hora me dirán anti patriota, de seguro.
La Guerra de don Ladislao o La guerra de los catres
La Guerra de don Ladislao es uno de los hechos más curiosos de la historia de Chile. Sucede a mediados del año 1920, cuando el entonces presidente Juan Luis Sanfuentes ordena la movilización parcial del Ejército de Chile por antecedentes secretos que hacian plausible un conflicto bélico con el Perú.
A mediados de los lejanos años 20, en pleno gobierno de Juan Luis Sanfuentes, ocurrió uno de los hechos más curiosos de la historia de Chile: la guerra de Don Ladislao. Se le denominó así por el ministro de la guerra don Ladislao Errázuriz Lazcano.
En aquellos tiempos, era evidente que Arturo Alessandri era el que la llevaba, para desespero del gobierno. En un ataque de imaginación febril y no teniendo que inventar para detener al León de Tarapacá, el gobierno de aquella época movilizó al ejército ante una supuesta amenaza en el norte de una invasión peruana. El pretexto eran supuestas reivindicaciones territoriales del Perú, que habían pasado a mayores y por tanto la integridad de la patria corría peligro.
Aquellas supuestas reivindicaciones no eran más que el primer reclamo boliviano sobre la mediterraneidad, presentado a la Sociedad de las Naciones, que contó con el guiño aprobatorio del gobierno del Perú en aquel tiempo. Fue un frenesí, se movilizaron a antiguos reservistas, la primera división de ejército empezó a hacer maniobras en el desierto, las hordas enfervorizadas clamaban por más sangre chola, los viejos veteranos de la guerra del pacífico, con sus patas cojas y sus muñones salieron a marchar…la prensa martillaba y martillaba de fervor por la tercera guerra contra la confederación, y no hubo quien dijo que en esta pasada nos quedamos con hasta con los huacos.
Ademas muchos jóvenes chilenos especialmente de las ligas patrióticas y del Partido Conservador acudieron en masas a inscribierse en los cuarteles , el más conocido será Alberto Hurtado, Que Importante que un santo como Alberto Hurtado, no halla titubeado en el momento de defender su patria,. La prensa creó un clima de guerra y quienes hacían cuestionamiento era llamado "vendido al oro del Perù".
La guerra de Don Ladislao duró obviamente hasta que pasaron las elecciones, y no se vio a peruano alguno marchando hacia su “Estrellita del Sur”. La única organización que se opuso al fervor nacionalista desatado por Don Ladislao y el temor a que los cholos vinieran a llevarse de vuelta el Huáscar, el suspiro limeño, el pisco y los leones de la avenida Idem, fue la FECH, lo que le valió ser acusada de antipatriota…fue famoso el cartel colocado en su sede por las hordas nacionalistas “Se vende esta casa. Tratar en Lima”.Pasó el tiempo y ni los peruanos se aparecieron por acá a llevarse el suspiro limeño, ni la FECH se vendió en Lima y el gobierno del opaco Sanfuentes y el ingenioso Don Ladislao pudo detener la ola desatada por el León de Tarapacá y su “chusma querida”
Una de las consecuencias de la "Guerra de Don Ladislao", fue dividir y presionar aun más al país cuando los candidatos Alessandri y Barros Borgoño tengan un empate exacto en las elecciones. Tras el escándalo de la farsa y el desprestigio del "Proceso a los Subversivos" el Tribunal de Honor no se atrevió a dar ganador a Barros, proclamando el triunfo de Arturo Alessandri en 1920.
¿y que tienen que ver las Chiquillas? dirán ustedes.
Supongo que todo en algún momento leímos o vimos "Pantaleon y Las Visitadoras" ¿Me Creerán ustedes amigos que en un Oficial chileno se inspiro Vargas llosa para crear a a Pantaleón Pantoja?
En 1920, durante la llamada guerra de don Ladislao, 10.000 soldados chilenos ocuparon Tacna, donde permanecieron varios meses. Para satisfacer las necesidades sexuales de la tropa, el coronel a cargo habilitó prostíbulos con una serie de indicaciones de higiene y funcionamiento.
En el libro Mis Memorias del año veinte (Antártica, 1979), del militar don Armando Braun Menéndez, este cuenta sobre la “guerra de don Ladislao”. En septiembre de 1920 el ejército chileno se movilizó a Tacna con 10 mil soldados, que permanecieron en esa pequeña ciudad por varios meses.
El capítulo “La orden especial reservada” cuenta cómo el Coronel y Comandante en Jefe de la I División, Luis Cabrera, habilitó prostíbulos “destinados al servicio del personal de tropa de esta guarnición, los cuales quedan sometidos a la dirección y fiscalización de la autoridad sanitaria militar y a las disposiciones de esta orden especial”.
