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Voluntarios dieron todo en el incendio
Algunos incluso se expusieron directamente a las llamas y se arriesgaron a caídas mortales.
Como suele ocurrir en estas situaciones, no faltó el desubicado que reclamaba por todo y que juraba que si era él quien dirigía el combate contra el fuego, todo estaría resuelto en un segundo.
Pero lo cierto es que el incendio fue muy difícil de controlar y los voluntarios de las seis compañías que llegaron al sitio del suceso arriesgaron hasta su vida, para detener el avance de las llamas.
Algunos se subieron a los techos de las viviendas, para sofocar los focos de fuego, que se concentraban en los entretechos de las casas. Un error garantizaba un porrazo de al menos seis metros de altura. Fácilmente, el voluntario podía caer sobre las puntas de una reja.
"Fue una labor bastante difícil, se trató de casas pareadas... Nos costó mucho trabajar, sobre todo en los techos, que es donde se concentró el fuego. Por fortuna no tuvimos lesionados entre los voluntarios", indicó el comandante Bernardo Mendoza.
Uno de los momentos más complicados se vivió cuando una llamarada alcanzó a un voluntario que estaba sólo en el techo de la vivienda más afectada. Menos mal que portaba su traje antiflama, que lo protegió de las eventuales quemaduras.
Fuente: cronica.cl
Voluntarios dieron todo en el incendio
Algunos incluso se expusieron directamente a las llamas y se arriesgaron a caídas mortales.
Como suele ocurrir en estas situaciones, no faltó el desubicado que reclamaba por todo y que juraba que si era él quien dirigía el combate contra el fuego, todo estaría resuelto en un segundo.
Pero lo cierto es que el incendio fue muy difícil de controlar y los voluntarios de las seis compañías que llegaron al sitio del suceso arriesgaron hasta su vida, para detener el avance de las llamas.
Algunos se subieron a los techos de las viviendas, para sofocar los focos de fuego, que se concentraban en los entretechos de las casas. Un error garantizaba un porrazo de al menos seis metros de altura. Fácilmente, el voluntario podía caer sobre las puntas de una reja.
"Fue una labor bastante difícil, se trató de casas pareadas... Nos costó mucho trabajar, sobre todo en los techos, que es donde se concentró el fuego. Por fortuna no tuvimos lesionados entre los voluntarios", indicó el comandante Bernardo Mendoza.
Uno de los momentos más complicados se vivió cuando una llamarada alcanzó a un voluntario que estaba sólo en el techo de la vivienda más afectada. Menos mal que portaba su traje antiflama, que lo protegió de las eventuales quemaduras.
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