La dinastía de los "chicos buenos"
"Caballeros del fuego" celebraron ayer el Día de la Tradición, con un homenaje para los voluntarios de mayor trayectoria.
Después de Bomberos y Cruz Roja, muchos son las organizaciones de voluntariado que han hecho más soportable el sufrimiento del ser humano necesitado. Sin embargo, una de las tareas más ingratas, quizá por falta de un mayor reconocimiento ciudadano, pero también tremendamente gratificante, por quienes lo comparten, son sin lugar a dudas los cuerpos de Bomberos.
"Caballeros del fuego", les dicen, después de todo algo de pirómano hay en muchos, pero al contrario, porque con furia apagan las llamas, según la experiencia de quienes ayer fueron festejados en el Día de la Tradición.
Hablar con los más antiguos es abrir un libro de la historia de Puerto Montt, con páginas llenas de recuerdos, penas, alegrías, destrucción, miseria, dolores desgarradores, en fin, tanto que conlleva un simple llamado de emergencia al 132.
Nadie les paga un peso, son los que se entregan en alma y cuerpo por ayudar sin preguntar a quien y no se detienen si están frente a la casa incendiada de su peor enemigo, porque hay, paradojalmente, un compromiso grabado a fuego en sus corazones, combatir a su enemigo: el fuego.
PARA HACER UN LIBRO
Hablar con un bombero es hacer libros, comentó Julio Daie, y no es para menos, todos tienen una historia que contar. Todos ingresaron motivados por algún incendio, por algún amigo, un vecino, un pariente. Quien mejor puede hablar de ello es Jorge Brahm Yuraszeck, quien lleva en las venas por padre y madre el espíritu de servir.
Por los Brahm hay varios en la actualidad, incluso Eduardo Brahm Menge está dentro de los insignes del Cuerpo de Bomberos. Sus hermanos Víctor y Fernando lo fueron por un tiempo, pero dejaron la actividad. Hay varios de la cuarta generación Brahm, todavía en la Segunda Compañía Germania.
Jorge Brahm ingresó a la segunda compañía en 1947 cuando ya se había recibido como abogado. "Pero en mi familia había 7 bomberos. Cuando sonaba la sirena salían todos juntos y cuando vacacionaba aquí yo salía con ellos. Luego, cuando pude me hice voluntario, y no sé si por suerte o por desgracia he tenido distintos cargos en el Cuerpo de Bomberos. Hoy siempre vibro con todo y cuando suena una alarma trato de ubicarme donde es el incendio y comento e informo cuando leo el Diario "El Llanquihue". Tengo literatura bastante importante sobre la vida bomberil de Chile y todo del Cuerpo de Bomberos de Puerto Montt".
Un grupo de 11, de los 22 insignes, contaron algunas experiencias y recuerdos. Octavio Soto Rodríguez, el más antiguo del grupo, tiene 84 años y a los 18 prefirió ser bombero antes que hacer su Servicio Militar. Ingresó a la Cuarta Compañía, conocida como la de los hispanos.
Octavio Soto era empleado de una tienda de españoles y nunca tuvo problemas cuando debió dejar clientes para acudir al llamado de sirena, salvo cuando se encontraba solo, ya que él manejaba las llaves y no podía cerrar la tienda.
Fue por eso que se perdió el gran incendio de Calbuco de 1943, "pero le pasé mi uniforme a un amigo y él pudo concurrir en mi reemplazo".
La gran mayoría de los voluntarios deja de asistir a los incendios cuando perfilan los 50 años, pero siguen en la compañía como directivos o asistiendo a las asambleas, pero no todos, porque en el caso de Teófilo Bachler Bontes, de la Primera Compañía, que tiene 83 años, sigue asistiendo a los incendio cuando su magnitud lo amerita. "Hasta el año pasado fui al último", adujo.
De la misma idea es Guillermo Oyarzún, quien sale corriendo, pero cuando su apoyo se requiere. Estos son los incendios de relevancia, los grandes. Pero la verdad es que casi ya no existen estos, porque la tecnología ha bajado el nivel de complejidad. En cambio, Jorge Brahm tenía 80 años y todavía salía con toalla y casco en mano.
reuniones y paseos
Los insignes comparten, por lo general, en las reuniones, paseos y aniversarios institucionales. Pero don Tótila Lintz, a sus 83 años, sigue trabajando como instructor de cadetes.
