El primer incendio de Santiago

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Chile
Historia sobre el primer incendio en Chile
Sobre el primer incendio en Chile no se tiene registro histórico, ya que antes de la llegada de los españoles a nuestro país, los indígenas no dejaron ningún vestigio que narre alguna catástrofe de esta índole.
Es por esto, que el primer gran siniestro registrado por los cronistas en tierras criollas data del siglo XVI, con la llegada de los españoles.


El 12 de febrero de 1541 el conquistador español Pedro de Valdivia, en recuerdo al apóstol Santiago y a la ciudad española de Extremadura, fundó la capital con el nombre de Santiago del Nuevo Extremo, dando vida a la naciente metrópolis criolla.
Lo primero, fue dividir Santiago en manzanas que se partieron en cuatro solares iguales y a medida que el Alarife Pedro de Gamboa los iba demarcando, Valdivia los entregaba para que la gente construyera sus casas.

En Santiago se comenzó a crear una civilización con el delineamiento de calles y cuadras, haciendo de esta próspera tierra, una zona donde la sociedad española sentó los primeros cimientos urbanos de estilo europeo que se tiene registro.

Transcurrieron los meses y esta naciente localidad dependiente del Virreinato del Perú, se fue desarrollando mientras los pueblos aborígenes esperaron el momento justo para atacar y eliminarlos.
Con el fin de rescatar a los siete Caciques que tenía de rehén Valdivia, el Cacique Picunche Michimalongo reunió más de mil hombres para esta operación que también tenía como objetivo tomar presa a la única mujer blanca y amada de Valdivia que llegó en la primera expedición, Inés de Suárez.
Sin sospechar nada, Valdivia salió de Santiago junto a los mejores hombres de caballería a combatir al Cacique Cachapoal, dándoles a los aborígenes la oportunidad de ejecutar su plan, ya que sólo 32 jinetes y 18 arcabuceros, (soldados que antiguamente iban armados con un arcabuz, (arma parecida a un fusil)), se quedaron resguardando Santiago.

El 11 de septiembre de 1541, tres horas antes del amanecer, los indígenas apostados afuera de las viviendas españolas, comenzaron a gritar presagiando una victoria, lo cual despertó a los europeos que no sabían qué ocurría.


Las huestes de Michimalongo rodearon el cercado construido para proteger el centro y procedieron a incendiar las casas colindantes vertiendo brasas prendidas en los techos de totora y también en los cercos de arbustos.

Los inmuebles comenzaron a arder y el fuego a propagarse por todos lados provocando el caos y muerte dentro de las huestes del Rey de España.
El incendio fue tan grande que cuando amaneció, el denso humo no dejó ver el sol que a esa altura era testigo del desastre que ocurría en la capital.

La lucha entre estas dos razas duró todo el día, debiendo cada una de las tropas extremar sus recursos. Los españoles a caballo salieron al campo a pelear, donde sus animales les dieron una gran ventaja.
Finalmente, los hispanos se reunieron en la plaza a dar la última resistencia, mientras que los caciques prisioneros en la casa de Valdivia, alentaban a sus coterráneos con gritos.

En este ambiente, los indígenas al ver donde estaban esperando sus antagonistas entraron por atrás del inmueble al rescate de sus pares produciendo uno de los combates más sangrientos.Mientras las sólidas espadas hacían chinchinear una contra otra, Inés de Suárez salió al combate de la corona española y mandó a cortar las cabezas de los rehenes y tirarlas al patio o a la plaza.
Las tropas de Michimalongo al ver que no pudieron rescatar a los caciques ni tampoco apresar a la única mujer española, suspendieron el ataque.
En definitiva, esta batalla dejó un saldo de 900 muertos, todos los españoles heridos, mientras que los indios al servicio de los europeos fueron aniquilados o escaparon.
El fuego hizo cenizas las viviendas y todo lo edificado por los españoles. Lo único que quedó fueron las armas con que combatieron. En el libro de Historia de Chile de Encina y Castedo, describen las consecuencias de esta batalla e incendio de la siguiente manera: “No tenían nada con que vestir (sic) porque andaban muchos con cueros, que no traían encima camisas ni otros vestidos, sino unos muslos de cuero y unos jubones con que se cubrían sus desvergüenzas”.

