La Región de Aysén Despidió a Parte de su Historia
Don Adolfo Guerrero Guerrero, último de los pioneros de nuestra región y fundador del Cuerpo de Bomberos de Coyhaique, falleció ayer a los 101 años de edad en nuestra ciudad.
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”.
Esta famosa frase, del literato alemán Bertolt Brecht, está reservada para personas excepcionales, aquellas que escapan a lo común. Aquellas de espíritu incansable, tenaz y aguerrido, que son capaces de aterrizar sus sueños más inalcanzables para transformarlos en metas realizables y concretas.
Aquellas como don Adolfo.
SU LLEGADA A LA REGIÓN
Hijo único de don Pedro Guerrero y doña Herminda Guerrero, Adolfo Guerrero Guerrero nació en el sector “El Rosario” de Calbuco, X Región, en 1906, llegando a estas lejanas tierras en 1926, a la edad de 20 años. Siendo un joven pionero, supo hacer frente a las necesidades y desafíos que le ponía esta región, impulsando su desarrollo. Un ejemplo de ello fue su largo trabajo, durante 60 años, como constructor de ruedas de carretas para bueyes, gracias a lo cual los traslados entre las distintas localidades de la región, tanto de personas como de materiales de construcción, se pudo llevar a cabo de manera más expedita.
Testigo y partícipe del nacimiento de Coyhaique, ocurrido en 1929, don Adolfo se casó con doña Lucila Arraigada González, quien le dio 8 hijos. Fundó la Primera Compañía de Bomberos de la ciudad diez años más tarde, en enero de 1939, y luego, durante ese mismo año y en meses sucesivos, la Segunda en marzo y el Cuerpo de Bomberos en abril.
Juan Barrientos, Comandante del Cuerpo de Bomberos de Coyhaique y uno de los sucesores de la obra de Don Adolfo, señaló respecto a su partida que “en estos momentos se experimentan sentimientos encontrados: por un lado, está la tristeza de su partida pero, por otro, la felicidad y satisfacción de reconocer su obra. La grandeza de los hombres muchas veces se refleja en la grandeza de sus obras, porque la verdad de las cosas es que don Adolfo Guerrero no sólo es un hito para nosotros como bomberos, sino para la comunidad completa. Él es un personaje que trasciende, fue muy visionario junto a otros tantos que ya no están, era el último fundador que quedaba con vida. La meta para muchas personas es dejar un legado en sus vidas, y qué mejor que el ejemplo de don Adolfo. Vemos a una comunidad agradecida y a sus hermanos bomberos acompañándolo hasta el último minuto, y además y lo más importante, a una familia orgullosa. Yo veía a sus hijos, nietos y bisnietos y sin duda que don Adolfo fue un ejemplo en vida para ellos y también para todos nosotros”.
EL ÚLTIMO ADIÓS
Durante la tarde de ayer, un tranquilo domingo, y en medio de una suave llovizna, fueron despedidos los restos de esta centenaria personalidad tras una misa por su eterno y merecido descanso oficiada en la Catedral de nuestra ciudad. Posteriormente, un cortejo en el cual participaron las cuatro compañías de bomberos de Coyhaique, además de una delegación de la Segunda Compañía de Puerto Aysén, acompaño su féretro por Baquedano hasta llegar al Cementerio Comunal, el cual al llegar al camposanto fue despedido por el ulular de las sirenas de los carro bombas, como hijos agradecidos y respetuosos del padre que les dio la vida.
Por ello, vaya esta nota como una más de las tantas flores de reconocimiento y gratitud que adornaron su partida.
Fuente: Diario Aysén
Don Adolfo Guerrero Guerrero, último de los pioneros de nuestra región y fundador del Cuerpo de Bomberos de Coyhaique, falleció ayer a los 101 años de edad en nuestra ciudad.
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”.
Esta famosa frase, del literato alemán Bertolt Brecht, está reservada para personas excepcionales, aquellas que escapan a lo común. Aquellas de espíritu incansable, tenaz y aguerrido, que son capaces de aterrizar sus sueños más inalcanzables para transformarlos en metas realizables y concretas.
Aquellas como don Adolfo.
SU LLEGADA A LA REGIÓN
Hijo único de don Pedro Guerrero y doña Herminda Guerrero, Adolfo Guerrero Guerrero nació en el sector “El Rosario” de Calbuco, X Región, en 1906, llegando a estas lejanas tierras en 1926, a la edad de 20 años. Siendo un joven pionero, supo hacer frente a las necesidades y desafíos que le ponía esta región, impulsando su desarrollo. Un ejemplo de ello fue su largo trabajo, durante 60 años, como constructor de ruedas de carretas para bueyes, gracias a lo cual los traslados entre las distintas localidades de la región, tanto de personas como de materiales de construcción, se pudo llevar a cabo de manera más expedita.
Testigo y partícipe del nacimiento de Coyhaique, ocurrido en 1929, don Adolfo se casó con doña Lucila Arraigada González, quien le dio 8 hijos. Fundó la Primera Compañía de Bomberos de la ciudad diez años más tarde, en enero de 1939, y luego, durante ese mismo año y en meses sucesivos, la Segunda en marzo y el Cuerpo de Bomberos en abril.
Juan Barrientos, Comandante del Cuerpo de Bomberos de Coyhaique y uno de los sucesores de la obra de Don Adolfo, señaló respecto a su partida que “en estos momentos se experimentan sentimientos encontrados: por un lado, está la tristeza de su partida pero, por otro, la felicidad y satisfacción de reconocer su obra. La grandeza de los hombres muchas veces se refleja en la grandeza de sus obras, porque la verdad de las cosas es que don Adolfo Guerrero no sólo es un hito para nosotros como bomberos, sino para la comunidad completa. Él es un personaje que trasciende, fue muy visionario junto a otros tantos que ya no están, era el último fundador que quedaba con vida. La meta para muchas personas es dejar un legado en sus vidas, y qué mejor que el ejemplo de don Adolfo. Vemos a una comunidad agradecida y a sus hermanos bomberos acompañándolo hasta el último minuto, y además y lo más importante, a una familia orgullosa. Yo veía a sus hijos, nietos y bisnietos y sin duda que don Adolfo fue un ejemplo en vida para ellos y también para todos nosotros”.
EL ÚLTIMO ADIÓS
Durante la tarde de ayer, un tranquilo domingo, y en medio de una suave llovizna, fueron despedidos los restos de esta centenaria personalidad tras una misa por su eterno y merecido descanso oficiada en la Catedral de nuestra ciudad. Posteriormente, un cortejo en el cual participaron las cuatro compañías de bomberos de Coyhaique, además de una delegación de la Segunda Compañía de Puerto Aysén, acompaño su féretro por Baquedano hasta llegar al Cementerio Comunal, el cual al llegar al camposanto fue despedido por el ulular de las sirenas de los carro bombas, como hijos agradecidos y respetuosos del padre que les dio la vida.
Por ello, vaya esta nota como una más de las tantas flores de reconocimiento y gratitud que adornaron su partida.
Fuente: Diario Aysén