Las Expediciones Cientificas las cremos tipo "Indiana jones " o "La momia", mas Hombre de carne y hueso han tratado de llegar a los confines del mundo en busca de conocimiento sin necesariamente buscar riquesa,recuerdo cuando niño tuve muchos libros sobre los grandes exploradores,podria recitar de memoria expediciones al Africa, a los himalayas al amazonas y a los polos, de la conquista del polo Sur es la Historia que hoy quiero conpartir con ustedes ...............
Lawrence Edward Grace Oates, nombre que reposa en los anales de la historia por su heroismo durante la expedición británica capitaneada por Scott que, en 1911, se lanzaba hacia la conquista del Polo Sur. apodado por sus amigos como Titus (en alusión a Titus Oates, clérigo inglés involucrado en el complot papista de 1678), Laurie por la familia y Soldado por sus compañeros de la expedición a Polo Sur , zarpó el 1 de junio de 1910 a bordo del ballenero escocés Terra Nova junto a Robert Falcon Scott y el resto de la tripulación.
Durante el viaje, fueron informados de que el noruego Roald Amundsen partía también hacia la Antártida a bordo del Fram, con las mismas intenciones que los británicos: ser los primeros en llegar al eje del mundo. Al recibir Scott el telegrama, no pudo ocultar su enfado. Consideró el comportamiento de Amundsen como desleal por no haber avisado de sus pretensiones con mayor antelación, además había difundido sus intenciones de realizar una expedición al Ártico.
El Terra Nova llegó a la base antártica de McMurdo en enero de 1910. Ese mismo mes, el Fram atracó en la Bahía de las Ballenas, unas sesenta millas más cerca del Polo que la base británica. Amundsen optó por un camino más corto pero arriesgado, mientras que Scott por una ruta más larga pero segura.
La expedición de Scott el 18 de enero de 1912 De izquierda a derecha: Wilson, Scott, Oates (de pie); Bowers, Evans (sentados).
Cuando Scott y sus hombres llegaron al fin al Polo Sur el 18 de enero de 1912, una bandera noruega jugaba con el gélido viento antártico. Amundsen había llegado más de un mes antes que ellos, a las 15:00 horas del 14 de diciembre de 1911. Junto a la bandera, el noruego dejó una tienda negra y una carta para el capitán Scott que decía:
En su paso por el glaciar Beardmore, Evans cayó en una grieta hiriéndose gravemente la cabeza. Para poder rescatarle, Oates tuvo que despojarse de los guantes y de su ropa exterior. Sin embargo, con síntomas de congelamiento y una herida cada vez más grave, Evans sufrió un colapso el 17 de febrero, y moriría esa misma noche en la tienda.
Sin Evans, el resto de la expedición continuó su camino descendiendo el glaciar hasta alcanzar el nivel del mar. Desde allí, un estrecho de cuatrocientas millas les separaba de su campamento, en el cabo Evans. Scott esperaba un aumento en la temperatura, sin embargo, una ola de frío con temperaturas inferiores a los 43 grados bajo cero se cruzó en su camino.
Lawrence Oates sufrió congelación de pies y manos durante el rescate de Evans, y además estaba aquejado de una antigua herida de guerra, pues recibió un disparo en una rodilla durante la Guerra de los bóers. Su estado cada vez era más lamentable, hasta el punto de obligar a sus compañeros llevarlo a cuestas. Oates pidió a sus compañeros que lo abandonaran en la nieve y que continuasen sin él, pero se negaron rotundamente.
"A Very Gallant Gentleman", pintura de John Charles Dollman.
La noche del 17 de marzo de 1912, día de su 32 cumpleaños, Oates, consciente de la enorme carga que suponía para sus compañeros, se levantó silenciosamente para abandonar la tienda en calcetines. Wilson le preguntó que adónde iba, a lo que Oates contestó “I am just going outside and may be some time” (Voy a salir y puede que tarde un rato). En medio de una tormenta de nieve y a 43 grados bajo cero, Oates vagó en la oscuridad de la noche hasta encontrar la muerte. Su cuerpo yace abrazado por un mar de nieve y hielo y nunca ha sido encontrado.
Scott relató el suceso de Oates como “el más valiente acto de sacrificio que jamás un ser humano hubiera contemplado“. Quince días más tarde, y a tan solo once millas del depósito de comida y combustible One Ton Depot, la expedición murió de hipotermia e inanición.
El 12 de noviembre de 1912, la expedición de Atkinson encontró la tienda prácticamente sepultada entre la nieve, cerrando así una trágica historia que sin duda conmovió, conmueve y conmoverá a la humanidad.
Lawrence Edward Grace Oates, fotografiado en 1911 por Herbert Ponting. Alexander Turnbull Library (Biblioteca Nacional de Nueva Zelanda).
