El padre Jaime Villalobos: Un sacerdote y bombero a tiempo completo
Región de La Araucanía
Un 19 de noviembre de 1949 nace en la pequeña localidad de Huépil (comuna de Tucapel, en la Región del Biobío), Jaime Villalobos, un joven que abrazaría la vocación del sacerdocio y paralelamente, del bomberismo.
Sus estudios básicos los efectuó en el Liceo Alemán de Los Ángeles y la educación media la cursa en el tradicional liceo penquista, Enrique Molina Garmendia.
De allí se va a estudiar a la Universidad de Chile para convertirse en laboratorista químico, donde tiene como compañero de curso al actual rector de la Universidad de la Frontera, pero al terminar sus estudios recibe la llamada religiosa en el corazón y se traslada al Seminario de San José de la Mariquina y a la Universidad de Salamanca para formarse como sacerdote y especialista en Derecho Canónico.
Estos giros del destino lo llevan un 30 de agosto de 1980 a comenzar su trabajo sacerdotal y tres años más tarde, cuando se desempeñaba como párroco en Collipulli, comienza su relación con Bomberos, cuando ingresa a la institución en esa pequeña comuna de Malleco.
“Todos los días iba a mirar a los bomberos cómo hacían sus ejercicios; tras ello se produjo un incendio y también fui a mirar. Ahí los voluntarios notaron mi interés y me invitaron a ingresar a la institución”, recuerda sobre su paso por Collipulli.
Al poco tiempo ya era Tesorero en su compañía, pasando luego al cargo de Director, donde se mantuvo durante 10 años y fue nombrado como bombero Honorario, en atención a la abnegación con la que prestó sus servicios.
Durante la década de los 90 llega a establecerse en Temuco y al poco tiempo ingresa a la Tercera Compañía “Bomba Germania” de la capital regional. Tras algún tiempo de trabajo pedagógico asume a cargo de la Catedral de Temuco, el templo más importante de la capital regional y también del Sur de Chile.
Aclara que su condición de sacerdote nunca ha sido motivo para “hacerse el desentendido” con los cursos y capacitaciones sobre materias bomberiles, y estando en Collipulli siguió toda la malla de entrenamientos como un bombero más.
En la capital regional también sirvió como voluntario común y corriente, sin privilegios especiales, siendo designado en su nueva compañía como Consejero de Disciplina y allí nuevamente alcanzó la calidad de honorario, este vez en la Tercera Compañía temuquense.
Casi cuartino
Como anécdota, explica que inicialmente pensaba ingresar a las filas de la Cuarta Compañía, pero el Superintendente de la época, Rolando Melo, le sugiere reconsiderar su decisión y postular a la Tercera, en atención a una serie de accidentes bastante traumáticos que debió atender en aquellos tiempos esta compañía, la que por la naturaleza de su especialidad en rescate vehicular, la autoridad creyó conveniente que sus miembros contaran con el apoyo espiritual y el consejo de un sacerdote.
No se arrepiente de su decisión, se declara muy feliz en la Bomba Germania y a la llegada como Superintendente de Fernando Suárez, es propuesto como capellán de todo el Cuerpo de Bomberos de Temuco.
“Soy el único cura en Chile que posee un decreto eclesiástico para ser capellán de todo un Cuerpo de Bomberos. Hay varios de compañía pero soy el único de todo un cuerpo, nombrado en forma oficial”, narra con orgullo el padre Jaime, quien desde ese momento se convirtió en el sacerdote de toda la institución, prestando su apoyo sin distinguir en cargos ni en compañías, entregando el consuelo espiritual a todo voluntario que se lo solicite, adoptando a los bomberos como su segunda familia, después del sacerdocio.
Querido y valorado
Muchas autoridades destacan en el padre Jaime su pasión bomberil, actividad que toma tan seriamente como su vocación sacerdotal. No importa si debe celebrar misa o realizar las labores propias de su profesión, siempre encuentra un espacio en su agenda diaria para dedicar a los bomberos, que continuamente le retribuyen con muestras de afecto y reconocimiento a su incansable labor de consuelo espiritual.
Como es sabido, Bomberos es una institución que no discrimina por razones de ninguna índole, por lo que está compuesta por personas de todo tipo de credos religiosos, pero ha sido un lugar donde el padre Jaime ha sabido ganarse el respeto, cariño y aprecio sincero de todos quienes visten la cotona bomberil y lo consideran uno de sus iguales.
“He pasado momentos dulces y amargos durante tantos años en la institución. No me abanderizo solamente por mi Tercera Compañía, pese a que desde niño tuve una formación con influencia alemana en mi colegio (Alemán); tengo una cercanía muy grande con todas las compañías y pienso seguir en Bomberos hasta el día que me echen”, dice sonriendo este religioso y bombero, que ya es conocido en toda la región por su labor pastoral y bomberil.
Texto enviado por el Cuerpo de Bomberos de Temuco.