De esta manera se desarrolló el primer incendio relatado por cronistas, donde Santiago quedó desolado y convertido en brazas y cenizas, teniendo que reconstruirlo de nuevo y comenzar a realizar planes de contingencia contra los incendios.
No es hasta mediados del siglo XIX, cuando comienzan a existir los primeros Cuerpos de Bomberos con el nacimiento de la Asociación Contra Incendios en Valparaíso, haciendo de esta entidad una de las más antiguas de Chile y que hoy se ve traducido en los 311 Cuerpos de Bomberos a lo largo y ancho del país.
 

Seba_3Snbdo

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Al igual que la historia del incendio de la catedral de Stgo. o del grito del capitán de la época "firme la quinta!". Creo que por ahí las tengo, las buscaré y las publicaré.

Son estas historias las que nos muestran nuestros orígenes y por qué hoy seguimos siendo voluntarios, o por qué nuestra guerrera es de "X" color, o por qué nuestros carros son Rojos, etc.

Estimados, los invito a investigar, a culturizarse, a saber lo que hacemos y por que. Les recuerdo que bomberos es una institución con mucha historia, pero con una historia muy peculiar, ya que cada cuerpo tiene distintas realidades, distintas fechas y circunstancias de fundación pero todas con un fin en común.

También bomberos tiene pasajes oscuros dentro de su pasado, los cuales les invito a indagar al respecto.
 

bluebird3

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El Levantamiento Indígena



Trangalonco se subleva en Quillota y mata a los españoles, negros e indios peruanos, escapando sólo Gonzalo de los Ríos con un esclavo negro. Quema también un bergantín en construcción en Viña del Mar. Sigue un levantamiento general que comprende los valles de Aconcagua y Cachapoal. Ataque e Incendio de Santiago. Valdivia conquista una fortaleza de Trangalonco en la cuesta de Zapata.



La ausencia del caudillo, de los lavaderos, fue aprovechada de inmediato por Trangolonco para sublevarse, acerca de lo cual informa Góngora Marmolejo:

“Vino el señor principal del valle con unos granos de oro, gruesos como nueces, al capitán Gonzalo de los Ríos, dejando toda su gente emboscada junto a ellos, y le dijo: “Señor, toma este oro, que como éste te daremos (en) breve lo que prometimos a Valdivia. Gonzalo de los Ríos tomó el oro, y estándolo mirando, el indio alargó la mano, y sacándole la espada de la cinta, le tiró una estocada con ella, y dio voces, llamando a su gente. Salieron de sobresalto... con tanto ímpetu que, aunque estuvieron sobre aviso, los mataron a todos. Los pobres españoles pelearon desesperada mente”, pero cayeron uno tras otro, menos Ríos y un esclavo negro, Juan Valiente, “que acertaron a tener los caballos ensillados. Cuando oyeron salir los indios de la emboscada..., huyeron a los caballos y llegaron a la ciudad de Santiago (que queda a una distancia de) 16 leguas (101 kilómetros) de camino, en un día, donde Valdivia fue informado de lo sucedido” (43).

Dentro de una hora, éste salió con 40 jinetes a M pero sólo pudo constatar la muerte de 13 españoles, 4 esclavos negros “y muchos yanaconas e indios del Perú”. El bergantín en construcción había sido quemado. De los indios peruanos, algunos lograron salvarse, escondiéndose en los montes (44).

Valdivia no estaba dispuesto a renunciar a la producción de oro, de modo que mandó construir de inmediato una casa-fuerte en Marga-Marga, levantada con adobes y madera. Además, prohibió a los indios de Trangolonco sembrar maíz y realizó grandes sementeras de ese cereal por su cuenta —como el inca— a fin de mantener sometidos y dependientes a aquellos.

Esta acción de Trangolonco se realizó sin el con sentimiento y en contra del parecer de Michimalonco (45). Sin duda, éste tenía el propósito de sublevarse, pero consideró que aquel ataque era prematuro y constituiría un episodio aislado. Además, él mismo tenía necesidad de reponerse de la sensible derrota que acababa de experimentar (46).

No obstante, el efecto de la acción de su hermano fue fulminante: los picunches se enteraron, gracias a ella, de que los españoles eran vulnerables (47), y el alzamiento se hizo general.