El 6 de septiembre de 1920 llegó al comando de la guarnición de la Primera División de Ejército, acuartelada en Tacna, la siguiente Orden Especial Reservada: “Esta Comandancia general de Armas, previa autorización de la autoridad local, autoriza a su vez el funcionamiento de prostíbulos destinados al servicio del personal de tropa de esta guarnición, los cuales quedan sometidos a la dirección y fiscalización de la autoridad sanitaria militar y a las disposiciones de esta orden especial”. Esta sabrosa ordenanza, por cierto, sirvió de inspiración a Mario Vargas Llosa para escribir su novela "Pantaleón y las visitadoras".
Así, la tropa chilena pudo satisfacer sus necesidades durante los meses en que permaneció en el poblado. Los prostíbulos recibieron “únicamente a individuos de tropas del ejército que presenten y entreguen una ficha de sanidad”.
Se abrían desde las 21:00 a las 1:00 horas, estaba prohibida la venta de bebidas alcohólicas, y el valor por cada servicio tenía un mínimo de 4 pesos, los que se pagaban al contado y antes de entrar.
El ejército dispuso un cirujano, el señor Molina Barros, para que realizara “una inspección bisemanal en los prostíbulos y las asiladas se someterán al examen médico correspondiente sin costo alguno”. De esta forma se buscó la prevención de contagio de enfermedades sexuales. Si una “asilada” era sospechosa de portar alguna enfermedad, “quedaba en observación” y en la puerta de su pieza se ponía, de hecho, “un letrero visible con las palabras EN OBSERVACION”. (Vea en adjunto todo el documento firmado por el Coronel Cabrera)
.http://www.elmostrador.cl/.../Orden-Secreta-1ra-Division.pdf
Entonces comenzó una novedosa rutina castrense. Cada mañana una escuadra, en disciplinada marcha, peregrinaba hasta la enfermería, donde tras riguroso examen se les entregaba una papeleta amarilla que garantizaba una salud compatible con el venidero ejercicio. De ahí la marcha enfilaba hacia la Contaduría, donde los soldados pagaban los cuatro pesos de reglamento por el servicio, saliendo ahora con una papeleta de color verde.
Militares al fin, organizaron el tandeo de manera estricta, dividiendo la ciudad en tres sectores con sus respectivos prostíbulos. El barrio de Alto de Lima atendería a la 1ª y 2ª Brigadas de Infantería, Caramollo recibiría a Zapadores y Lanceros, Callao desfogaría a la 1ª Brigada de Artillería y los Granaderos.
Haciendo honor a la doctrina prusiana dominante en nuestro ejército, justo antes de las 9 de la noche y con germánica puntualidad, un sargento flanqueado por sendos jinetes armados de carabina, sable y lanza, recibía impertérrito las papeletas a la entrada del prostíbulo. Esta rutina se prolongaba hasta que la casa rebosaba de entusiastas y anhelantes soldados. Entonces las puertas se cerraban inexorables y al interior comenzaba el baile, al son del piano para lo moderno, y con guitarra y arpa para las cuecas de tamboreo y huifa.
Pero la labor de los mandos no se restringía a la puerta: el teniente a cargo tenía jurisdicción dentro y fuera de la casa, manteniendo el orden, atendiendo reclamos y hasta ordenando el repertorio musical; en suma, los oficiales se comportaban como perfectos cabrones.
El rigor militar lucía sus violencias al momento de cerrar el burdel, cuyo límite máximo era el de la una de la madrugada. Aquí comenzaba una minuciosa pesquisa, extendiendo la autoridad militar hasta las sábanas y los fondillos de las asiladas, en busca de amantes remisos que sorprendían a los piquetes de lanceros escondiéndose en los lugares más inverosímiles, todo para alargar su noche de amor.
Es que hasta el más duro tiene su corazón, y ya cansados de acrobáticas redadas, conmovidos en el fondo por aquellos desesperados amores de ocasión, los oficiales fueron pasando de la más inflexible disciplina hasta una socarrona y paternal tolerancia. Aquí la querida era fundamental, pues sólo bajo su riguroso y responsable testimonio, el oficial podía aceptar que el soldado, cabo, sargento o suboficial , jurando por su honor, volviera al regimiento al otro día antes del toque de diana.
A todos pronto la ciudadanía y los militares se enteraron de la Farsa y casi arde la moneda "Testigos vieron" que don Ladislao dándose a la fuga para no ser linchado vestido como una no muy agraciada dama bigotuda. ah lo olvidaba ¿apuesto que ni se imaginan quien era el único proveedor de la logística y abastecimiento del Ejercito?..............No¿? CORRECTO el muy patriota de don Ladislao.