Don Julio Daie también ingresó algo tarde, tenía como 30 años cuando se incorporó a la Cuarta Compañía donde ocupó varios cargos. Lleva 53 años en su entidad, a la que ingresó a través de un amigo que tenía frente a su negocio. Él era Rodrigo Sanz, quien lo convenció del enriquecimiento espiritual que otorgaba ser voluntario. Su accionar estaba circunscrito a las actividades más administrativas, llegando a ser director de la compañía, subrogando en los tiempos del terremoto a Alberto Orellana. Permaneció 10 años en el cargo, lo que le valió ser designado director honorario del Cuerpo y hace tres años lo nombraron bombero insigne.
De generación en generación, pareciera que de cada gran incendio, nace un gran voluntario. Guillermo Oyarzún, por ejemplo, hermano de la fallecida y querida "Olguita", ingresó después de un gran incendio en el sector de Chorrillos y Miraflores. Eran años en que la calle Pérez Rosales no estaba habilitada para subir con carros bomba, pero se abrió para el paso de los vehículos. Fue entonces, que el directorio general estimó que debía haber una compañía de Bomberos en ese sector.
"Es así como personalidades del sector de Chorrillos y Miraflores, hombres buenos, más voluntarios destacados que optaron por cooperar con las nuevas compañías en formación, voluntarios de la Segunda Compañía que hicieron un muy buen aporte, se integraron a la Sexta en formación. Fue así como hubo voluntarios que se distinguieron y la prueba está en que tuvimos por 37 años como director a Luis Ackermann, distinguido arquitecto, y de capitán a Leonidas Bórquez. Pasaron varias personalidades y hombres del sector", recuerda hoy el bombero insigne que vivía en ese entonces cerca del cuartel.
Guillermo Oyarzún con sus 53 años de bombero insigne, asiste sólo a los incendios de "categoría".
¿Categoría?, ¿pero, qué significa eso? Y explica. "Porque los incendios de casas chicas, con el sistema moderno de ahora, con todos los carros que tienen agua en los estanques, en un corto tiempo lo apagan. Entonces mientras uno llega, ya está apagado y uno no tiene nada que hacer. Es así como estamos trabajando hoy con el sistema moderno, la amplificación de comunicaciones, etc." , recuerda quien fue durante dos períodos comandante del Cuerpo de Bomberos.
Rodrigo Muñoz, con 55 años de servicio en la Quinta Compañía, era estudiante del Instituto Comercial cuando ingresó. Luego fue funcionario público, pero nunca hubo problemas."En Puerto Montt los servicios públicos siempre han dado amplias facilidades a los voluntarios", dice.
SUFRIMIENTOS
Luis Maldonado, el popular "Luchito", ex reportero gráfico del Diario "El Llanquihue", corría al incendio, no para apagar el fuego, sino para fotografiar las llamas. Total ya tenía también sus regalías, eran como 40 años en la Cuarta. Hoy tiene 81 años y 58 de bombero. Ingresó a la Tercera Compañía, pero cuando fue intervenida por mala administración, quedaban dos voluntarios, por lo que el superintendente, en ese entonces Jorge Brahm, le pidió que se trasladaran a la Cuarta. Y ahí quedó, hasta el día de hoy en que pasa casi todos los días a "echar la talla" a los "cabros que están todo el día trabajando".
"Soy muy orgulloso de ser bombero, porque cuando ingresé sufríamos mucho. Todo era de a pie, no había salvamento de nada". Mejor no tocarle a "Luchito" el trabajo durante el terremoto, porque se larga contando historias. Ese día un carabinero lo buscó para ser padrino de un joven que venía de la isla, pero se quedó sin ahijado porque lo que vino después fue un trabajo intenso, jurando que la Comandancia no tardó ni 20 minutos en formarlos y largarlos a sus frentes de trabajo. Otra cosa en que hace hincapié es el gasto que ellos mismos hacían, ya que el Cuerpo de Bomberos sólo les daba la casaca, un cinturón y un casco; el resto corría por su cuenta.
las guardias
Santiago Barría ingresó a la Quinta Comisaría cuando tenía 20 años. Este año cumple 65 de servicio.
