voluntario, tanto así que en varias familias, esto ha pasado de generación en generación, con una muestra de disciplina, jerarquía y compromiso tanto con la comunidad como con ellos mismos.
Pero esto ha perdido fuerza con los años y cada vez son menos los interesados en integrar las filas de estos valientes voluntarios, según señala el superintendente del Cuerpo de Bomberos de Rancagua, Marcelo Muñoz Cavieres.
“Todas las organizaciones están en crisis de captar vocaciones, las instituciones de cualquier naturaleza cuesta buscar la adhesión, principalmente de los jóvenes, que aparentemente están motivados por otro tipo de intereses y esto responde a que la juventud es absolutamente distinta a como nosotros fuimos en su momento”, opinó Marcelo Muñoz.
“Nosotros, lejos de aumentar cada día o cada año, vamos en retroceso, porque por una parte se nos van terminando los voluntarios más antiguos, que son los pilares para mantener la institución, y, por otro lado, los que entran, a poco andar, producto de las exigencias disciplinarias o responsabilidades que se le exige a cada uno de los integrantes, terminan por abortar lo que era un llamado o una motivación circunstancial”, sostiene el superintendente Muñoz.
Por otra parte, los recursos económicos con los que cuenta la institución, siempre están al límite. Ante esto, el superintendente indica que “yo creo que el gobierno está preocupado de demandas sociales que se arrastran por muchos años, es imposible que las soluciones salgan en un solo mandato o en un solo momento, porque involucra muchas situaciones que se han dado y se han congestionado. Lo que me llama la atención, es que nosotros como institución, a lo mejor también hemos adolecido de muchos más problemas, pero hemos sido mucho más honestos, mucho más dignos, ya que jamás Bomberos ha aparecido haciendo una revolución, ni siquiera ha levantando una pancarta, y menos intentar hacer una marcha, de huelga o de protestas, eso habla de la disciplina de nuestra institución jerarquizada”.
“Cada vez que suena una sirena, detrás de eso hay un proceso legal y administrativo que es terriblemente engorroso, por ejemplo, si a nosotros se nos accidenta un voluntario, hay una ley maldita que yo veo, que es la Ley de Accidentes de Bomberos Voluntarios, que en la práctica es letra muerta, es tan engorroso el proceso que al final más vale pagar la atención, que gozar de los beneficios que establece la ley, porque hay que llevar un sinfín de papeles que basta un sólo error para que el proceso aborte”, agregó el superintendente Marcelo Muñoz, quien además emplazó a los parlamentarios a realizar una reforma que llene ese vacío legal.
Diario El Tipógrafo