Incendio le quitó la casa y el trabajo a artesana de la madera en Navidad
G. Rodrigo
15:55 El olor y la oscuridad alertaron a Jacqueline Véliz de que tenía que evacuar su hogar en Chorrillo. A lo lejos vio cómo olas de fuego, "un verdadero volcán", se tragaba el esfuerzo de su vida.
14 casas se quemaron en el sector de Chorrillo, en la comuna de Navidad, tras el incendio que habría comenzado debido a la negligencia de una
cuadrilla de CGE Distribución. Una de ellas era la casa de Jacqueline Véliz, artesana que junto a un grupo de mujeres y a los algueros de la zona, comercializan sus productos en el turístico balneario de Matanzas los fines de semana.
Hoy, mientras el
SuperTanker y el Ilyushin ruso intentan que el fuego no se siga extendiendo de las
2.756 hectáreas la zona, ella ya no tiene tallados que mostrar, pues sus productos y gran parte de sus herramientas ardieron junto a las camas, el living, la cocina, todo lo que dejó atrás para salvarse de las llamas. Porque fue literalmente así. Junto a su marido y sus hijos de 20 y 12 años, arrancaron en el auto con un par de mudas de ropa mientras "olas de fuego", se devoraban el hogar de la familia.
Después de terminar de almorzar el lunes, ella se disponía a trabajar en sus objetos cuando percibió un olor a quemado muy particular. Luego se comenzó a oscurecer y le dijo a su marido que tenían que evacuar. Como pasaban aviones y helicópteros, su esposo, que trabaja en construcción, la calmó diciéndole que seguramente estaba todo controlado, pero ella leyó en redes sociales que el fuego estaba cerca, en Tumán, e hizo algo que les salvó la vida: salió a mirar desde una zona un poco más alta para saber cuál era la situación: "Y era una humareda que no se soportaba, era como un volcán", contó a
Soychile.cl
Como su casa está rodeada de pinos y la semana pasada se habían registrado incendios en Litueche, ella estaba preparada. Había hecho maletas con ropa y lo básico para huir en caso de que el fuego los persiguiera, aunque nunca imaginó que todo fuera a pasar tan rápido. Sacó sus artesanías del auto, echó las maletas, subió a las mascotas y obligó a su marido a llevar sus herramientas, pues es maestro de la construcción y con mente fría pensó que con ello podrían volver a empezar.
"A mí nadie me avisó (...) en cosa de minutos el fuego arrasó con mi casa. Fue como una ola, no sé qué pasó, pero eran llamas y llamas. No se podía hacer nada (...) está todo cenizas no quedó nada que mostrar, nada con qué decir, 'mira, esto es lo que yo hago", dijo sobre su artesanía, una labor que confesó la mujer que profesión secretaria; le ha dado la libertad de contar con independencia económica y de manejar su tiempo para estar con sus hijos y con sus "amigos espirituales", como les llama, pues es Testigo de Jehová. Ellos los acogieron en una casa de La Vega de
Pupuya y les proveen de todo lo que necesitan. Práctica, dice que lo que más le duele haber perdido es la máquina para cortarles el pelo a sus hijos, "con eso los tenía OK".
"No tengo problemas de cosas materiales, pero hay circuntancias que la superan a uno, te sientes en el aire sin tener tus cosas. Las cosas materiales se recuperan, es verdad, pero cuesta asumir que el techito ya no es propio, por eso es la pena", lamentó.
Ahora Jacqueline piensa en volver a construir en su terreno: "Yo pienso que ahora tengo que pensar con la cabeza fría, cortar, limpiar todo lo que está, a lo mejor no tener tanto arbolito cerca, desmalezar más, ser más cuidadoso en algunos aspectos que uno no consideró, poner el poste más retirado de la casa... tomar medidas que no las tenía consideradas antes, ahora uno las ve con otra perspectiva", dijo y citando un proverbio ("Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a ocultarse"), explicó que su fe le pide ser precavida y que de ahí que no se cruzara de brazos y tuviera las maletas listas.
soysanantonio.cl