Las guardias son recuerdos especiales para este voluntario dedicado al comercio. Dice que el único requisito para ser bombero, es la vocación.
Pero, por lo que cuentan, los voluntarios de hoy están mucho más disciplinados, porque se les ha instruido. Quien no obedece las reglas tiene las puertas anchas. No se permiten temas políticos ni religiosos. "Hoy es un enorme mérito ser bombero", recuerda Tótila Lintz, quien ingresó luego de ver el gran desastre del incendio de Calbuco.
NADIE LOS APLAUDE
Más que tradiciones, son recuerdos y chanzas las que comenta Lintz. "Los bomberos somos como pirómanos, pero al contrario, le damos como caja para apagarlos".
"Además te nace del fondo del alma el deseo de servir, porque yo como bombero trabajo junto a mis bomberos. Todas las compañías cumplen su labor y nadie les dice gracias, nadie los aplaude, sino que uno cumple y se va. Qué bonito es servir sin ser destacado, eso es un mérito enorme. Algo para tener presente...", comenta.
Tótila Lintz, quien como siempre resalta la labor de la mujer, cuenta que cuando se casó en segundas nupcias, después de haber enviudado, comentó a sus compañeros que tenía otra novia.
Las condiciones que puso para concretar el matrimonio fue que nueva señora aceptara a la institución bomberil. Ningún problema, le dijeron. Es así que cuando sonaba la sirena, la novia se levantaba para sacarle el auto mientras don Tólila se vestía.
Ejemplos
Eduardo Brahm ingresó a la 2ª Compañía después del Servicio Militar. Dice que a los bomberos se les critica de ser tan militarizados, pero tiene que haber orden y obediencia.
Teófilo Bachler cumple 60 años en la Primera Compañía, recuerda que el año pasado estuvo arriba de los techos del incendio del Pimb's. A este grupo de hombres, se integran a partir del 19 de julio, el superintendente Martín Ercoreca von Bischoffhausen, quien recibirá la medalla por 50 años de servicios y pasará como tal a ser bombero insigne de Chile.
"Caballeros del fuego" celebraron ayer el Día de la Tradición, con un homenaje para los voluntarios de mayor trayectoria.
Después de Bomberos y Cruz Roja, muchos son las organizaciones de voluntariado que han hecho más soportable el sufrimiento del ser humano necesitado. Sin embargo, una de las tareas más ingratas, quizá por falta de un mayor reconocimiento ciudadano, pero también tremendamente gratificante, por quienes lo comparten, son sin lugar a dudas los cuerpos de Bomberos.
"Caballeros del fuego", les dicen, después de todo algo de pirómano hay en muchos, pero al contrario, porque con furia apagan las llamas, según la experiencia de quienes ayer fueron festejados en el Día de la Tradición.
Hablar con los más antiguos es abrir un libro de la historia de Puerto Montt, con páginas llenas de recuerdos, penas, alegrías, destrucción, miseria, dolores desgarradores, en fin, tanto que conlleva un simple llamado de emergencia al 132.
Nadie les paga un peso, son los que se entregan en alma y cuerpo por ayudar sin preguntar a quien y no se detienen si están frente a la casa incendiada de su peor enemigo, porque hay, paradojalmente, un compromiso grabado a fuego en sus corazones, combatir a su enemigo: el fuego.
PARA HACER UN LIBRO
Hablar con un bombero es hacer libros, comentó Julio Daie, y no es para menos, todos tienen una historia que contar. Todos ingresaron motivados por algún incendio, por algún amigo, un vecino, un pariente. Quien mejor puede hablar de ello es Jorge Brahm Yuraszeck, quien lleva en las venas por padre y madre el espíritu de servir.
Por los Brahm hay varios en la actualidad, incluso Eduardo Brahm Menge está dentro de los insignes del Cuerpo de Bomberos. Sus hermanos Víctor y Fernando lo fueron por un tiempo, pero dejaron la actividad. Hay varios de la cuarta generación Brahm, todavía en la Segunda Compañía Germania.
