Duelo de mangueras
Lores parecía un sheriff del Oeste, el jefe de una cuadrilla de valientes, de una escolta uniformada que venía detrás, las pistolas al cinto, la vista puesta al otro lado del río, el lugar donde se resolvería el duelo y la mancha en el honor capitalino.
Pero al otro lado del Lérez no esperaba nadie. La escolta no era de ataque sino de defensa. Policías locales contra bomberos, manda carallo. La ley contra el marketing. La inteligente protesta de hace un par de semanas, con los trajes de faena en la portada del diario y un clamor contra el jefe del servicio, se convirtió el viernes en un sinsentido del que el alcalde tuvo que salir rodeado de agentes.
Cualquiera que viera la escena, pensaría que se habría despedido injustamente a la mitad de la plantilla, qué menos teniendo en cuenta la gravedad de la protesta, o que se les había bajado el sueldo un 30% y nadie en el Concello acertaba a dar una explicación coherente. Pero no. El follón, el tremendo follón, venía dado porque los bomberos opinan que cobran poco, tienen pocos medios y sufren persecución laboral. Eso justificaba meterle el miedo en el cuerpo al alcalde. A ver si así aprendía a no jugar con fuego, perdonen la ironía.
A uno no se le ocurre más que pensar que hasta los bomberos han perdido el sentido de la proporcionalidad en Pontevedra y que a este paso todo esto nos parecerá normal. Hasta los duelos al sol. Lores a un lado, Ferrería el crítico al otro. Por un puñado de mangueras.
Fuente:http://diariodepontevedra.galiciae.com/nova/10474.html
Lores parecía un sheriff del Oeste, el jefe de una cuadrilla de valientes, de una escolta uniformada que venía detrás, las pistolas al cinto, la vista puesta al otro lado del río, el lugar donde se resolvería el duelo y la mancha en el honor capitalino.
Pero al otro lado del Lérez no esperaba nadie. La escolta no era de ataque sino de defensa. Policías locales contra bomberos, manda carallo. La ley contra el marketing. La inteligente protesta de hace un par de semanas, con los trajes de faena en la portada del diario y un clamor contra el jefe del servicio, se convirtió el viernes en un sinsentido del que el alcalde tuvo que salir rodeado de agentes.
Cualquiera que viera la escena, pensaría que se habría despedido injustamente a la mitad de la plantilla, qué menos teniendo en cuenta la gravedad de la protesta, o que se les había bajado el sueldo un 30% y nadie en el Concello acertaba a dar una explicación coherente. Pero no. El follón, el tremendo follón, venía dado porque los bomberos opinan que cobran poco, tienen pocos medios y sufren persecución laboral. Eso justificaba meterle el miedo en el cuerpo al alcalde. A ver si así aprendía a no jugar con fuego, perdonen la ironía.
A uno no se le ocurre más que pensar que hasta los bomberos han perdido el sentido de la proporcionalidad en Pontevedra y que a este paso todo esto nos parecerá normal. Hasta los duelos al sol. Lores a un lado, Ferrería el crítico al otro. Por un puñado de mangueras.
Fuente:http://diariodepontevedra.galiciae.com/nova/10474.html