El naufragio del Villafranca: la tragedia en el Paraná que sacudió a Corrientes

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1 Dic 2010
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Chile
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Durante los primeros días de junio de 1922, la ciudad de Corrientes celebraba lo que parecía iba a ser uno de los casamientos más prósperos de la época. Ana María Meabe y Fernando Pampín, ambos pertenecientes a dos de las familias más prósperas de la provincia, unieron sus vidas en un matrimonio largamente esperado, sin saber que estaban a punto de pasar a la historia como protagonistas de una de las tragedias navales más impactantes de las que se tiene registro en la región: el hundimiento del vapor Villafranca en el alto Paraná.
La tragedia ocurrió durante la madrugada del 4 de junio, cuando el Villafranca pasaba por un sector del río que tiene un ancho aproximado de 300 metros. Este barco no sólo llevaba pasajeros, sino que también transportaba cargas que iba dejando en los puertos de camino a su destino, en Iguazú. En ese fatídico viaje, la embarcación tenía en su bodega miles de litros de combustible que iban a ser empleados en el hotel de Cataratas, donde la pareja correntina y sus acompañantes iban a pasar unos días. Lamentablemente, esto y una grave imprudencia desencadenarían el desastre.
El semanario más famoso del país, relató así lo que pasó esa madrugada en el Paraná, en su edición del 17 de junio de 1922. «Naufragio del vapor Villafranca, a consecuencia de un incendio provocado en la bodega número uno, donde se hallaban tanques con nafta. El fuego se propagó inmediatamente al líquido inflamable, y en medio de terribles explosiones el vapor se hundió rápidamente de proa, donde se había abierto un enorme boquete. Muchos pasajeros, presas del terror, se hundieron con él, mientras otros perecían al arrojarse al agua, pues la nafta incendiada lo había cercado totalmente. Escenas inenarrables se produjeron en los cortos instantes que duró el trágico siniestro, debido al espantoso efecto de la nafta que flotando en grandes llamaradas alrededor del barco hacía imposible toda salvación».
No son pocas las versiones que señalan que esa madrugada, un marinero descendió a la bodega porque al parecer había notado humo saliendo desde allí. El grave error que habría cometido este trabajador del buque fue que bajó al lugar donde estaba la gran cantidad de combustible, con un candil a querosene y las emanaciones de la nafta ardieron de inmediato al entrar en contacto con su fuego.
Lo demás es historia conocida: los tripulantes, que dormían en sus camarotes se despertaron con la gran explosión, en medio de los gritos y la desesperación. Muchos no llegaron a salir, pero los que sí pudieron casi no tenían escapatoria, el combustible incendiado también flotaba en el río, alrededor del Villafranca que comenzó a hundirse tras el enorme boquete en la bodega.
Del triste final de la pareja Pampín-Meabe, la hermana y la prima de la flamante novia, el mismo semanario les dedicó casi una página con sus fotografías en la misma edición de ese 17 de junio. «La señorita Lucía Meabe; la señora Ana María Meabe de Pampín; el señor Fernando R Pampín; y la señorita María Celestina Meabe, cuatro de las infortunadas víctimas, extensamente vinculadas a la sociedad correntina. La muerte de estas personas dio motivo a uno de los episodios más dramáticos que se produjeran en la catástrofe. Pocos instantes antes de perecer, fueron vistas sobre cubierta, estrechamente abrazados, solicitando socorro», publicaron.
El hecho enlutó a la sociedad. Centenares de personas esperaron la llegada de sus cuerpos en el Puerto de Corrientes. Luego acompañaron el inmenso cortejo al cementerio. Ana y Fernando casi no estuvieron juntos en vida, pero sí descansan desde entonces, unidos en la eternidad.