La joven madre fue la primera voluntaria mujer en asumir un cargo directivo en la Décima Compañía de Bomberos. Llegó a los 15 años a la compañía, y desde ahí su pasión no ha parado.
Es cierto. En los últimos años las mujeres bomberos han aumentado considerablemente, sin embargo aún es un ámbito laboral en donde los hombres son mayoría, más aún en los cargos directivos.
Pamela Bernal (32) llegó a los 15 años a la institución, y se anotó en la historia de la Décima Compañía de Bomberos de Valparaíso al transformarse en la primera mujer en asumir con directora, más importante y meritorio aún, elegida por sus propios pares.
En entrevista con Región F, Pamela contó que a la institución entró por curiosidad. Confiesa, que la decisión no fue fácil para ella, ni tampoco para su familia –compuesta mayoritariamente por mujeres-, pues a sus entonces 15 años estudiaba en el emblemático liceo Juana Ross (también marcado únicamente por la presencia femenina) y, como cuenta ella misma, no le llamaban para nada la atención “las labores más masculinas”.
Y cuando decimos que asumió el desafío es porque lo hizo, "con todas las de la ley". Lideró equipos, gritó órdenes y se impuso con sus instrucciones en incendios tan brutales como el que consumió medio Valparaíso en 2014.
Fue directora en 2015, y cuando asumió ciertamente pensó en su padre, quien murió en un accidente automovilístico, y cuyo hecho significó que decidiera mantenerse en bomberos. "Mi formación y todo lo que conocía me permitió desenvolverme en esas circunstancias, por ejemplo, ver a mi papá en el suelo, ver a mi familia destruida. Fui la única que supo actuar y de ahí me quedé para siempre (en la bomba)”, recuerda.
Consultada sobre si se ha sentido discriminada, la joven contó. “En los inicios fue difícil para todos. Siempre estaba el fantasma de demostrar que tú te la puedes, hasta que en un minuto llegas a entender que hombres y mujeres tenemos diferencias".
Agregó que, "yo no tengo la fuerza que tienen otros compañeros y, por otra parte, las mujeres tenemos una contención distinta, entonces somos buenas para los rescates. Está comprobado que en un accidente, si te habla una voz femenina te tranquiliza más”.
Pero la vida de bombero es dura. Pamela cuenta que "somos los únicos voluntarios que pagamos por ser voluntarios: el cuartel necesita mejorías, equipamiento, los uniformes son carísimos, si se echan a perder las botas hay que comprar otras, y así un montón de cosas que salen del bolsillo de uno”.
Y la mujer, es crítica del doble estándar de muchos. “Un día hay un incendio, van los Bomberos y somos lo mejor del mundo. Al otro día salimos a la calle a mendigar una rifa y nadie te compra. Es difícil, pero la que pierde es solo la ciudadanía. Bomberos nunca va a decir que no, puede ser que el día anterior nos hayan pegado y si hay emergencia igual vamos a ir, está en nuestro ADN”.
Casada con Manuel Vallejos, también voluntario de bomberos, Pamela hoy está alejada de la institución. El pequeño Mateo es su dedicación absoluta. “Con mi marido llevamos 4 años de relación y lo íbamos dejando para después, para después, pero yo sentía que era el momento. Estaba en una situación, siendo la directora de la compañía, en que ya estaba realizada bomberilmente. Y si no lo hacía ahora, no lo iba a hacer nunca. Estamos felices con Mateo”, dice mirando de reojo al niño, mientras reconoce que de todas maneras “hay una renuncia de por medio, pero así es la vida para la mujer”.
Padre y madre bomberos, qué ocurrirá con Mateo. Pamela, lo tiene claro. "Mi hijo va a crecer en un ambiente de bombero”, dice encogiendo los hombros, pero advierte que jamás lo obligaría a entrar a la institución. No me gustaría imponérselo, pero si él quiere, no tengo cara para decirle que no, aunque sé a los riesgos que se expone”.
soyvalparaiso.cl
Última edición: