Los diez peores accidentes ferroviarios de la historia

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1 Dic 2010
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Chile
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Un accidente de tren en India ha dejado casi un centenar de muertos y más de cien heridos. La red ferroviaria india es, con 65.000 kilómetros de recorrido, la cuarta por longitud del mundo, detrás de Estados Unidos, Rusia y China, cuenta con 1,3 millones de empleados y 12.500 trenes y transporta a diario a unos 23 millones de pasajeros.

Según un estudio difundido por el Ministerio de Ferrocarriles, la inversión en seguridad resulta clave en el sistema ferroviario indio, donde en la última década se han producido 1.522 accidentes en los que han muerto 2.331 personas. Pese al elevado número de víctimas, que podría aumentar en las próximas horas, no se trata del peor accidente ferroviario de la historia.

  • India (1981): 800-2.000 muertos
Es hasta la fecha la catástrofe ferroviaria más grave ocurrida nunca. En ella fallecieron casi 2.000 personas, aunque algunas fuentes apuntaron que las víctimas mortales fueron 800. Sucedió en el estado de Bihar, al noreste del país. Siete de los nueve vagones que integraban el convoy descarrilaron a su paso por un puente que cruza el río Kosi, quedando sepultados bajo sus aguas. El tren tenía capacidad para unas quinientas personas, pero su pasaje iba, al parecer, completamente saturado.


Un búfalo cruzado en medio de la vía fue la causa inicial del accidente. El conductor del tren, para no atropellarlo, pisó en repetidas ocasiones el freno de emergencia. Los vagones de cola se tambalearon bruscamente, separándose de la máquina y de otros dos vagones, que permanecieron sobre el puente. Las autoridades indias aceptan como buena esta versión, facilitada por el propio maquinista, y la completan asegurando que en el momento del siniestro barría la zona un poderoso huracán.

  • Sri Lanka (2004): 1.700 muertos
El tren en el que viajaban más de 1.500 personas fue embestido por las olas del tsunami ocasionado por un terremoto que tuvo lugar en el Océano Índico. El epicentro del sismo se registró cerca de Sumatra, en Indonesia

  • Rusia (1989): 575 muertos
El 4 de junio de 1989, ocurrió el peor accidente ferroviario de Rusia, cuando un tren que circulaba por la Via de Kuybyshev explotó cerca de la ciudad de Ufa. El infierno fue causado cuando una fuga en una cañería de gas licuado produjo una nube inflamable, que fue encendida por chispas que produjo el tren al pasar.

  • Etiopía (1985): 428 muertos
El 14 de enero de 1985, un tren que iba de Addis Abeba a Djibouti descarriló en Awash, Etiopía, haciendo que 4 de sus 5 vagones cayeran a un barranco. El accidente se estima que le costó la vida a 428 personas, de las 1000 que abordaban el tren. Fue el peor accidente en África. Se cree que la causa del accidente fue un exceso de velocidad.

  • Francia (1917): de 800 a 1.000 muertos
El 12 de diciembre de 1917, ocurrió el peor accidente ferroviario de Europa. Un tren sobrecargado con soldados franceses que volvían de luchar en el frente italiano descarriló a gran velocidad por no poder reducir la velocidad en un valle, y luego se incendió. Entre 800 y 1000 personas perdieron la vida, y solo alrededor de 400 pudieron ser identificadas.

  • Italia (1944): más de 500 muertos
Fue el más mortífero de este país europeo. Un tren quedó bloqueado en el interior de un túnel en la localidad de Balvano, en el sur de Italia, provocando la muerte de más de 500 personas que fallecieron asfixiadas debido a la inhalación de monóxido de carbono.

  • Rumanía (1917): de 600 a 1.000 muertos
Durante la Primera Guerra Mundial, entre 600 y 1000 personas, entre ellas varios soldados rusos heridos, murieron como resultado del descarrilamiento y posterior incendio del tren que abordaban, en la estación rumana de Ciurea. Los frenos fallaron y los conductores no pudieron detener el tren, que venía a alta velocidad debido a que la entrada a la estación está en una bajada pronunciada.

  • Egipto (2002): 383 muertos
En 2002, un tren de pasajeros de 11 vagones se incendió en su camino de Luxor a El Cairo. En medio del viaje, una garrafa explotó en el 5to vagón, y el fuego se extendió a 7 vagones más. El número oficial de víctimas fue 383, pero varias fuentes afirman que todos los vagones llevaban el doble de pasajeros que los declarados, por lo que la cifra sería mucho mayor.

  • Irán (2004): 300 muertos
El accidente se produjo en Nishapur. Un tren cargado con combustible y sustancias químicas descarriló y explotó provocando al menos 300 muertos y 400 heridos. Las principales autoridades regionales y municipales de la localidad, entre ellas el gobernador, el alcalde y el jefe de los bomberos, perdieron la vida en el siniestro.

  • España (1944): mas de 500 personas
El Accidente ferroviario de Torre del Bierzo de 1944 se produjo el 3 de enero cuando colisionaron dentro de un túnel un tren de correos, una locomotora en maniobras y un tren de mercancías a la altura de la localidad de Torre del Bierzo. El número de víctimas exacto nunca fue aclarado. Estudios realizados más recientemente elevan la cifra de fallecidos por encima de las 500 personas.

http://www.lainformacion.com
 

Nacho

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El reciente accidente ferroviario ocurrido en Santiago de Compostela, en España, producido por un descarrilamiento de un tren de alta velocidad, y que dejó más de 80 muertos y 143 heridos, trajo a colación para muchos chilenos un accidente tanto o más dantesco. En la tarde del lunes 17 de febrero de 1986 se produjo la peor tragedia en la historia ferroviaria de Chile: el tren expreso AES-16 que viajaba desde Valparaíso hacia la estación Mapocho de Santiago chocó de frente con el automotor AES-9, que venía con tres vagones desde Los Andes hacia Valparaíso. La espantosa colisión se tradujo en más de 100 muertos (hasta el día de hoy no se sabe la cifra exacta de fallecidos) y 510 heridos.

El accidente, que se produjo en el sector del puente de Queronque, entre las estaciones de Peñablanca y Limache, ocurrió justo en el centro de una curva. El choque frontal de ambos trenes, que transportaban cerca de mil personas en total, fue de tal magnitud que las máquinas quedaron incrustadas entre sí, formando una masa retorcida de metal. Sólo a las 7 de la mañana del martes 18 de febrero se logró separar ambos trenes e iniciar el rescate final de los fallecidos, muchos de los cuales no pudieron ser reconocidos posteriormente porque quedaron literalmente triturados entre los asientos delanteros y los fierros de los vagones.




Foto: El Mercurio


El pasajero Ricardo Orellana, uno de los sobrevivientes del accidente, recordó que “nos detuvimos en Peñablanca unos 5 minutos. Diez minutos más tarde se produjo el choque y, con el impacto, todos nos fuimos al suelo. La gente quedó atrapada entre fierros retorcidos y muchos gritaban y lloraban. Todo parecía un infierno. Había mucha gente sangrando y cuerpos mutilados por todos lados”.

El periodista Marcelo Simonetti, quien llegó al lugar como reportero en práctica del diario “La Estrella”, agrega que “la escena era dantesca. La gente estaba tirada en el piso o atrapada, y había como olor a muerte, algo que jamás había sentido antes”.

Jaime González, funcionario de Ferrocarriles del Estado que también sobrevivió al espantoso choque, recuerda que “hubo un silencio espantoso y todo estaba lleno de tierra. Los pasajeros sobrevivientes, algunos en precarias condiciones físicas, comenzaron a ayudarse entre sí. Los que estábamos mejor bajamos a los otros. Luego empezó a llegar mucha gente para ayudar, y ahí pude ver la nobleza del ser humano, pero también la bajeza, porque algunos saquearon a los muertos y a los que estaban mal”.

Razones del accidente

Las causas del accidente fueron varias. El día de la tragedia existía una sola vía férrea para la circulación de los trenes que corrían en ambos sentidos, ya que el puente cercano al sitio del suceso estaba siendo sometido a reparaciones a raíz de un atentado terrorista perpetrado en 1985. Además había sido afectado por los temporales. El sistema de comunicaciones, que databa de 1928, no era el óptimo y el teléfono estaba en mal estado. El sistema de señalización eléctrica tampoco funcionaba y se dice que pocos días antes se habían robado los cables del teléfono interno.

El cineasta porteño Roberto Mathews, autor del documental “Destino Queronque” (2009) y quien investigó en profundidad el caso, afirma que probablemente la causa basal que originó el choque “fue que el encargado no avisó que venía el otro tren. Pero la razón real fue la osadía humana, eso de usar sólo una vía, y justo en una curva. Además existe un testimonio de ex funcionarios de Ferrocarriles que explicaron que los trenes se desplazaban por una sola vía debido a que los contratistas que ejecutaron algunas obras en el lugar no habían dado la autorización para ocupar la otra línea, a raíz de que aún no les pagaban por el trabajo”.

Si bien el saldo oficial de fallecidos fue de 58 muertos, muchos aseguran que los muertos sobrepasaron el centenar. “Las autoridades de la época mintieron, porque fueron sobre 100 las personas que fallecieron”, aseguró Jaime González. Roberto Mathews, en tanto, agrega que “yo me quedo con lo que me dijeron las personas que entrevisté para el documental. Según ellos, fueron más de 120 los muertos”.

La consecuencia más inmediata de la tragedia de Queronque, además del centenar de fallecidos y 510 heridos, fue la suspensión del histórico servicio de trenes Santiago-Valparaíso, que sólo se restableció en el verano de 1992. Si bien los automotores fueron reforzados con equipos de radiocomunicación para advertir sus problemas, años más tarde el servicio de transporte de pasajeros entre Valparaíso y Santiago fue cancelado definitivamente, siendo usada la vía sólo para trenes de carga.

Nota de TVN Red Valparaíso del accidente de Queronque:

http://www.t13.cl/videos/nacional/como-ocurrio-peor-tragedia-ferroviaria-chile


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Nacho

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Bombero limachino recuerda la tragedia de Queronque
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BY JOSE MOLINA ON 17 FEBRERO, 2015FAVORITOS, LIMACHE



Ya han pasado 29 años desde la horrible tragedia ferroviaria de Queronque que costó la vida de decenas de pasajeros y en su mente aún continúan frescas las imágenes que le toco presenciar en aquella fatídica tarde del 17 de febrero de 1986.

Se trata de Luis Pastene Silva, maquinista rentado de la segunda compañía de Bomberos de Limache y quién el año de la tragedia era voluntario de la misma unidad siendo elegido por el destino para ser el primero en llegar hasta el lugar donde dos automotores se abrazaban mortalmente, a cuatro kilómetros de la estación de Limache.

“Esa tarde estaba listo para tomar once cuando de pronto sonó la sirena. Salí corriendo en dirección a la compañía tomando la conducción de carro de transporte Dodge. Junto a mi abordaron los voluntarios Ricardo Valenzuela, Rafael Gahona, los hermanos Rodrigo y Alvaro Mañez y el capitán Luis Moraga Ahumada” recordó Luis Patene. “Nuestra información fue que debíamos verificar un posible accidente de trenes y con esa misión partimos rumbo a Queronque”.

El maquinista de la segunda compañía recuerda que a la altura de la casona de los Eastman, en la entrada de Los Laureles se unió con un furgón de Carabineros y una patrullera de investigaciones conformando una caravana que velozmente inició su marcha. “No había un camino definido, avanzamos hasta que llegamos al puente Queronque, al que pasamos por debajo y a la altura de la antigua medialuna tanto Carabineros como la patrullera de investigaciones tomaron hacia la izquierda mientras yo opte por seguir derecho”.

