Lota: tornado arrasó con siete viviendas
Un estruendo los despertó de golpe en la madrugada de ayer cuando el viento les llevaba todo.
La madrugada del sábado difícilmente la podrán olvidar los pobladores de la villa “Monte los Olivos” de Lota Bajo. Un ruido de latas los despertó para avisarles que siete de sus vecinos estaban sin techos ni paredes. Sus casas habían sido arrasadas por una especie de “huracán”. Un panorama caótico en medio de la noche que recién en el día se logró dimensionar.
El reloj marcaba aproximadamente las 2.30 horas, la lluvia caía incipiente y el viento arreciaba con violencia.
“Dormíamos como siempre, cuando sin aviso un estruendo ensordecedor nos despertó”, contó al borde del llanto Marcela Sarabia Verdugo. En tanto, su marido, Carlos Arriagada Uribe decía que “en un primer momento pensamos que era un terremoto o un temblor fuerte”.
Lo que afectó el sueño de la familia Arriagada-Sarabia fue un vehemente ventarrón que no tuvo piedad con su modesto hogar, un vendaval que les arrebató diez años de esfuerzo.
El golpe del viento fue tal que a 500 metros de la casa todavía encontraban ropas y sus cosas.
Ellos fueron los más afectados en la villa. El viento les voló el techo, ventanales y una pared del segundo piso, lugar donde dormían junto sus hijos Bernardo (11) y Carla de tan sólo un año y cinco meses.
“Bernardo se tiró de la cama y como pude alcancé a tomar a mi niña que el ventarrón ya se la llevaba”, contaba Marcela a sus vecinas que llegaron para dale apoyo y veían incrédulas cómo había quedado la vivienda.
Al lugar del siniestro, que se encuentra flanqueado por la “cancha” y comisaría de Lota, llegaron Bomberos, Carabineros y personal de la Municipalidad. La principal faena era rescatar a las familias afectadas de posibles derrumbes. Un total de 22 personas, entre niños y adultos, quedaron damnificadas. Siete casas afectadas, de las cuales cinco están inhabitables.
Llegaron por algo mejor
Con el día recién se pudo dimensionar la tragedia. Los pobladores se miraban unos con otros sin encontrar mayor explicación al fenómeno que hizo volar las casas.
La huella seguida por la ventolera estaba clara. Desde la altura se podía apreciar la línea de viviendas afectadas, siete en total.
La villa “Monte los Olivos” se originó a partir de la toma de terreno que realizaron, en el 2001, 85 familias de distintos sectores de Lota. El lugar que eligieron fue un monte que antes era conocido por ser una pista de motocross.
Lo escogieron precisamente por estar en la altura, ya que muchas de las familias que llegaron allí estaban cansadas de inundarse en los inviernos. Todas muy humildes que con mucho esfuerzo habían logrado obtener su casa propia supuestamente de forma definitiva.
Paradójico, por decir lo menos, ya que escaparon del agua, pero esta vez el viento no les dio tregua. El presidente de la junta de vecinos, Hugo Villa Torres, caminaba por el sector con una huincha de medir en la mano. “Lo principal es tener claro la magnitud de los daños de cada casa para que la ayuda sea la mejor posible”, afirmaba al pasar.
Patricio Marchant:“No somos Las Condes”
El alcalde de Lota, Patricio Marchant afirmó ayer que “Lota no es Las Condes ni Vitacura”, ante las críticas de algunos vecinos por la lentitud del municipio minero al momento de ayudar a los afectados.
La autoridad se defendió diciendo que “no hay recursos para habilitar un albergue o entregar de forma inmediata, como muchos quisieran, una ayuda en materiales y enseres básicos”. Agregó que hay todo un sistema burocrático que no permite agilizar eso.
“Existen diagnósticos de la magnitud del siniestro e informes técnicos que ya se realizaron y se hicieron llegar a la Gobernación”, concluyó.
La principal queja de los pobladores era la postergación de las faenas de reconstrucción para el lunes, teniendo en cuenta que cinco de las siete viviendas afectadas se encuentran inhabitables. Los damnificados guardaron los enseres salvados en la sede social de la villa “Monte los Olivos” y pasaron la noche en casas de familiares y vecinos.
