Ernesto Riquelme y Cornelio Guzmán, Héroes de Mar y Tierra.

Nacho

Comandante de Guardia
Miembro
Miembro Regular
En pocas horas evocaremos a aquellos héroes de la patria encabezados por Arturo Prat. cumplieron con sus deber para con Chile como nunca registro alguno se tenga memoria para nosotros hay dos personajes que sobresalen, con características relevantes, nos referimos a los Bomberos Voluntarios Ernesto Riquelme Venegas y. Cornelio Guzmán Rocha, quienes tuvieron una destacada participación a bordo de una vieja Corbeta, en la gesta más gloriosa que jamás haya tenido lugar, el Combate Naval de Iquique.



Ernesto Riquelme Venegas



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Riquelme, ingresó a la “Bomba del Sur” (actual Segunda Compañía) en el año 1871, con solo 19 años de edad y recién terminados sus estudios humanísticos en el Instituto Nacional. Quedó inscrito en el Registro de la Compañía bajo el número 444. Desde el primer momento se distinguió por su entusiasmo y abnegación a la causa del Bombero Voluntario, traducido en el deseo de servir y ser útil a sus semejantes. En su Hoja de Servicio se anota su participación en la mayor parte de los incendios de la época. Era uno de los primeros en llagar presuroso al llamado de la vieja Paila (sirena) y tomar su lugar de trabajo junto a la Bomba a vapor, que actualmente podemos observar en el Cuartel de la Segunda como mudo testigo de un pasado glorioso, y luchar pitón en mano contra nuestro eterno enemigo, el fuego, cumpliendo, sin tregua, con el firme propósito de SERVIR, sin otra recompensa que la satisfacción del deber cumplido.
Buscando un nuevo ámbito donde servir decidió cambiar su cotona azul de Bombero, que vistió con honor y sacrificio, por el uniforme de la Marina de Chile. Para cumplir este anhelo tuvo que alejarse de su querida Segunda Compañía. La carta en que presenta su renuncia es guardada hasta nuestros días, con veneración, pues procede de un hombre de selección. Esta carta en frases hermosamente sentidas, refleja el espíritu de poeta, soñador y romántico que caracterizaba la personalidad de Ernesto Riquelme. A través de sus líneas se aprecia, nítidamente, los sentimientos que lo embargan al no poder continuar junto a sus compañeros de ideal; cuando expresa:

“Al poner esta resolución en conocimiento de Ud. y en el de la Junta de Oficiales, le ruego señor Secretario, se sirva manifestarles el sincero pesar con que me separo de los que han sido mis Jefes, mis amigos y compañeros, muchos cuenta la Compañía en su seno que han servido y la sirven como a mi no me fue dado imitarlos, pero muy pocos tendrá que al abandonarla sienta más profundamente que yo al separarme de ella”.

Pocas veces hemos visto expresado en tan sencillas palabras un cariño mas profundo y sincero por su Compañía, que lo reitera cuando más adelante dice:

“Mis deseos, mis ilusiones eran envejecer en sus filas, pero uno propone y el destino dispone, el mío no ha querido que pudiera yo realizar esos deseos, más por muy lejos que me halle de aquí y por más tiempo que haya pasado, siempre mantendré vivo el recuerdo de todos los que he visto junto a mí en el puesto del trabajo, siempre estaré, también, orgulloso de haber sido Voluntario de la Segunda Compañía de Bomberos”.

Poco tiempo después, sobre la cubierta de la Corbeta Esmeralda, en defensa de la Patria le corresponde
con su deber con la misma serenidad y fervor que supo hacerlo como Bombero. Estas virtudes cimentaron el heroísmo que había de llevarlo a la gloria a través de la inmortalidad. Los integrantes de la Compañía de esa época, se reunieron en Sesión Solemne el 29 de mayo de 1879, a sólo ocho días del holocausto, como una manera de reconocer y honrar la memoria de este servidor, y queriendo perpetuar su heroísmos, en forma unánime, acordaron cambiar su nombre de “Bomba del Sur” por “Bomba Esmeralda”, colocar su retrato del Guardiamarina Riquelme en el Salón de Sesiones, y pasarle lista a perpetuidad en los Actos del Servicio.
Al ser comunicados estos acuerdos a su señora madre, doña Brunilda Venegas vda. de Riquelme, contestó con emotivas frases agradeciendo el homenaje tributado a su hijo, y entre otros conceptos expreso:

“Siento no tener palabras a la altura de mi dolor y de mi gratitud para expresar a la 2ª Compañía de Bomberos mi profundo reconocimiento y el de todos los míos”…”ninguna de las manifestaciones que he tenido la honra de recibir ha sido mas grata a mi corazón que las de sus antiguos compañeros, a cuyo lado aprendió mi hijo las primeras máximas del honor y de deber, porque las Compañías de Bomberos son escuelas de abnegación y de hidalguía”…”jamás he olvidado que la primera distinción que alcanzó mi hijo, en su corta vida, fue ser Bombero de la Segunda, como es la última al quedar para siempre compañero de ustedes en la lista y en sus recuerdos”…”He llorado como madre lo que mi corazón de chilena me dice, aunque casi en vano, que aplauda; pero si hay algo que me pueda consolar en estos momentos es la noble manifestación de ustedes”.





Cornelio Guzmán Rocha.




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Nacido en Santiago el 10 de enero de 1856, cursó estudios en el Instituto Nacional y luego ingresó a la Escuela de Medicina, titulándose de médico cirujano en 1879.

Al estallar la Guerra del Pacífico, se embarcó en la corbeta "Abtao", buque confiado al mando del joven Capitán de Corbeta Carlos Condell de la Haza.