La Guerra de don Ladislao o La guerra de los catres
La Guerra de don Ladislao es uno de los hechos más curiosos de la historia de Chile. Sucede a mediados del año 1920, cuando el entonces presidente Juan Luis Sanfuentes ordena la movilización parcial del Ejército de Chile por antecedentes secretos que hacian plausible un conflicto bélico con el Perú.
A mediados de los lejanos años 20, en pleno gobierno de Juan Luis Sanfuentes, ocurrió uno de los hechos más curiosos de la historia de Chile: la guerra de Don Ladislao. Se le denominó así por el ministro de la guerra don Ladislao Errázuriz Lazcano.
En aquellos tiempos, era evidente que Arturo Alessandri era el que la llevaba, para desespero del gobierno. En un ataque de imaginación febril y no teniendo que inventar para detener al León de Tarapacá, el gobierno de aquella época movilizó al ejército ante una supuesta amenaza en el norte de una invasión peruana. El pretexto eran supuestas reivindicaciones territoriales del Perú, que habían pasado a mayores y por tanto la integridad de la patria corría peligro.
Aquellas supuestas reivindicaciones no eran más que el primer reclamo boliviano sobre la mediterraneidad, presentado a la Sociedad de las Naciones, que contó con el guiño aprobatorio del gobierno del Perú en aquel tiempo. Fue un frenesí, se movilizaron a antiguos reservistas, la primera división de ejército empezó a hacer maniobras en el desierto, las hordas enfervorizadas clamaban por más sangre chola, los viejos veteranos de la guerra del pacífico, con sus patas cojas y sus muñones salieron a marchar…la prensa martillaba y martillaba de fervor por la tercera guerra contra la confederación, y no hubo quien dijo que en esta pasada nos quedamos con hasta con los huacos.
Ademas muchos jóvenes chilenos especialmente de las ligas patrióticas y del Partido Conservador acudieron en masas a inscribierse en los cuarteles , el más conocido será Alberto Hurtado, Que Importante que un santo como Alberto Hurtado, no halla titubeado en el momento de defender su patria,. La prensa creó un clima de guerra y quienes hacían cuestionamiento era llamado "vendido al oro del Perù".
La guerra de Don Ladislao duró obviamente hasta que pasaron las elecciones, y no se vio a peruano alguno marchando hacia su “Estrellita del Sur”. La única organización que se opuso al fervor nacionalista desatado por Don Ladislao y el temor a que los cholos vinieran a llevarse de vuelta el Huáscar, el suspiro limeño, el pisco y los leones de la avenida Idem, fue la FECH, lo que le valió ser acusada de antipatriota…fue famoso el cartel colocado en su sede por las hordas nacionalistas “Se vende esta casa. Tratar en Lima”.Pasó el tiempo y ni los peruanos se aparecieron por acá a llevarse el suspiro limeño, ni la FECH se vendió en Lima y el gobierno del opaco Sanfuentes y el ingenioso Don Ladislao pudo detener la ola desatada por el León de Tarapacá y su “chusma querida”
Una de las consecuencias de la "Guerra de Don Ladislao", fue dividir y presionar aun más al país cuando los candidatos Alessandri y Barros Borgoño tengan un empate exacto en las elecciones. Tras el escándalo de la farsa y el desprestigio del "Proceso a los Subversivos" el Tribunal de Honor no se atrevió a dar ganador a Barros, proclamando el triunfo de Arturo Alessandri en 1920.
¿y que tienen que ver las Chiquillas? dirán ustedes.
Supongo que todo en algún momento leímos o vimos "Pantaleon y Las Visitadoras" ¿Me Creerán ustedes amigos que en un Oficial chileno se inspiro Vargas llosa para crear a a Pantaleón Pantoja?
En 1920, durante la llamada guerra de don Ladislao, 10.000 soldados chilenos ocuparon Tacna, donde permanecieron varios meses. Para satisfacer las necesidades sexuales de la tropa, el coronel a cargo habilitó prostíbulos con una serie de indicaciones de higiene y funcionamiento.
En el libro Mis Memorias del año veinte (Antártica, 1979), del militar don Armando Braun Menéndez, este cuenta sobre la “guerra de don Ladislao”. En septiembre de 1920 el ejército chileno se movilizó a Tacna con 10 mil soldados, que permanecieron en esa pequeña ciudad por varios meses.
El capítulo “La orden especial reservada” cuenta cómo el Coronel y Comandante en Jefe de la I División, Luis Cabrera, habilitó prostíbulos “destinados al servicio del personal de tropa de esta guarnición, los cuales quedan sometidos a la dirección y fiscalización de la autoridad sanitaria militar y a las disposiciones de esta orden especial”.