Fuente: Diario El Sur
Un estruendo los despertó de golpe en la madrugada de ayer cuando el viento les llevaba todo.
La madrugada del sábado difícilmente la podrán olvidar los pobladores de la villa “Monte los Olivos” de Lota Bajo. Un ruido de latas los despertó para avisarles que siete de sus vecinos estaban sin techos ni paredes. Sus casas habían sido arrasadas por una especie de “huracán”. Un panorama caótico en medio de la noche que recién en el día se logró dimensionar.
El reloj marcaba aproximadamente las 2.30 horas, la lluvia caía incipiente y el viento arreciaba con violencia.
“Dormíamos como siempre, cuando sin aviso un estruendo ensordecedor nos despertó”, contó al borde del llanto Marcela Sarabia Verdugo. En tanto, su marido, Carlos Arriagada Uribe decía que “en un primer momento pensamos que era un terremoto o un temblor fuerte”.
Lo que afectó el sueño de la familia Arriagada-Sarabia fue un vehemente ventarrón que no tuvo piedad con su modesto hogar, un vendaval que les arrebató diez años de esfuerzo.
El golpe del viento fue tal que a 500 metros de la casa todavía encontraban ropas y sus cosas.
Ellos fueron los más afectados en la villa. El viento les voló el techo, ventanales y una pared del segundo piso, lugar donde dormían junto sus hijos Bernardo (11) y Carla de tan sólo un año y cinco meses.
“Bernardo se tiró de la cama y como pude alcancé a tomar a mi niña que el ventarrón ya se la llevaba”, contaba Marcela a sus vecinas que llegaron para dale apoyo y veían incrédulas cómo había quedado la vivienda.
Al lugar del siniestro, que se encuentra flanqueado por la “cancha” y comisaría de Lota, llegaron Bomberos, Carabineros y personal de la Municipalidad. La principal faena era rescatar a las familias afectadas de posibles derrumbes. Un total de 22 personas, entre niños y adultos, quedaron damnificadas. Siete casas afectadas, de las cuales cinco están inhabitables.
Llegaron por algo mejor
Con el día recién se pudo dimensionar la tragedia. Los pobladores se miraban unos con otros sin encontrar mayor explicación al fenómeno que hizo volar las casas.
La huella seguida por la ventolera estaba clara. Desde la altura se podía apreciar la línea de viviendas afectadas, siete en total.
La villa “Monte los Olivos” se originó a partir de la toma de terreno que realizaron, en el 2001, 85 familias de distintos sectores de Lota. El lugar que eligieron fue un monte que antes era conocido por ser una pista de motocross.
Lo escogieron precisamente por estar en la altura, ya que muchas de las familias que llegaron allí estaban cansadas de inundarse en los inviernos. Todas muy humildes que con mucho esfuerzo habían logrado obtener su casa propia supuestamente de forma definitiva.
Paradójico, por decir lo menos, ya que escaparon del agua, pero esta vez el viento no les dio tregua. El presidente de la junta de vecinos, Hugo Villa Torres, caminaba por el sector con una huincha de medir en la mano. “Lo principal es tener claro la magnitud de los daños de cada casa para que la ayuda sea la mejor posible”, afirmaba al pasar.
Patricio Marchant:“No somos Las Condes”
El alcalde de Lota, Patricio Marchant afirmó ayer que “Lota no es Las Condes ni Vitacura”, ante las críticas de algunos vecinos por la lentitud del municipio minero al momento de ayudar a los afectados.
La autoridad se defendió diciendo que “no hay recursos para habilitar un albergue o entregar de forma inmediata, como muchos quisieran, una ayuda en materiales y enseres básicos”. Agregó que hay todo un sistema burocrático que no permite agilizar eso.
“Existen diagnósticos de la magnitud del siniestro e informes técnicos que ya se realizaron y se hicieron llegar a la Gobernación”, concluyó.
La principal queja de los pobladores era la postergación de las faenas de reconstrucción para el lunes, teniendo en cuenta que cinco de las siete viviendas afectadas se encuentran inhabitables. Los damnificados guardaron los enseres salvados en la sede social de la villa “Monte los Olivos” y pasaron la noche en casas de familiares y vecinos.
Fuente: Diario El Sur