Jorge Brahm ingresó a la segunda compañía en 1947 cuando ya se había recibido como abogado. "Pero en mi familia había 7 bomberos. Cuando sonaba la sirena salían todos juntos y cuando vacacionaba aquí yo salía con ellos. Luego, cuando pude me hice voluntario, y no sé si por suerte o por desgracia he tenido distintos cargos en el Cuerpo de Bomberos. Hoy siempre vibro con todo y cuando suena una alarma trato de ubicarme donde es el incendio y comento e informo cuando leo el Diario "El Llanquihue". Tengo literatura bastante importante sobre la vida bomberil de Chile y todo del Cuerpo de Bomberos de Puerto Montt".
Un grupo de 11, de los 22 insignes, contaron algunas experiencias y recuerdos. Octavio Soto Rodríguez, el más antiguo del grupo, tiene 84 años y a los 18 prefirió ser bombero antes que hacer su Servicio Militar. Ingresó a la Cuarta Compañía, conocida como la de los hispanos.
Octavio Soto era empleado de una tienda de españoles y nunca tuvo problemas cuando debió dejar clientes para acudir al llamado de sirena, salvo cuando se encontraba solo, ya que él manejaba las llaves y no podía cerrar la tienda.
Fue por eso que se perdió el gran incendio de Calbuco de 1943, "pero le pasé mi uniforme a un amigo y él pudo concurrir en mi reemplazo".
La gran mayoría de los voluntarios deja de asistir a los incendios cuando perfilan los 50 años, pero siguen en la compañía como directivos o asistiendo a las asambleas, pero no todos, porque en el caso de Teófilo Bachler Bontes, de la Primera Compañía, que tiene 83 años, sigue asistiendo a los incendio cuando su magnitud lo amerita. "Hasta el año pasado fui al último", adujo.
De la misma idea es Guillermo Oyarzún, quien sale corriendo, pero cuando su apoyo se requiere. Estos son los incendios de relevancia, los grandes. Pero la verdad es que casi ya no existen estos, porque la tecnología ha bajado el nivel de complejidad. En cambio, Jorge Brahm tenía 80 años y todavía salía con toalla y casco en mano.
reuniones y paseos
Los insignes comparten, por lo general, en las reuniones, paseos y aniversarios institucionales. Pero don Tótila Lintz, a sus 83 años, sigue trabajando como instructor de cadetes.
Don Julio Daie también ingresó algo tarde, tenía como 30 años cuando se incorporó a la Cuarta Compañía donde ocupó varios cargos. Lleva 53 años en su entidad, a la que ingresó a través de un amigo que tenía frente a su negocio. Él era Rodrigo Sanz, quien lo convenció del enriquecimiento espiritual que otorgaba ser voluntario. Su accionar estaba circunscrito a las actividades más administrativas, llegando a ser director de la compañía, subrogando en los tiempos del terremoto a Alberto Orellana. Permaneció 10 años en el cargo, lo que le valió ser designado director honorario del Cuerpo y hace tres años lo nombraron bombero insigne.
De generación en generación, pareciera que de cada gran incendio, nace un gran voluntario. Guillermo Oyarzún, por ejemplo, hermano de la fallecida y querida "Olguita", ingresó después de un gran incendio en el sector de Chorrillos y Miraflores. Eran años en que la calle Pérez Rosales no estaba habilitada para subir con carros bomba, pero se abrió para el paso de los vehículos. Fue entonces, que el directorio general estimó que debía haber una compañía de Bomberos en ese sector.
"Es así como personalidades del sector de Chorrillos y Miraflores, hombres buenos, más voluntarios destacados que optaron por cooperar con las nuevas compañías en formación, voluntarios de la Segunda Compañía que hicieron un muy buen aporte, se integraron a la Sexta en formación. Fue así como hubo voluntarios que se distinguieron y la prueba está en que tuvimos por 37 años como director a Luis Ackermann, distinguido arquitecto, y de capitán a Leonidas Bórquez. Pasaron varias personalidades y hombres del sector", recuerda hoy el bombero insigne que vivía en ese entonces cerca del cuartel.
Guillermo Oyarzún con sus 53 años de bombero insigne, asiste sólo a los incendios de "categoría".