Los hechos obligaron a Michimalonco a actuar. Como los acontecimientos ocurrieron a fines de mayo o principios de junio, tenía el invierno por delante y podía así preparar un ataque concéntrico contra los españoles. Tenía motivos para abrigar grandes esperanzas en poder liquidarlos. Casi inocentemente, el propio Valdivia, al instalarse en Santiago, había entrado en una trampa, pues se encontraba rodeado ahora por poderosos enemigos que lo podían agredir simultáneamente desde el norte y el sur.

Con infatigable tenacidad, el caudillo mapuche visitó a todos sus aliados en los valles de Aconcagua y Maipo, logrando reunir efectivos de un total- de 10.000 guerreros. Luego se dirigió a los promaucaes de Cachapoal y los informó sobre los acontecimientos, pronunciándoles vibrantes discursos, por medio de los cuales los exortaba a continuar la obra de liberación iniciada con la expulsión de las tropas incaicas del país. Encontró un amplio eco. En ese valle se organizó otro ejército, que llegó a contar 16.000 guerreros. Se convino cercar Santiago y tomar la ciudad por asalto en la primavera venidera (48).

Estos preparativos recibieron un refuerzo inesperado. Valdivia —ofuscado por la sedición— cometió el error de apoderarse de todos los caciques que pudo haber, para mantenerlos recluidos en calidad de rehenes en su casa de Santiago (Correo Central). Entre ellos se encontraba también el príncipe Quilicanta. El resultado fue que estos caciques, que habían sostenido una prolongada guerra con Michimalonco, se reconciliaron con él y le ofrecieron su cooperación. De este modo, los españoles quedaron completamente aislados, y sólo pudieron contar con la ayuda de los indios que habían traído del Perú. El odio de los mapuches se dirigió, en primer término, en contra de éstos, y no podían dejarse ver en ninguna parte, pues eran agredidos y ultimados de inmediato. De este modo se privó a los españoles de sus fuerzas de trabajo, o al menos, ellas sólo podían operar cuando estaban debidamente protegidas.

Valdivia sólo vislumbraba lo que Michimalonco estaba tramando en contra de él. Le pareció, en todo caso, conveniente mantener la ofensiva, en vez de esperar que a ciudad fuera sitiada por las fuerzas unidas de todos sus contornos. Una casualidad le permitió conocer, sin embargo, el plan de ataque.

Con buen criterio, creyó acertado volver a atacar de inmediato a Michimalonco en su reducto, por lo cual se dirigió a Aconcagua llevando consigo a 30 jinetes, 30 arcabuceros y tropas auxiliares. Al pasar frente a Colina observaron dos espías sobre una loma. El maestre de campo, Gómez de Don Benito, recibió orden de cercarlos, hacerlos prisioneros e interrogarlos. Sometidos a tormento, confesaron que los 400 guerreros que iban con los españoles y que les habían sido facilitados, por el príncipe Quilicanta, tenían orden de matar sus caballos tan pronto atacaran a Michimalonco. Agregaron que era inminente un ataque de los promaucaes contra la ciudad. Se descubrió que los dos espías habían confeccionado quipos, en que se indicaban con diversos colores y nudos los efectivos con que Valdivia marchaba en contra de Michimalonco. A fin de que éste no se enterara de que aquel conocía su plan de ataque y sus relaciones con sus antiguos enemigos detenidos en Santiago, los dos indios fueron ahorcados.

Valdivia regresó de inmediato a la ciudad y disimuló, dirigiéndose hacia el sur, donde, efectivamente, el señor de Cachapoal había concentrado sus fuerzas en una fortaleza a orillas del río homónimo. Vivar informa que el nombre correspondía primero al cacique (de cacha= hierba y poal o sea, Hierba Loca, especie vegetal que abunda en el curso superior del río) y que sólo más tarde fue aplicado también al río (49).

Al contemplar la fortaleza, Valdivia se enteró de que sus fuerzas eran insuficientes para atacarla, por lo cual fingió una retirada durante todo el día, perseguido por los promaucaes. De noche, una vez separado de sus perseguidores, realizó una contramarcha, dejándose caer de madrugada, de improviso, sobre la fortificación, que conquistó. Encontrábase ésta cerca de las casas de la antigua hacienda de la Compañía, en la comuna de Graneros.

