Mientras que los dirigentes del condado de Cork han creído conveniente proteger adecuadamente a sus conciudadanos, invirtiendo en su seguridad, en el resto, simplemente no le han dado importancia ninguna. Esto supone que en Cork en el 87 % de las ocasiones los bomberos lleguen a su destino en menos de 10 minutos, frente al 16% de Wexford, el 24% de Kildare o el 44% de Galway.
En el siguiente gráfico podemos ver los tiempos de respuesta de Cork en comparación con la de otras poblaciones con personal a tiempo parcial, para tiempos de respuesta menores de 10 minutos, menores de 20 minutos y mayores de 20 minutos.
Tiempos de respuesta Bomberos a tiempo completo (BTC) respecto a tiempo parcial (BTP)
En términos de inversión, evidentemente la inversión en Cork es mayor, como podemos ver en el gráfico siguiente. Puesto que le dan la misma importancia o más que a otros servicios públicos profesionales, como puede ser la educación (impartida por profesionales), la sanidad, la seguridad ciudadana, etc.
Para finalizar, resulta curioso que en el ámbito de los servicios esenciales también se encuentran otros servicios públicos, como los de salubridad de nuestras ciudades, y en este sentido la recogida de basuras, limpieza de calles, saneamiento de emisarios, limpieza de borderas de ríos, embalses y playas… Pero en este sector y en otros no veo mucho voluntariado. Quizá tenga algo que ver con que en realidad los voluntarios que se hacen llamar “bomberos voluntarios” y que creen haberse convertido en bomberos de la noche a la mañana, no se mueven por un espíritu de servicio, sino por un
“ansia de reconocimiento social”. El “pretender ser alguien”, que su “imagen social mejore de alguna manera”… porque si de verdad lo que pretendiesen es garantizar ese servicio, defenderían con uñas y dientes que fuese profesional, y lo equipararían en importancia al resto de servicios básicos esenciales, como son la educación, la sanidad o la seguridad ciudadana. No obstante, lo que estos “ciudadanos” defienden es justo lo contrario; que sea prestado por voluntarios. Muchas veces bajo la supuesta verdad de que lo que define a un profesional es su “vocación”. Que es como decir que el que juega al tenis los martes y los viernes es tan profesional o más como aquel que compite en ligas nacionales o internacionales y cuya profesión es precisamente el tenis. E incluso que Nadal es un aficionado en comparación con muchos de estos “voluntarios del tenis”…
En los gráficos anteriores podemos verlo meridianemente claro:
Los ciudadanos están mucho mejor protegidos cuando los bomberos de ese territorio son bomberos profesionales públicos a tiempo completo.
Lo único que espero es que las autoridades de Irlanda, y el resto de la UE se hagan eco de estos resultados, cambien el chip a este respecto, y regulen convenientemente la prestación de este servicio público esencial en toda Europa por parques de bomberos bien emplazados, y donde existan cuerpos de bomberos públicos profesionales.
Además de todo esto, hemos de saber que el 50% de la mano de obra humana, a día de hoy ya ha sido sustituida por máquinas, lo que unido al crecimiento demográfico está haciendo estragos en el empleo; Al tiempo que está haciendo millonarios a unos pocos.
Pues bien, muchos ciudadanos, lejos de defender la profesionalización de los servicios públicos, y que se genere empleo de calidad, lo que pretenden es crear servicios paralelos que “sustituyan” el empleo, haciendo voluntariamente esa labor; con lo que están favoreciendo que tanto ellos, sus hijos y aquellos que le rodean tengan menos oportunidades de trabajar.
El empleo público está conectado con la circulación del capital y con la activación del comercio. Lo que se paga a los funcionarios no va a “un saco sin fondo”. Muy al contrario, el dinero que el Estado paga a los funcionarios es una “inversión” en el propio Estado, ya que esos trabajadores canalizan sus ingresos hacia el sector privado y las Pymes. El funcionario cobra y se gasta su dinero en comprar, en adquirir servicios, en definitiva, revierte su dinero en las empresas, y finalmente ese dinero acaba por entrar en el bolsillo de todos los trabajadores, y de ellos vuelve hacia el Estado a través de los impuestos.
Pretender acabar con ese mecanismo de circulación de capital, y sustituirlo por “voluntarios” es un ejercicio de autolisis social descomunal.
En primer y estacado lugar porque
estamos poniendo en peligro la seguridad de los ciudadanos.
En segundo lugar porque
estaremos privando a las nuevas generaciones de puestos de trabajo de calidad, y por último porque
estamos entorpeciendo la circulación del capital hacia el sector privado, contribuyendo al desempleo y el mantenimiento de la crisis en todos los ámbitos, no sólo en el sector público.
¿Implementamos un servicio de voluntarios en el sector servicios? ¿Empresas con fontaneros voluntarios? ¿Talleres con mecánicos de coches voluntarios? ¿Empresas con repartidores voluntarios que sólo cobren dieta y gasolina?… ¿Establecemos un servicio de voluntariado previo a la contratación de empleados? ¿Sólo podrán contratarse empleados que previamente hayan sido voluntarios? ¿Queremos eso en nuestra sociedad? Es más, ¿Conviene hacerlo ahora precisamente?…
Por suerte o por desgracia estas labores no mejoran demasiado
la imagen y el prestigio social de uno,
y la autoestima no parece mejorar mucho. Lo suyo es convertirse en “bombero voluntario”, ¡tachánnnn!
¿Y todo para qué? ¿Para que delante de tus vecinos puedas decir “Soy bombero voluntario”? ¿O contar anécdotas (la mayoría de veces de oídas y “enriquecidas”) de cuánta gente has salvado o cuántos incendios has apagado en tu faceta de héroe? ¿Merece la pena crear agrupaciones de voluntarios que suplanten a los bomberos y que sabemos a ciencia cierta que precarizan este servicio y quitan empleo?…Yo creo que no. Y que además debería estar incluso prohibido que en ciertos sectores se sustituyeran servicios esenciales por este tipo de cosas.
En otra “dimensión psicológica”, el poder mediático intenta convencer a la población de que estos “servicios de emergencias voluntarios” son igualmente eficaces y que los poderes públicos “velan por nuestros intereses”.
El mensaje subliminal es tal que así:
Si residís en poblaciones destacadas de más de 20.000 habitantes”, tranquilos que este servicio público profesional os lo merecéis, y por tanto está garantizado. No obstante, si “decidís” vivir en “pueblos de menos de 20.000 habitantes”, os sobra con agrupaciones de voluntarios o bomberos a tiempo parcial. De verdad, es lo mejor, ¡convenceros de ello cuanto antes por favor!.
No obstante, estudios como el del condado de Cork demuestran justamente lo contrario. La seguridad de los ciudadanos mejora considerablemente mediante la implementación de servicios de bomberos públicos, con presencia en los parques las 24h/365 días.
El resto de fórmulas no se pueden considerar “servicios esenciales”, ni se ajustan al derecho a la seguridad que emana de nuestra carta magna, a las recomendaciones de las asociaciones de bomberos profesionales, ni siquiera al sentido común…