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Nelson Ojeda
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Incendio en Valparaíso, entre lo políticamente correcto y lo correcto - Muerte de un Bombero
Me permito publicar interesante nota extraida desde www.fems.cl
El incendio que afectó a una quebrada en Valparaíso el pasado 14 de enero, no sólo se llevó consigo el hogar de 110 familias dejando cerca de 500 damnificados y 32 personas lesionadas. También se llevó la vida de dos porteños, Patricia Valenzuela y el Bombero Gabriel Lara de tan sólo 25 años de edad.
Quizás lo políticamente correcto sería sólo llorar la partida de Patricia Valenzuela y Gabriel Lara. Quizás lo correcto es evitar que otro bombero o civil muera por las mismas razones, para lo cual por cierto, el primer paso es conocerlas, implementar medidas y supervisar su operación, algo que le compete al Estado en su conjunto, en definitiva a la comunidad, a los gobiernos locales, regionales y por cierto al nacional.
La Mejor forma de Honrar a un Bombero Mártir es Evitando que las Razones de su Muerte vuelvan a Costar la Vida a otro Miembro del Equipo.
Sólo quienes son bomberos sienten por dentro lo que vendrá durante los próximos días. La comunidad y los noticieros probablemente captarán imágenes de dolor, emotivos discursos, una gran procesión donde bomberos de Valparaíso, Viña del Mar, Santiago y quizás cuántos bomberos provenientes de diversos lugares de Chile, caminarán en silencio para despedir a Gabriel Lara.
Su familia no estará sola, miles de bomberos en cuerpo presente y miles a la distancia estarán pensando y hablando de Gabriel, quien a sus cortos 25 años dejó de existir brindando un servicio tan básico y vital para la comunidad, como es el de combatir el fuego.
El Bombero Mártir Gabriel Lara merece TODOS los honores y su muerte no sólo debe ser un recuerdo que se traspase a la historia bomberil, al nombre de un carro bomba o la sala de reuniones de la Compañía.
Todo Mártir debe ser honrada en el presente, y eso significa analizar las condiciones bajo las cuales murió para poder así evitar que otro caiga en la línea del deber por las mismas causas. Eso debe hacer un servicio profesional y una comunidad que cuida de los suyos, los errores están para ser detectados, reconocidos y corregidos. En toda muerte de un bombero algo pudo haberse hecho mejor.
¿Cuánto protegemos a nuestra gente, a nuestros ciudadanos? quizás la respuesta parte por una pregunta fundamental, ¿cuánto protegemos a quiénes deben proteger a nuestros ciudadanos?.
El Estado en su conjunto ha decidido entregar a instituciones privadas como son los Cuerpos de Bomberos, un servicio básico en materia de seguridad ciudadana. Sin embargo,¿ es correcto que con ello ni siquiera exista preocupación por la labor que desarrollan, la preparación que poseen, los equipos con que cuentan y si cumplen o no las normas básicas de seguridad laboral para este tipo de servicio?. Ser bombero es un trabajo, voluntario, pero trabajo al fin.
En los Estados Unidos sólo el 17% de los bomberos es remunerado, sin embargo, el 100% debe cumplir con normas de seguridad y de competencias profesionales diseñadas por entidades reconocidas en dicho país y a nivel internacional (NFPA, NIOSH, OSHA, entre otras) las cuales son adoptadas por cada Estado y Condado e incorporadas como requisito para el ejercicio de una actividad que sea remunerada o voluntaria ( 87%), es profesional (por ejemplo: NFPA 1001-02 Norma de Competencias Profesionales para Bomberos). Es así como cada Condado vela y se responsabiliza por su personal de emergencias.
Entonces, si el Estado ha delegado (algunos casi podrían decir subcontratado) la función, ¿no debería al menos asumir una mínima supervisión, especialmente cuando de seguridad ciudadana se trata?.
Hoy parte de esta responsabilidad debería ser abordada por la Fiscalía pues, más allá de encontrar a los culpables de iniciar el incendio, al analizar los procedimientos y actuación de los servicios de emergencia, se estaría ayudando a prevenir futuras muertes y heridos, además de proteger los bienes y propiedad. La parte fácil, sin duda, es encarcelar a alguien.
Quizás algunas preguntas que deberían ser respondidas, son:
- ¿Contaba Gabriel Lara con la debida instrucción, basada en Normas, procedimientos con claros estándares en materia de seguridad?
- ¿Tenía el uniforme de protección personal de las características que requiere este servicio. Botas normadas, uniforme de Nomex, esclavina de Nomex, guantes normados, equipo de respiración autónoma, casco normado, radio, y la debida instrucción para su uso?
-¿En qué parte del proceso el Estado retroalimenta, supervisa o se hace responsable del buen o mal funcionamiento del sistema?.
- ¿Dónde estuvo el error o quizás los errores que le costaron la vida a un bombero?
En definitiva, ¿estamos en condiciones de, como Estado ( ciudadanos y autoridades), tomar la decisión de cuidar a quienes nos cuidan, o simplemente nos conformaremos con entregar dinero y aplaudir un noble actividad voluntaria, en la cual simplemente somos observadores al momento de asumir nuestra responsabilidad en lo que respecta a velar por sus miembros, por su seguridad y en consecuencia la de nuestras comunidades?.
Honrar al Bombero y ciudadano Gabriel Lara quizás pasa por abandonar la indiferencia y dejar de ser espectadores, quizás pasa porque cuando recordemos a Gabriel Lara, lo hagamos sabiendo que su muerte sirvió para salvar y proteger a muchos que siguieron su vocación de servicio, consuelo que sin duda no será suficiente para una familia que hoy, mañana y siempre llorará su partida.