¿Categoría?, ¿pero, qué significa eso? Y explica. "Porque los incendios de casas chicas, con el sistema moderno de ahora, con todos los carros que tienen agua en los estanques, en un corto tiempo lo apagan. Entonces mientras uno llega, ya está apagado y uno no tiene nada que hacer. Es así como estamos trabajando hoy con el sistema moderno, la amplificación de comunicaciones, etc." , recuerda quien fue durante dos períodos comandante del Cuerpo de Bomberos.
Rodrigo Muñoz, con 55 años de servicio en la Quinta Compañía, era estudiante del Instituto Comercial cuando ingresó. Luego fue funcionario público, pero nunca hubo problemas."En Puerto Montt los servicios públicos siempre han dado amplias facilidades a los voluntarios", dice.
SUFRIMIENTOS
Luis Maldonado, el popular "Luchito", ex reportero gráfico del Diario "El Llanquihue", corría al incendio, no para apagar el fuego, sino para fotografiar las llamas. Total ya tenía también sus regalías, eran como 40 años en la Cuarta. Hoy tiene 81 años y 58 de bombero. Ingresó a la Tercera Compañía, pero cuando fue intervenida por mala administración, quedaban dos voluntarios, por lo que el superintendente, en ese entonces Jorge Brahm, le pidió que se trasladaran a la Cuarta. Y ahí quedó, hasta el día de hoy en que pasa casi todos los días a "echar la talla" a los "cabros que están todo el día trabajando".
"Soy muy orgulloso de ser bombero, porque cuando ingresé sufríamos mucho. Todo era de a pie, no había salvamento de nada". Mejor no tocarle a "Luchito" el trabajo durante el terremoto, porque se larga contando historias. Ese día un carabinero lo buscó para ser padrino de un joven que venía de la isla, pero se quedó sin ahijado porque lo que vino después fue un trabajo intenso, jurando que la Comandancia no tardó ni 20 minutos en formarlos y largarlos a sus frentes de trabajo. Otra cosa en que hace hincapié es el gasto que ellos mismos hacían, ya que el Cuerpo de Bomberos sólo les daba la casaca, un cinturón y un casco; el resto corría por su cuenta.
las guardias
Santiago Barría ingresó a la Quinta Comisaría cuando tenía 20 años. Este año cumple 65 de servicio.
Las guardias son recuerdos especiales para este voluntario dedicado al comercio. Dice que el único requisito para ser bombero, es la vocación.
Pero, por lo que cuentan, los voluntarios de hoy están mucho más disciplinados, porque se les ha instruido. Quien no obedece las reglas tiene las puertas anchas. No se permiten temas políticos ni religiosos. "Hoy es un enorme mérito ser bombero", recuerda Tótila Lintz, quien ingresó luego de ver el gran desastre del incendio de Calbuco.
NADIE LOS APLAUDE
Más que tradiciones, son recuerdos y chanzas las que comenta Lintz. "Los bomberos somos como pirómanos, pero al contrario, le damos como caja para apagarlos".
"Además te nace del fondo del alma el deseo de servir, porque yo como bombero trabajo junto a mis bomberos. Todas las compañías cumplen su labor y nadie les dice gracias, nadie los aplaude, sino que uno cumple y se va. Qué bonito es servir sin ser destacado, eso es un mérito enorme. Algo para tener presente...", comenta.
Tótila Lintz, quien como siempre resalta la labor de la mujer, cuenta que cuando se casó en segundas nupcias, después de haber enviudado, comentó a sus compañeros que tenía otra novia.
Las condiciones que puso para concretar el matrimonio fue que nueva señora aceptara a la institución bomberil. Ningún problema, le dijeron. Es así que cuando sonaba la sirena, la novia se levantaba para sacarle el auto mientras don Tólila se vestía.
Ejemplos
Eduardo Brahm ingresó a la 2ª Compañía después del Servicio Militar. Dice que a los bomberos se les critica de ser tan militarizados, pero tiene que haber orden y obediencia.
Teófilo Bachler cumple 60 años en la Primera Compañía, recuerda que el año pasado estuvo arriba de los techos del incendio del Pimb's. A este grupo de hombres, se integran a partir del 19 de julio, el superintendente Martín Ercoreca von Bischoffhausen, quien recibirá la medalla por 50 años de servicios y pasará como tal a ser bombero insigne de Chile.