El 6 de septiembre de 1920 llegó al comando de la guarnición de la Primera División de Ejército, acuartelada en Tacna, la siguiente Orden Especial Reservada: “Esta Comandancia general de Armas, previa autorización de la autoridad local, autoriza a su vez el funcionamiento de prostíbulos destinados al servicio del personal de tropa de esta guarnición, los cuales quedan sometidos a la dirección y fiscalización de la autoridad sanitaria militar y a las disposiciones de esta orden especial”. Esta sabrosa ordenanza, por cierto, sirvió de inspiración a Mario Vargas Llosa para escribir su novela "Pantaleón y las visitadoras".
Así, la tropa chilena pudo satisfacer sus necesidades durante los meses en que permaneció en el poblado. Los prostíbulos recibieron “únicamente a individuos de tropas del ejército que presenten y entreguen una ficha de sanidad”.
Se abrían desde las 21:00 a las 1:00 horas, estaba prohibida la venta de bebidas alcohólicas, y el valor por cada servicio tenía un mínimo de 4 pesos, los que se pagaban al contado y antes de entrar.
El ejército dispuso un cirujano, el señor Molina Barros, para que realizara “una inspección bisemanal en los prostíbulos y las asiladas se someterán al examen médico correspondiente sin costo alguno”. De esta forma se buscó la prevención de contagio de enfermedades sexuales. Si una “asilada” era sospechosa de portar alguna enfermedad, “quedaba en observación” y en la puerta de su pieza se ponía, de hecho, “un letrero visible con las palabras EN OBSERVACION”. (Vea en adjunto todo el documento firmado por el Coronel Cabrera)
.http://www.elmostrador.cl/.../Orden-Secreta-1ra-Division.pdf
Entonces comenzó una novedosa rutina castrense. Cada mañana una escuadra, en disciplinada marcha, peregrinaba hasta la enfermería, donde tras riguroso examen se les entregaba una papeleta amarilla que garantizaba una salud compatible con el venidero ejercicio. De ahí la marcha enfilaba hacia la Contaduría, donde los soldados pagaban los cuatro pesos de reglamento por el servicio, saliendo ahora con una papeleta de color verde.
Militares al fin, organizaron el tandeo de manera estricta, dividiendo la ciudad en tres sectores con sus respectivos prostíbulos. El barrio de Alto de Lima atendería a la 1ª y 2ª Brigadas de Infantería, Caramollo recibiría a Zapadores y Lanceros, Callao desfogaría a la 1ª Brigada de Artillería y los Granaderos.
Haciendo honor a la doctrina prusiana dominante en nuestro ejército, justo antes de las 9 de la noche y con germánica puntualidad, un sargento flanqueado por sendos jinetes armados de carabina, sable y lanza, recibía impertérrito las papeletas a la entrada del prostíbulo. Esta rutina se prolongaba hasta que la casa rebosaba de entusiastas y anhelantes soldados. Entonces las puertas se cerraban inexorables y al interior comenzaba el baile, al son del piano para lo moderno, y con guitarra y arpa para las cuecas de tamboreo y huifa.
Pero la labor de los mandos no se restringía a la puerta: el teniente a cargo tenía jurisdicción dentro y fuera de la casa, manteniendo el orden, atendiendo reclamos y hasta ordenando el repertorio musical; en suma, los oficiales se comportaban como perfectos cabrones.
El rigor militar lucía sus violencias al momento de cerrar el burdel, cuyo límite máximo era el de la una de la madrugada. Aquí comenzaba una minuciosa pesquisa, extendiendo la autoridad militar hasta las sábanas y los fondillos de las asiladas, en busca de amantes remisos que sorprendían a los piquetes de lanceros escondiéndose en los lugares más inverosímiles, todo para alargar su noche de amor.
Es que hasta el más duro tiene su corazón, y ya cansados de acrobáticas redadas, conmovidos en el fondo por aquellos desesperados amores de ocasión, los oficiales fueron pasando de la más inflexible disciplina hasta una socarrona y paternal tolerancia. Aquí la querida era fundamental, pues sólo bajo su riguroso y responsable testimonio, el oficial podía aceptar que el soldado, cabo, sargento o suboficial , jurando por su honor, volviera al regimiento al otro día antes del toque de diana.
A todos pronto la ciudadanía y los militares se enteraron de la Farsa y casi arde la moneda "Testigos vieron" que don Ladislao dándose a la fuga para no ser linchado vestido como una no muy agraciada dama bigotuda. ah lo olvidaba ¿apuesto que ni se imaginan quien era el único proveedor de la logística y abastecimiento del Ejercito?..............No¿? CORRECTO el muy patriota de don Ladislao.