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Firebird777
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Con una emotiva ceremonia realizada este lunes 25 de octubre en el Palacio de la Moneda, el Gobierno rindió un homenaje a los 33 mineros que fueron rescatados desde las profundidades de la mina San José, homenaje que también fue extensivo a los rescatistas que ayudaron en esta tarea, entre los cuales se encontraba el voluntario del Cuerpo de Bomberos de Chañaral, Pedro Rivero.
Una vez concluido el acto en el Patio de Los Cañones, los mineros homenajeados se dirigieron a la Plaza de La Constitución. Allí cerca de tres mil personas los vitoreaban y pedían que se acercaran a las vallas papales para darles un abrazo o poder tomarse una foto con ellos para pasar a formar parte, de una u otra manera de este momento “histórico”.
Uno a uno los mineros fueron cruzando la puerta del Palacio de Gobierno. Un hombre, al final de todos, se quedó parado casi en el umbral, observando el espectáculo, en el que pareciera estimar que otros eran los protagonistas. Se trataba de Pedro Rivero Oliva, 55 años, casado, dos hijos, quien portaba entre sus manos una medalla y una réplica a escala de la cápsula “Fénix 2”, y en la espalada de su casaca se leía “Bomberos Chañaral”.
Cuando salió el minero número 16 de la cápsula, al voluntario Pedro Rivero le informaron que bajaría donde estaba el resto. En un principio siempre se habló de 5 rescatistas, pero él pasó a ser el sexto. Las razones que llevaron a las autoridades de Codelco a tomar esta decisión no las quiso revelar; en su opinión ya no tiene importancia.
Pedro Rivero se conmueve profundamente al decir que se siente orgulloso de llevar la insignia de Bomberos de Chile, de ser Instructor de la Academia Nacional, voluntario del Cuerpo de Bomberos de Chañaral, de la Compañía de El Salado, y del Centro de Rescate Minero Subterráneo que tuvo “el privilegio de formar hace 8 años”.
Los lentes oscuros no nos dejan ver los ojos de Pedro, pero nos damos cuenta de que llora, ya que interrumpe sus palabras y respira hondo. Toma fuerza para señalar que lo emociona el hecho de que hay muchos rescatistas que hubiesen querido estar en este homenaje, y él también, pero no se pudo, “todos mis recatistas, que pasan al anonimato ahora, me dijeron: anda porque nos vas a representar a todos nosotros y eso es lo que estoy haciendo”.
Este hombre tiene muy claro que en su caso no hay un antes y un después de este rescate, “porque para nosotros los bomberos las sirenas suenan las 24 horas. Ahora mismo, debe de haber bomberos combatiendo un incendio, o un rescate. En pocas horas más vuelvo a juntarme con mis bomberos y a disfrutar también con ellos y a seguir luchando. Nosotros damos vuelta esta página y mañana ya estaremos en otro rescate, en otro incendio y en la emergencia, como todos los días”.
Para Pedro Rivero, entre el día 5 – cuando se produjo el derrumbe- y el 7 de agosto “nos jugamos todo dentro de la mina y ahí estaban los Bomberos. Estaba Mario Olave (Cuerpo de Bomberos de Copiapó), en el equipo de recuperación, Rafael González, voluntarios de Copiapó, Caldera, Inca de Oro, Diego de Almagro, El Salado, Chañaral...” “Estuvimos en la parte más brava del rescate, adentro de la mina. Ahí estuvimos y mostramos el coraje de los bomberos”.
Pedro Rivero junto a Juan Díaz, Daniel Palma, Eduardo Doll y Pablo Ramírez conformaron el quinteto que el 7 de agosto intentó el rescate por la chimenea de la mina, tarea que debió ser abortada cuando ya alcanzaban los 450 metros de profundidad y fueron sorprendidos por el segundo derrumbe que se produjo en el interior-mina, donde estuvieron a punto de quedar sepultados, a su juicio, el momento más álgido de la emergencia.
“Era una cosa tremenda. Nosotros estuvimos en la punta junto con Paulo Ramírez, el jefe de turno de San José, un hombre gigantesco que trabajó mano a mano con nosotros en la parte más peligrosa de la mina. Abajo, y en un riesgo muy grande, tuvimos que evaluar y tomar una determinación. Fue muy difícil, teníamos una rabia enorme, una frustración de no poder penetrar la mina porque el mega bloque se activaba a los pies nuestros y en ese minuto lo que yo tenía que comunicar, como líder del rescate, al ministro era tremendo, era una sentencia; tenía que decir, bajo la evaluación que todos hicimos y que concordamos absolutamente, que por la vía mina no había más, se acababa y eso se lo estábamos diciendo a 33 familias”.
Como mineros sabían que después venía la lo del sondaje, pero eso podía significar meses y era incierto. “No era fácil decirlo, pero nosotros confiábamos absolutamente en nuestra capacidad técnica, como mineros. Nosotros trabajamos todos los días en esto y es tanto así, que después que Codelco hace la evaluación técnica con los mejores equipos del mundo en geomecánica llega exactamente a la misma conclusión. Eso nos enorgullece como profesionales, porque a nosotros nos bastó un par de horas para decir lo mismo”, recuerda.
Pedro señala con certeza y “sin el menor asomo de una exageración”, que son ciento por ciento profesionales del rescate, al más alto nivel mundial. “Tenemos la capacidad técnica para serlo; tenemos equipos de elite, para hacer cualquier maniobra y cualquier rescate aquí y en cualquier parte del mundo, y lo digo como líder de esta especialidad”.
Pero la confianza de Pedro en esta afirmación se fundamenta en un hecho trascendental que ocurrió al interior de la mina, cuando se produjo el derrumbe con ellos al interior y estuvo a segundos de morir.
“Hemos trabajado miles de horas y días para que el sueño, que partió en el 2003, de tener el mejor equipo de rescate subterráneo de Chile se cumpliera. Yo veo a todos los operadores e instructores que yo mismo certifiqué trabajando mano a mano conmigo. Creo que es emocionante. Cuando se produjo el derrumbe uno de ellos me miró serenamente y en un segundo me dijo: si vamos a morir moriremos juntos. La pregunta es de dónde sacas un equipo con esa lealtad. Ellos saben que yo siempre iré en la punta arriesgando lo mismo que ellos. Nosotros tenemos una frase que llevamos en el alma “si tú caes, yo caigo”.
Fuente: www.bomberos.cl