El Bío Bío no quiere entregar cuerpos de tres desaparecidos

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27 Oct 2006
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El Bío Bío no quiere entregar cuerpos de tres desaparecidos
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El último de los casos denunciados ocurrió apenas el fin de semana pasado, cuando un joven de 19 años se lanzó a las torrentosas aguas de este río, aparentemente acongojado por penas de amor, en la comuna vecina a Nacimiento. Su pérdida se suma a la de un pequeño de dos años –ocurrida a fines de julio- y a la de un hombre de 31, que data del 17 de agosto. Pese a los esfuerzos desplegados por diversas instituciones, las esperanzas de rescatar sus restos decrecen día tras día.

Más allá del infinito dolor que implica el perder a alguien cercano, los parientes y amigos de Gastón Aedo Arias –el hombre que luego de caer al Quilque el lunes fue rescatado sin vida anteayer- gozan hoy de la conformidad de que, por lo menos, podrán dar sepultura a su ser querido.

A unos cuantos kilómetros de Los Ángeles, tres familias afectadas por situaciones similares permanecen en la incertidumbre todavía, sin poseer la más mínima certeza de si tendrán o no ese “privilegio”: Dos de ellas son de Negrete, y la restante de Laja y, pese a que se han efectuado permanentes esfuerzos, no ha sido posible rescatar a sus parientes, principalmente porque el “monstruo” que se los arrebató es, nada más y nada menos, que el río Bío Bío.

Fue a fines de julio –exactamente el 25- cuando se vio por última vez con vida al pequeño Brian Alarcón Saavedra (2). En la tarde de ese día, el bebé jugaba con su prima de 5 años en las inmediaciones de la casa que ambos compartían en la comuna de Negrete.

El terreno del inmueble tiene como límites una de las calles principales de esta localidad, por el frente; y el hondo torrente del río más importante de la Región, por la zona posterior, que es donde se ubica el patio. Un breve descuido bastó para que el niño se precipitara tras perder el equilibrio, cuando corría por la desprotegida orilla de la propiedad. Cayó desde una altura de 5 ó 6 metros, perdiéndose su huella en ese mismo instante.

Nada pudieron hacer para encontrarlo el Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE) de Carabineros, voluntarios de Bomberos y miembros de la Agrupación de Boteros local, que estuvieron trabajando en la zona de la tragedia mientras el inclemente tiempo y el nivel del río, así lo permitieron. La espera sigue, al igual que la angustia.

FIN DE CARRETE
Inquietud que, por cierto, es muy parecida a la que embarga hasta ahora a la familia de Leonel Artemio Mellado Jara (31), lajino que el 17 de agosto fue literalmente “tragado” por el colosal afluente.

Cerca de las 19 horas, el infortunado y su grupo retornaban en bote desde Millapoa, sector ubicado al otro lado del Bío Bío –en la comuna de Nacimiento-, donde habían compartido un asado e ingerido alcohol.
De acuerdo con los testimonios entregados a la policía, gran parte del trayecto se caracterizó por una navegación sin sobresaltos, pero, repentinamente, la tragedia los asoló.

Uno de sus acompañantes indicó que Mellado Jara, soltero y con residencia en Diuquín, perdió el equilibrio cuando intentaba encender un cigarrillo. Se fue de espaldas y se sumergió prácticamente de inmediato, y aunque un primo intentó asistirlo, la nueva víctima de este curso fluvial se esfumó en medio del frío, la oscuridad y la impotencia de sus amigos.

“PENAS DE AMOR"
El último caso, verificado apenas el sábado último, no correspondería a un accidente como los dos anteriores, sino a un incomprensible, pero “voluntario” acto suicida, protagonizado por Alexis Alejandro Morales Torres (19). Así por lo menos lo manifestó la hermanastra del joven, quien estampó la denuncia por presunta desgracia en la tenencia de Carabineros de Negrete, donde la supuesta víctima residía.

De acuerdo a lo establecido preliminarmente, Morales Torres se habría lanzado desde una de las orillas del Bío Bío, en las primeras horas de esa jornada, empujado por una desilusión amorosa que le fue imposible superar.
Las horas que siguieron a su desaparición estuvieron marcadas por la inmediata búsqueda, a cargo de la policía uniformada de este sector, un equipo del GOPE, bomberos y los voluntariosos boteros de la comuna, pero el volumen de la exploración se vio mermado luego que comenzara a caer el temporal que azotó en los últimos días a la provincia y, sobre todo, por la brusca crecida experimentada por el río.

No obstante lo anterior, las zonas en que se produjeron las desapariciones continúan bajo vigilancia especial, con el objetivo de dar con los perdidos. Una tenue -pero luz de esperanza al fin- para estas familias que, de un día para otro, vieron cómo el Bío Bío les despojó violentamente de sus seres amados.

Fuente: Diario La Tribuna de Los Angeles