Bomberos Chilenos Sin Sueldo
Luis Silva
Publicado - Published: 13/10/2009 Los bomberos chilenos no sólo no reciben retribución económica alguna por su arriesgada labor, sino que deben ser los únicos trabajadores del mundo que luchan para seguir sin sueldo.
Actos heróicos voluntarios
Con una historia a sus espaldas cargada de actos heroicos, los 33 mil hombres y mujeres que conforma el cuerpo de bomberos de Chile se enfrentan ahora a una dificultad menos peligrosa que los incendios, accidentes y catástrofes naturales, pero no menos devastadora: la falta de recursos económicos.
El primer cuerpo de bomberos voluntarios de Chile nació en 1851 en el puerto de Valparaíso y tomó como modelo las brigadas que existían en Estados Unidos desde finales del siglo XVIII.
Hasta entonces, cuando se declaraba un incendio eran los serenos, policías y vecinos quienes combatían las llamas, sin preparación ni equipos especiales.
Eso fue lo que sucedió en 1863 en la iglesia de la Compañía de Jesús de la capital chilena, cuando se desató un pavoroso incendio en el que murieron más de dos mil personas. Este trágico acontecimiento marcó el nacimiento del primer Cuerpo de Bomberos de Santiago.
Siglo y medio después y debido a la crisis económica, las debilitadas arcas de los "comefuegos" chilenos han sufrido un recorte sustancial en los 28 millones de dólares del presupuesto público que tenían este año para modernizar su material y capacitar "profesionalmente" a los nuevos voluntarios.
"Nosotros aceptamos la decisión, pero eso no significa que demos la batalla por perdida", explica a Efe el presidente de Bomberos de Chile, Miguel Reyes, para quien esta decisión, motivada por un ajuste que afecta a toda la administración pública chilena, puede revertirse si logran el apoyo de las fuerzas políticas.
Por si fuera poco, las compañías aseguradoras han recurrido a los tribunales para evitar que una pequeña parte del dinero procedente de las pólizas contra incendios se destine a los bomberos enfermos o accidentados y a las familias de los fallecidos en actos de servicio.
Esta precaria situación ha puesto sobre la mesa la discusión sobre la aportación que debe hacer el Estado a una institución pública como Bomberos de Chile, cuyo trabajo tiene un carácter voluntario y no remunerado.
La labor de estos "voluntarios profesionales de la emergencia", como los define el comandante Miguel Reyes, "no obedece a un sentimiento de temeridad o arrojo sin sentido o al solo placer de vivir situaciones al límite. Eso sería superficialidad e irracionalidad".
"Se trata -explica el presidente de los bomberos- de dar sentido a la existencia, porque sentimos profunda y verdaderamente que la vida del otro es tan legítima como la propia, y que por lo tanto su defensa, su cuidado y protección no pueden ni deben conocer fro nteras".
Para el diputado radical Alejandro Sule, que promovió un acuerdo parlamentario para impedir el recorte presupuestario, la labor de los bomberos chilenos debería ser "financiada completamente" por la administración pública.
El Estado debe hacerse responsable de entregar todos los recursos necesarios para el buen desempeño de un servicio público desinteresado, como el que realizan los bomberos chilenos, sostiene Sule.
Aunque son muchas las voces que reclaman una mayor implicación del Estado en el sostenimiento del cuerpo de bomberos, nadie, por el momento, ha cuestionado el carácter totalmente voluntario del servicio que prestan las 1.100 compañías de bomberos que hay en todo Chile.
"La aportación que demandamos del Estado es para el funcionamiento de la propia institución, para mejorar los cuarteles, los camiones, los equipos. Esto no significa suprimir el carácter voluntario", recalca Miguel Reyes.
En efecto, a diferencia de otros países como España o Estados Unidos, donde casi el 80 por ciento del presupuesto se destina a pagar los sueldos de los bomberos, en Chile no cobran ni un peso a cambio de arriesgar su vida.
Además, los voluntarios deben pagar cuotas para el mantenimiento de las compañías y pagar de sus bolsillos parte de los equipos y uniformes.
Cuatro de cada diez pesos del presupuesto de la institución los aporta el Estado. El resto son donaciones filantrópicas y recursos obtenidos de colectas públicas.
El dinero va a parar exclusivamente al mantenimiento de los cuarteles y demás instalaciones, a cursos de capacitación profesional de los voluntarios y a mantener una pequeña nómina de empleados del área administrativa.
Pero a pesar de las dificultades económicas a las que año con año deben enfrentarse los bomberos chilenos, todos se resisten a la idea de profesionalizarse y aseguran que el trabajo voluntario rinde mejores resultados que el remunerado.