Cambios en las destinaciones producidos a raíz del zarpe del Contralmirante Juan Williams Rebolledo a El Callao, hicieron que una semana antes del combate en la rada de Iquique, el cirujano Cornelio Guzmán fuera transbordado a la "Esmeralda".

El 21 de mayo de 1879, en el Combate Naval de Iquique, mientras la valiente corbeta "Esmeralda" se batía desesperadamente con el poderoso monitor "Huáscar", rechazando como podía el ataque del Comandante Miguel Grau Seminario, el doctor Guzmán se entregaba por entero a la atención de los muchos heridos que eran trasladados al entrepuente, convertido en enfermería de campaña.

Abandonaría su puesto, sólo después de percatarse que era inminente el naufragio

Rescatado por una embarcación del "Huáscar" una vez terminado el combate, fue enviado prisionero a la localidad de Tarma, preocupándose por suscribir junto a otros compañeros, una carta dirigida al decano del Cuerpo Diplomático en Lima, donde daba cuenta del trato vejatorio e injurioso a que eran sometidos los prisioneros chilenos.

Terminada la campaña fue enviado a estudiar medicina militar a clínicas europeas, especializándose en cirugía, y colaborando a su regreso a controlar una epidemia de cólera, que en 1886 se desató en la provincia de Aconcagua.


Cornelio Guzmán Rocha. Inspirado en el ejemplo de servir del Voluntario Riquelme, una vez terminada la guerra, quiso ocupar su lugar en las filas de la Bomba Esmeralda. fue un activo, abnegado y entusiasta Voluntario que entregó a la Compañía su gran capacidad, la generosidad de su alma y justo espíritu compresivo. Por ello sus compañeros lo distinguieron designándole en diversos cargos de Oficial y en el de Consejero de Disciplina, culminado con el de Director de la Segunda, demostrando en el desempeño de estas funciones lo que puede alcanzar un corazón bien templado y una inteligencia superior puesta al servicio de una noble causa.

Aquejado de una grave enfermedad, el Voluntario Dr. Guzmán profesor de patología quirúrgica en la Escuela de Medicina, era casado con doña Mercedes Aguirre Mercado falleció en 1928 lejos del suelo que lo vio nacer, en Niza, dejando imperecederos recuerdos de su vida y de su obra en quienes fueron sus compañeros del Cuerpo de Bomberos de Santiago y un sentimiento de admiración que se reflejó en el pesar con que toda la Nación vio su desaparición del escenario de la vida.

De Pie de derecha a Izquierda el segundo es Cornelio Guzmán Rocha.
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Fuente: www.armada.cl; www.cbs.cl, http://valparaiso-1851.blogspot.com/2007/05/ernesto-riquelme.html
 
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Nacho

Comandante de Guardia
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RENUNCIA DE ERNESTO RIQUELME V.



Santiago, Abril 17 de 1874.-

SEÑOR
SECRETARIO DE LA 2ª CIA. DE BOMBEROS
PRESENTE

Muy señor mío:

Debiendo ausentarme por un tiempo indefinido de esta capital y no pudiendo, por consiguiente, seguir desempeñando en la Compañía el honroso puesto de voluntario me veo en la dolorosa necesidad de hacer mi renuncia.

Al poner esta resolución en conocimiento de Ud., y en de la Junta de Oficiales le ruego, señor Secretario, se sirva manifestarles el sincero pesar con que me separo de los que han sido mis jefes, mis amigos y compañeros. Muchos cuenta la Compañía en su seno que la han servido y la sirven como a mí no me fue dado imitarlos pero muy pocos tendrá que al abandonarla sienten más profundamente que yo el separarme de ella.

Mis deseos, mis ilusiones, era envejecer en sus filas, pero uno propone y su destino dispone: el mío no ha querido que pudiera yo realizar esos deseos. Más por muy lejos que me halle de aquí, por más tiempo que haya pasado, siempre mantendré vivo el recuerdo de todos los que he visto junto a mí en el puesto de trabajo; siempre, también, estaré orgulloso de haber sido voluntario de la 2ª Compañía de Bomberos.

Por último, no queriendo romper del todo los lazos que me ligan a la Compañía; deseando que, de algún modo, se recuerden una vez siquiera de mí los que tienen todavía la fortuna de ser voluntarios, le ruego señor Secretario, tenga a bien proponerme como “Socio Contribuyente” a la cual quedará verdaderamente reconocido su

Affmo. Amigo y S.S.


ERNESTO RIQUELME V.




P.D. Adjunto remito mi casco.





fuente :http://www.bomberil.cl/varios.htm
 
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trauco

Bombero Activo
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Por el año 2003, tuve la suerte de visitar el cuartel de la segunda y conocer parte de su historia.

Allí pude apreciar la carta de renuncia de este voluntario, héroe en Iquique y que es un documento histórico, del cual no tenía idea de que existía.

La visita fue muy enriquecedora culturalmente y muy bien guiada y atendida por los voluntarios.

Tengo muy buenos recuerdos de dicha compañía, saludos para ellos.

Espero algún día pasar de nuevo a visitarlos.
 

valdiviano6

Chupe
Miembro
Miembro Regular
1 Ago 2010
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Tengo el orgullo de pertenecer como canje a la gloriosa Segunda Compañía Bomba Esmeralda del CBS, y de verdad, es impresionante compartir parte de la historia de mi patria en aquel cuartel.
Sólo quiero desear larga vida a los Segundinos, y que siempre atesoren la historia y tradiciones que en dicha unidad se guardan.