Me permito publicar interesante nota extraida desde www.fems.cl
El incendio que afectó a una quebrada en Valparaíso el pasado 14 de enero, no sólo se llevó consigo el hogar de 110 familias dejando cerca de 500 damnificados y 32 personas lesionadas. También se llevó la vida de dos porteños, Patricia Valenzuela y el Bombero Gabriel Lara de tan sólo 25 años de edad.
Quizás lo políticamente correcto sería sólo llorar la partida de Patricia Valenzuela y Gabriel Lara. Quizás lo correcto es evitar que otro bombero o civil muera por las mismas razones, para lo cual por cierto, el primer paso es conocerlas, implementar medidas y supervisar su operación, algo que le compete al Estado en su conjunto, en definitiva a la comunidad, a los gobiernos locales, regionales y por cierto al nacional.
La Mejor forma de Honrar a un Bombero Mártir es Evitando que las Razones de su Muerte vuelvan a Costar la Vida a otro Miembro del Equipo.
Sólo quienes son bomberos sienten por dentro lo que vendrá durante los próximos días. La comunidad y los noticieros probablemente captarán imágenes de dolor, emotivos discursos, una gran procesión donde bomberos de Valparaíso, Viña del Mar, Santiago y quizás cuántos bomberos provenientes de diversos lugares de Chile, caminarán en silencio para despedir a Gabriel Lara.
Su familia no estará sola, miles de bomberos en cuerpo presente y miles a la distancia estarán pensando y hablando de Gabriel, quien a sus cortos 25 años dejó de existir brindando un servicio tan básico y vital para la comunidad, como es el de combatir el fuego.
El Bombero Mártir Gabriel Lara merece TODOS los honores y su muerte no sólo debe ser un recuerdo que se traspase a la historia bomberil, al nombre de un carro bomba o la sala de reuniones de la Compañía.
Todo Mártir debe ser honrada en el presente, y eso significa analizar las condiciones bajo las cuales murió para poder así evitar que otro caiga en la línea del deber por las mismas causas. Eso debe hacer un servicio profesional y una comunidad que cuida de los suyos, los errores están para ser detectados, reconocidos y corregidos. En toda muerte de un bombero algo pudo haberse hecho mejor.
¿Cuánto protegemos a nuestra gente, a nuestros ciudadanos? quizás la respuesta parte por una pregunta fundamental, ¿cuánto protegemos a quiénes deben proteger a nuestros ciudadanos?.
El Estado en su conjunto ha decidido entregar a instituciones privadas como son los Cuerpos de Bomberos, un servicio básico en materia de seguridad ciudadana. Sin embargo,¿ es correcto que con ello ni siquiera exista preocupación por la labor que desarrollan, la preparación que poseen, los equipos con que cuentan y si cumplen o no las normas básicas de seguridad laboral para este tipo de servicio?. Ser bombero es un trabajo, voluntario, pero trabajo al fin.
En los Estados Unidos sólo el 17% de los bomberos es remunerado, sin embargo, el 100% debe cumplir con normas de seguridad y de competencias profesionales diseñadas por entidades reconocidas en dicho país y a nivel internacional (NFPA, NIOSH, OSHA, entre otras) las cuales son adoptadas por cada Estado y Condado e incorporadas como requisito para el ejercicio de una actividad que sea remunerada o voluntaria ( 87%), es profesional (por ejemplo: NFPA 1001-02 Norma de Competencias Profesionales para Bomberos). Es así como cada Condado vela y se responsabiliza por su personal de emergencias.
Entonces, si el Estado ha delegado (algunos casi podrían decir subcontratado) la función, ¿no debería al menos asumir una mínima supervisión, especialmente cuando de seguridad ciudadana se trata?.
Hoy parte de esta responsabilidad debería ser abordada por la Fiscalía pues, más allá de encontrar a los culpables de iniciar el incendio, al analizar los procedimientos y actuación de los servicios de emergencia, se estaría ayudando a prevenir futuras muertes y heridos, además de proteger los bienes y propiedad. La parte fácil, sin duda, es encarcelar a alguien.
Quizás algunas preguntas que deberían ser respondidas, son:
- ¿Contaba Gabriel Lara con la debida instrucción, basada en Normas, procedimientos con claros estándares en materia de seguridad?
- ¿Tenía el uniforme de protección personal de las características que requiere este servicio. Botas normadas, uniforme de Nomex, esclavina de Nomex, guantes normados, equipo de respiración autónoma, casco normado, radio, y la debida instrucción para su uso?
-¿En qué parte del proceso el Estado retroalimenta, supervisa o se hace responsable del buen o mal funcionamiento del sistema?.
- ¿Dónde estuvo el error o quizás los errores que le costaron la vida a un bombero?
En definitiva, ¿estamos en condiciones de, como Estado ( ciudadanos y autoridades), tomar la decisión de cuidar a quienes nos cuidan, o simplemente nos conformaremos con entregar dinero y aplaudir un noble actividad voluntaria, en la cual simplemente somos observadores al momento de asumir nuestra responsabilidad en lo que respecta a velar por sus miembros, por su seguridad y en consecuencia la de nuestras comunidades?.
Honrar al Bombero y ciudadano Gabriel Lara quizás pasa por abandonar la indiferencia y dejar de ser espectadores, quizás pasa porque cuando recordemos a Gabriel Lara, lo hagamos sabiendo que su muerte sirvió para salvar y proteger a muchos que siguieron su vocación de servicio, consuelo que sin duda no será suficiente para una familia que hoy, mañana y siempre llorará su partida.