Lawrence Edward Grace Oates, nombre que reposa en los anales de la historia por su heroismo durante la expedición británica capitaneada por Scott que, en 1911, se lanzaba hacia la conquista del Polo Sur. apodado por sus amigos como Titus (en alusión a Titus Oates, clérigo inglés involucrado en el complot papista de 1678), Laurie por la familia y Soldado por sus compañeros de la expedición a Polo Sur , zarpó el 1 de junio de 1910 a bordo del ballenero escocés Terra Nova junto a Robert Falcon Scott y el resto de la tripulación.
Durante el viaje, fueron informados de que el noruego Roald Amundsen partía también hacia la Antártida a bordo del Fram, con las mismas intenciones que los británicos: ser los primeros en llegar al eje del mundo. Al recibir Scott el telegrama, no pudo ocultar su enfado. Consideró el comportamiento de Amundsen como desleal por no haber avisado de sus pretensiones con mayor antelación, además había difundido sus intenciones de realizar una expedición al Ártico.
El Terra Nova llegó a la base antártica de McMurdo en enero de 1910. Ese mismo mes, el Fram atracó en la Bahía de las Ballenas, unas sesenta millas más cerca del Polo que la base británica. Amundsen optó por un camino más corto pero arriesgado, mientras que Scott por una ruta más larga pero segura.
Cuando Scott y sus hombres llegaron al fin al Polo Sur el 18 de enero de 1912, una bandera noruega jugaba con el gélido viento antártico. Amundsen había llegado más de un mes antes que ellos, a las 15:00 horas del 14 de diciembre de 1911. Junto a la bandera, el noruego dejó una tienda negra y una carta para el capitán Scott que decía:
Querido Capitán Scott:
Como usted probablemente sea el primero en llegar a esta zona después de nosotros, le pido amablemente que envíe esta carta al rey Haakon VII. Si puede usar cualquiera de los artículos que hemos dejado en la tienda, por favor, no dude en hacerlo. El trineo dejado fuera puede ser empleado por usted. Con mis mejores saludos, le deseo un retorno seguro.
Sinceramente suyo, Roald Amundsen.
El camino de regreso estuvo marcado por el frío extremo y las intensas nevadas. La idea de no depojarse de pruebas geológicas ralentizó también considerablemente la marcha.Como usted probablemente sea el primero en llegar a esta zona después de nosotros, le pido amablemente que envíe esta carta al rey Haakon VII. Si puede usar cualquiera de los artículos que hemos dejado en la tienda, por favor, no dude en hacerlo. El trineo dejado fuera puede ser empleado por usted. Con mis mejores saludos, le deseo un retorno seguro.
Sinceramente suyo, Roald Amundsen.
En su paso por el glaciar Beardmore, Evans cayó en una grieta hiriéndose gravemente la cabeza. Para poder rescatarle, Oates tuvo que despojarse de los guantes y de su ropa exterior. Sin embargo, con síntomas de congelamiento y una herida cada vez más grave, Evans sufrió un colapso el 17 de febrero, y moriría esa misma noche en la tienda.
Sin Evans, el resto de la expedición continuó su camino descendiendo el glaciar hasta alcanzar el nivel del mar. Desde allí, un estrecho de cuatrocientas millas les separaba de su campamento, en el cabo Evans. Scott esperaba un aumento en la temperatura, sin embargo, una ola de frío con temperaturas inferiores a los 43 grados bajo cero se cruzó en su camino.
Lawrence Oates sufrió congelación de pies y manos durante el rescate de Evans, y además estaba aquejado de una antigua herida de guerra, pues recibió un disparo en una rodilla durante la Guerra de los bóers. Su estado cada vez era más lamentable, hasta el punto de obligar a sus compañeros llevarlo a cuestas. Oates pidió a sus compañeros que lo abandonaran en la nieve y que continuasen sin él, pero se negaron rotundamente.
La noche del 17 de marzo de 1912, día de su 32 cumpleaños, Oates, consciente de la enorme carga que suponía para sus compañeros, se levantó silenciosamente para abandonar la tienda en calcetines. Wilson le preguntó que adónde iba, a lo que Oates contestó “I am just going outside and may be some time” (Voy a salir y puede que tarde un rato). En medio de una tormenta de nieve y a 43 grados bajo cero, Oates vagó en la oscuridad de la noche hasta encontrar la muerte. Su cuerpo yace abrazado por un mar de nieve y hielo y nunca ha sido encontrado.
Scott relató el suceso de Oates como “el más valiente acto de sacrificio que jamás un ser humano hubiera contemplado“. Quince días más tarde, y a tan solo once millas del depósito de comida y combustible One Ton Depot, la expedición murió de hipotermia e inanición.
El 12 de noviembre de 1912, la expedición de Atkinson encontró la tienda prácticamente sepultada entre la nieve, cerrando así una trágica historia que sin duda conmovió, conmueve y conmoverá a la humanidad.
Lawrence Edward Grace Oates, fotografiado en 1911 por Herbert Ponting. Alexander Turnbull Library (Biblioteca Nacional de Nueva Zelanda).