Investigación científica para principiantes: cuándo talar un pino chamuscado

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20 Ene 2008
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La idea de partida fue desarrollar un sistema que permitiese a los propietarios y gestores forestales predecir con anticipación si los pinos morirán o a seguirán vivos tras verse afectados por un incendio. El resultado final: unos indicadores visuales sencillos que ofrecen a personas no expertas la posibilidad de saber si deben talar o no un árbol calcinado por el fuego. Pueden hacerlo basándose en sólo dos parámetros: el porcentaje de copa chamuscada y la presencia de escarabajos en la planta.
José Antonio Vega, del Centro de Investigación Forestal Lourizán (Pontevedra), fue uno de los artífices y lo resume de una forma sencilla. Relata que es un estudio que aporta todos los datos que un gestor forestal necesita para decidir si tala un pino pinaster (conocido en Galicia como pino del país, pero que en toda España tiene 21 variedades diferentes), o apuesta por dejarlo vivir teniendo la certeza de que puede sobrevivir a los efectos del fuego.
Según este investigador, poder contar con este barómetro de supervivencia "es importante desde el punto de vista económico". "Tanto las administraciones como las comunidades de montes y particulares han hecho muchas reforestaciones con este pino", de forma que "una corta anticipada del árbol supone una merma en el rendimiento de la inversión efectuada en una plantación".
Uno de los rasgos más característicos de esta investigación es que permite tener las mismas posibilidades a la hora de tomar una decisión sobre la tala del ejemplar afectado por el fuego a expertos y particulares. "Hemos hecho lo que se llama un árbol de decisión sencillo que está basado en dos datos: el porcentaje de la copa que está soflamada o chamuscada por el incendio y en función de si presentan presencia de escolítidos", explica José Antonio Vega.
Este investigador matiza que se puede hablar de copa soflamada cuando "no ha ardido, pero las hojas amarillean por el fuego que les ha tocado desde abajo", y que los escolítidos son "un tipo de escarabajos pequeños, como carcoma". Añade que puede tenerse en cuenta un tercer factor: la procedencia del pino afectado, pues las variedades del sur de la Península Ibérica "son, en su mayoría, más resistentes al fuego".
Incide en que los datos "no son extrapolables" a otras especies arbóreas ni países porque "cada árbol tiene un mecanismo distinto de supervivencia. Los pinos tienen una resistencia más masiva que no es posible comparar con la de los robles o eucaliptos, tienen otros mecanismos de sobrevivir diferentes".
[h=3]Situaciones tipo[/h]En base a estos indicadores, una de las primeras lecciones que aporta la investigación es que "si el árbol tiene más de dos tercios de la copa chamuscada hay una alta probabilidad de que muera. Si tiene menos, ya depende de si sufre un ataque de o pequeños escarabajos".
Si la planta de pinus pinaster afectada por el fuego "tiene menos de la mitad chamuscada y no tiene ataques de escolítidos la probabilidad de que sobreviva es grande", mientras que si con ese porcentaje de afectación de la copa sí tiene presencia de escarabajos "la probabilidad de mortalidad es grande".
El estudio permite determinar que "en la mayor parte de los pinos de España y de otros países del mundo, el mejor indicador de supervivencia es el porcentaje de la copa soflamada", de forma que en los casos en los que una simple visión superficial del árbol afectado revela que se sobrepasan los dos tercios de copa chamuscada, "hay mucha probabilidad de que muera".
[h=3]Diferencias por regiones[/h]En este sentido, cabe reseñar un matiz del investigador: estos porcentajes varían en función de la región peninsular de la que se esté hablando. Estos son los parámetros relativos a Galicia y a la mayoría de las zonas consultadas en el estudio, pero el propio informe ha constatado diferencias en los más de 3.000 árboles afectados por las llamas estudiados en cuatro regiones: Galicia, Andalucía, Castilla y León y Castilla la Mancha.
José Antonio Vega explica que tiene especial importancia contar con este árbol de decisión en Galicia porque, en esta región, "se corta aproximadamente la mitad de la madera de España" y "tiene mucha importancia ecológica".
Para realizar la investigación se estudió el comportamiento de los diferentes ecotipos de este pino durante trece años, entre 1995 y 2007. "Tras tres años de incendios, el 55% del ecotipo gallego de la muestra, el 12% de Sierra Bermeja, el 84% de la meseta castellana y el 37% del Rodenal (Guadalajara) había muerto", indica el estudio.
[h=3]Por qué unos viven más[/h]"En España hay 21 regiones de procedencia de pinus pinaster (que son áreas de distribución de esta especie que no se corresponden con áreas geográficas) y hemos estudiado cuatro, pero ya hemos visto que unas procedencias son más resistentes que otras". La variedad genética con mayor índice de supervivencia detectado se ubica en Sierra Bermeja (Málaga).
"Las del sur de España son algo más resistentes que las del norte y se debe, seguramente, a una causa genética, esos pinos del sur pueden ser más resistentes por su mayor convivencia con el fuego durante millones de años", vaticina. Otra causa que puede ser que "el sur tiene un clima más seco y, por lo tanto, unas condiciones menos propicias para que proliferen estos agentes secundarios de mortalidad, los escolítidos".
[h=3]Carácter innovador[/h]El estudio lo realizaron especialistas del Centro de Investigación Forestal Lourizán y de la Universidad de Vigo, y su carácter innovador (es el primero de esta naturaleza que se ha documentado hasta el momento a nivel científico) le ha permitido tener eco en una de las publicaciones científicas de referencia en este ámbito a nivel mundial: la revista Forest Ecology and Management.
"No estaba disponible algo parecido a lo que hemos hecho. Después de los incendios quedan árboles debilitados que acaban muriendo al cabo de un tiempo y otros no. Los árboles quedan dañados de forma distinta después del incendio, unos mueren en el momento, pero los más delicados son los que acaban debilitados y no se sabe si van a sobrevivir o no, quedan dañados, pero hay duda. Esas dudas las resolvemos", explica Vega en relación con el objetivo del estudio.