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Texto encontrado en www.mercuriovalpo.cl
CARTA ABIERTA..... EL HALCON MALTES
Usted señora que, según me confiesa, vive muy lejos del lugar de la tragedia del sábado y que no resistió acercarse al lugar para ver "con mis propios ojos", llora.
Ya es domingo por la tarde y merodeo por el sector. Usted me ve y esconde la cara con sus manos en un intento por disimular su llanto. "¡Qué vergüenza"!, me dice, como si llorar constituyera vergüenza.
Llore nomás, le digo, llore nomás porque todos estamos llorando por este Valparaíso herido. Y el caso es que usted llora con auténtico desconsuelo para, luego, decirme que llora porque pierde un pedazo de lo que ama. Valparaíso.
Hermosa síntesis la suya, señora. Retrato perfecto de su relación amorosa con la ciudad en la que nació y en la que vive con intensidad de ciudadana.
Llore nomás, le insisto, porque todos estamos llorando. Sufrimos por el dolor de tanta gente.
Nos imaginamos ese instante de explosión y adivinamos los minutos de incertidumbre mezclado con pavor que experimentaron cientos de porteños, allí donde ardía el fuego. Después, sentir que el fuego consumía una parte fundamental de la historia de Valparaíso.
¡Cómo no llorar, señora!
Usted sabe que el domingo guardé silencio. Una plancha negra fue, ese día, este espacio que hoy se llena de palabras. Hay veces en las que el silencio elabora la mejor descripción de nuestro estado de ánimo.
Sin embargo, tenemos el deber de sacudirnos el dolor, el peso, el luto y la incertidumbre para, reconfortándonos en ejemplos como el suyo, recomenzar.
¿Qué refiere su ejemplo? Pues que usted llora por su ciudad natal herida, y eso tiene un tremendo valor a la hora de recomenzar.
De manera que nos armaremos de coraje, apoyaremos todo lo que se deba apoyar, estimularemos a quienes gobiernan la ciudad, les diremos una y otra vez, incansablemente, que la tarea es posible y, así, es seguro que poco tarde el día cuando usted como miles de porteños vean cómo se levantó Valparaíso, literalmente como lo hizo mi hermano, el ave fénix.
Es tiempo de llorar, señora. Y llore nomás, que todos estamos llorando.
Para mí fue afortunado encontrarla esa tarde del domingo en medio de las ruinas y las cenizas. Ya sabe usted, el ave fénix. Valparaíso.
Angel Malo paso el dato
saludos
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Texto encontrado en www.mercuriovalpo.cl
CARTA ABIERTA..... EL HALCON MALTES
Usted señora que, según me confiesa, vive muy lejos del lugar de la tragedia del sábado y que no resistió acercarse al lugar para ver "con mis propios ojos", llora.
Ya es domingo por la tarde y merodeo por el sector. Usted me ve y esconde la cara con sus manos en un intento por disimular su llanto. "¡Qué vergüenza"!, me dice, como si llorar constituyera vergüenza.
Llore nomás, le digo, llore nomás porque todos estamos llorando por este Valparaíso herido. Y el caso es que usted llora con auténtico desconsuelo para, luego, decirme que llora porque pierde un pedazo de lo que ama. Valparaíso.
Hermosa síntesis la suya, señora. Retrato perfecto de su relación amorosa con la ciudad en la que nació y en la que vive con intensidad de ciudadana.
Llore nomás, le insisto, porque todos estamos llorando. Sufrimos por el dolor de tanta gente.
Nos imaginamos ese instante de explosión y adivinamos los minutos de incertidumbre mezclado con pavor que experimentaron cientos de porteños, allí donde ardía el fuego. Después, sentir que el fuego consumía una parte fundamental de la historia de Valparaíso.
¡Cómo no llorar, señora!
Usted sabe que el domingo guardé silencio. Una plancha negra fue, ese día, este espacio que hoy se llena de palabras. Hay veces en las que el silencio elabora la mejor descripción de nuestro estado de ánimo.
Sin embargo, tenemos el deber de sacudirnos el dolor, el peso, el luto y la incertidumbre para, reconfortándonos en ejemplos como el suyo, recomenzar.
¿Qué refiere su ejemplo? Pues que usted llora por su ciudad natal herida, y eso tiene un tremendo valor a la hora de recomenzar.
De manera que nos armaremos de coraje, apoyaremos todo lo que se deba apoyar, estimularemos a quienes gobiernan la ciudad, les diremos una y otra vez, incansablemente, que la tarea es posible y, así, es seguro que poco tarde el día cuando usted como miles de porteños vean cómo se levantó Valparaíso, literalmente como lo hizo mi hermano, el ave fénix.
Es tiempo de llorar, señora. Y llore nomás, que todos estamos llorando.
Para mí fue afortunado encontrarla esa tarde del domingo en medio de las ruinas y las cenizas. Ya sabe usted, el ave fénix. Valparaíso.
Angel Malo paso el dato
saludos
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