Pastene recuerda que tras avanzar varios metros en medio de los cerros cubiertos de espinos hubo algo que llamo poderosamente su atención “de pronto veo en el cielo una avioneta de la Armada que comenzó a volar sobre nosotros. Se puso arriba del carro y empezó a bajar casi en picada sobre un lugar que no veíamos debido a los cerros. Salía, giraba y volvía a picar sobre el mismo lugar. Así comprendí que nos estaba indicado donde estaba el choque”.

Tras avanzar algunos metros y luego de alcanzar el sitio marcado por el avión, Luis Pastene y la tripulación del carro bomberil descendieron del vehículo y lo que apareció ante sus ojos fue una imagen que 29 años después no olvida “Ahí estaban los carros, abrazados, con heridos por todos lados. Recuerdo que tras bajar corriendo les pedí a los demás voluntarios que no ingresaran a los carros pero hubo algunos que fue lo primero que hicieron quedando tan choqueados que salieron corriendo rumbo al cerro”.

El relato del maquinista bomberil continua… “como ya comenzaba a oscurecer le pedí a Ricardo Valenzuela que cortara ramas de espino y con ellas hiciera algunas fogatas para alumbrar el sector. Rápidamente empezamos a reunir a diversos heridos a los que subimos al carro para trasladarlos al hospital y justo cuando íbamos partiendo venia llegando el furgón de los Carabineros con el capitán Alejandro Palacios” .

Tras dejar los primeros heridos en el centro asistencial, Luis Pastene vivió una primera experiencia que aún recuerda nítidamente “había un caballero de terno oscuro, con un maletín tipo James Bond al que al ayudar a bajar del carro pego un agudo grito de dolor indicando que tenía las costillas quebradas. Y de repente parte a tomar la micro para irse a su casa… lo tomé y lo ingresé al hospital…estaba en estado de schok”.

Muchas son las imágenes de Luis Pastene recuerda perfectamente “había un caballero que andaba todo cubierto de sangre y su única preocupación era encontrar su maletín con herramientas o el caso de una niña que lloraba junto a su madre, que había muerto en el lugar, pero que ella aseguraba que aún estaba viva por todavía estaba calentita”.

Tras haber trabajado duramente por varias horas fue cerca de las tres de la madrugada cuando mental y físicamente sucumbió “a esa hora yo no pude continuar. Me sobrepaso ver tanta tragedia, tantos muertos… me dio pena y dolor ver los cadáveres de tanta gente que venía alegre de un paseo y termino de esa manera…es muy triste.”

Pastene afirma que tras la tragedia quedó muy mal, anímica y mentalmente “Estuve como 4 días sin comer porque aun sentía el olor de la sangre, me costaba dormir y despertaba con pesadillas, sentía los gritos de quienes pedían auxilio.” “Nosotros fuimos como Bomberos pero nos vimos totalmente sobrepasados. Fue una gran sensación de impotencia. Bomberos en materia de rescate no tenía nada, estábamos en pañales, llegamos a Queronque con un chuzo y una pala. Pero esto finalmente sirvió para que se unieran y crearan grupos de rescate, se hicieran cursos y hubiese una mejor preparación.”

Finalmente y tras 29 años de ocurrida la tragedia, Luis Pastene reflexiona sobre el tema “a nosotros los bomberos, de las 3 compañías que trabajamos en el accidente, nos quedó una sensación de satisfacción al haber aportado un grano de arena ante la magnitud de los hechos. No teníamos prácticamente nada sólo las ganas de ayudar y hacer las cosas. Tal vez, al sacar a alguien de entre los fierros contribuimos a salvar la vida de esa persona.”

Luis Pastene Silva, uno de los tantos héroes anónimos de la tragedia de Queronque sigue fiel a su compromiso de ayudar al prójimo y no duda un instante en correr y ponerse tras el volante de alguna de las dos unidades de la segunda compañía de Bomberos para responder al llamado de la sirena que cada cierto tiempo clama al viento que alguien, en algún sector de Limache, está requiriendo ayuda.