Entre tanto, Michimalonco preparó el ataque proyectado contra la ciudad, que se verificó el 11 de Septiembre de 1541, cinco días después de haberse alejado el caudillo de ella para combatir a lOS promaucaes.

Mariño de Lovera informa que el asalto se realizó en dos fases sucesivas (50). La primera, iniciada en el “cuarto del alba” (tres horas antes de amanecer), estuvo al mando de uno de los capitanes de Michimalonco, Alcana (de alca= varonil y naln= combatiente, peleador) y de Trangolonco.

Vivar dice que los indios penetraron sin dificultad en la ciudad y que llevaban fuego en ollas, que propagaron en las casas, que eran de madera, con techos pajizos y en las cercas de los solares, que eran de carrizo. Pronto toda la población constituía una inmensa hoguera. Los 54 españoles y escasas tropas auxiliares que la defendían mantuvieron, sin embargo, sus posiciones. En previsión de un ataque, los españoles habían construido “albarradas y trincheras”
 

Nacho

Comandante de Guardia
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la actividad Bomberi en Santiago se inicia en 1718, cuando gobernaba el Reino de Chile el Presidente de la Real Audiencia don Juan Andrés de Uztariz de Vertiz Verea, quien compró los primeros implementos para atacar el fuego (baldes de cuero, escalas, hachas y azadones). Ello permitió equipar a bomberos llamados “Aguateros”, “Escalerinos”, “Hacheros” y “Azadoneros”, según su especialidad.

Durante la Independencia (1812) don José Miguel Carrera y Verdugo, Presidente de la Junta de Gobierno, plantea al Cabildo de Santiago la urgencia de formar una organización bomberil adecuada.
En 1824 se hicieron gestiones en Santiago para organizar una Brigada de Ataque y Extinción de Incendios. Se adquirieron bombines a palanca, para el Cuartel de Artillería, el Teatro de la República y a la Brigada de Zapadores Bomberos Municipales. Sin embargo todas fracasaron por la falta de interés y motivación de sus integrantes....
En los primeros años de la República (1827), un gran incendio impulsa a un grupo de ciudadanos, encabezados por Benjamín Macquera, Diego Barros y Francisco Javier Urmeneta, a organizar una compañía de bomberos. Paralelamente el Presidente Ramón Freire Serrano equipa un grupo bomberil formado por los Guardias Municipales conocidos como “Serenos” o “Vigilantes”. Sin embargo ambas iniciativas tampoco tuvieron el éxito esperado.
Al inicio de 1838, a raíz de un pavoroso incendio que destruyó completamente el Teatro de la República, de la calle Puente, la Municipalidad de Santiago dictó un Reglamento para la organización de una “Brigada” o “Cuerpo Cívico de Bomberos” rentados, formado por una Compañía que se dividía en “Escuadras”, utilizando un gorro piramidal ponceau. La autoridad destinó dos recintos de la Cárcel para ser usados como cuartel de la Compañía y con fondos municipales se entregó un aporte de $ 10.- pesos anuales y de adquirió mangueras, hachas, escaleras, picos, barretes, baldes de cuero y una “Bomba a Palanca” traída desde Norteamérica, más tarde bautizada como “Fundadora”. La noche del 31 de mayo de 1841, aparecieron las llamas en la sacristía del Templo de la “Compañía de Jesús” de Santiago, propagándose rápidamente a la techumbre de la iglesia, la cual se derrumbó estrepitosamente en una hora; quedó en evidencia la mala preparación y falta de interés de los integrantes de esa Brigada, culminando en un comentado fracaso y un clamor generalizado por parte de la población.
En 1846 el Reglamento Municipal aumentó a dos Compañías el personal de la “Brigada de Bomberos”.


http://valparaiso-1851.blogspot.com/2007/04/blog-post.html
 

bluebird3

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Nacho. Aclarame una duda..

"Ello permitió equipar a bomberos llamados “Aguateros”, “Escalerinos”, “Hacheros” y “Azadoneros”, según su especialidad."

¿El no creo a los cambulloneros?
 

meteor

Honorario
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26 Jul 2007
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201
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49
Lo que puedo comentar del primer incendio de Santiago ,comenzo en lo que es la esquina sur oriente de Santo Domingo y Puente los que el cuartel del CBS ...cosas del destino.