Éste es el caso de Héctor Rojas, bombero desde hace 46 años y comandante de la compañía de La Granja -un municipio del sur de Santiago-, para quien "lo peor" que podría hacer el Estado es retribuirles económicamente.
"Ojalá en Chile nunca se le pague a los bomberos. Si empezáramos a cobrar un sueldo, yo sería el primero que abandonaría la institución", asegura el comandante Rojas.
Por ahora, Bomberos de Chile intenta hacer frente al recorte presupuestario estatal con la ayuda procedente de los gobiernos regionales y así poder adquirir 87 camiones-bomba.
"Esta renovación de vehículos es vital para nosotros, porque nos permitiría reemplazar los carros más antiguos, algunos de los cuales tienen más de cincuenta años", explica el presidente de los bomberos.
Para ello, explica Miguel Reyes, hacen falta unos 10,5 millones de dólares, aproximadamente, de los cuales ya tienen ahorrado el dinero suficiente como para invertir en la compra de medio centenar de vehículos.
El comandante de los bomberos explica que aún no han pedido los camiones porque no les gustaría tener que devolverlos por no poder pagarlos, y aunque las autoridades regionales se han comprometido a desembolsar el dinero que les falta, ellos prefieren no hacerse ilusiones.
En un afán por "encontrar rápidamente una salida" hasta se han entrevistado con el "número dos" del Gobierno chileno, el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma.
Y mientras tanto, ajeno a estas negociaciones, al bombero Héctor Rojas, sólo le preocupa incentivar el valor de los nuevos voluntarios.
"Yo trabajo en esto porque me gusta y no espero ninguna recompensa, ni siquiera la gratitud. Entregar la vida siendo bombero es lo más bonito que alguien puede hacer".
Pero muchos piensan que los bomberos se merecen algo más que gratitud y han creado un grupo en la red social "Facebook" que cuenta con más de 40.000 simpatizantes y al que han bautizado con el expresivo titulo de "Un millón de chilenos a favor de sueldo para los bomberos".
EFE.
Fuente: www.desastres.org
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Luis Silva
Publicado - Published: 13/10/2009 Los bomberos chilenos no sólo no reciben retribución económica alguna por su arriesgada labor, sino que deben ser los únicos trabajadores del mundo que luchan para seguir sin sueldo.
Actos heróicos voluntarios
Con una historia a sus espaldas cargada de actos heroicos, los 33 mil hombres y mujeres que conforma el cuerpo de bomberos de Chile se enfrentan ahora a una dificultad menos peligrosa que los incendios, accidentes y catástrofes naturales, pero no menos devastadora: la falta de recursos económicos.
El primer cuerpo de bomberos voluntarios de Chile nació en 1851 en el puerto de Valparaíso y tomó como modelo las brigadas que existían en Estados Unidos desde finales del siglo XVIII.
Hasta entonces, cuando se declaraba un incendio eran los serenos, policías y vecinos quienes combatían las llamas, sin preparación ni equipos especiales.
Eso fue lo que sucedió en 1863 en la iglesia de la Compañía de Jesús de la capital chilena, cuando se desató un pavoroso incendio en el que murieron más de dos mil personas. Este trágico acontecimiento marcó el nacimiento del primer Cuerpo de Bomberos de Santiago.
Siglo y medio después y debido a la crisis económica, las debilitadas arcas de los "comefuegos" chilenos han sufrido un recorte sustancial en los 28 millones de dólares del presupuesto público que tenían este año para modernizar su material y capacitar "profesionalmente" a los nuevos voluntarios.
"Nosotros aceptamos la decisión, pero eso no significa que demos la batalla por perdida", explica a Efe el presidente de Bomberos de Chile, Miguel Reyes, para quien esta decisión, motivada por un ajuste que afecta a toda la administración pública chilena, puede revertirse si logran el apoyo de las fuerzas políticas.
Por si fuera poco, las compañías aseguradoras han recurrido a los tribunales para evitar que una pequeña parte del dinero procedente de las pólizas contra incendios se destine a los bomberos enfermos o accidentados y a las familias de los fallecidos en actos de servicio.
Esta precaria situación ha puesto sobre la mesa la discusión sobre la aportación que debe hacer el Estado a una institución pública como Bomberos de Chile, cuyo trabajo tiene un carácter voluntario y no remunerado.
La labor de estos "voluntarios profesionales de la emergencia", como los define el comandante Miguel Reyes, "no obedece a un sentimiento de temeridad o arrojo sin sentido o al solo placer de vivir situaciones al límite. Eso sería superficialidad e irracionalidad".
"Se trata -explica el presidente de los bomberos- de dar sentido a la existencia, porque sentimos profunda y verdaderamente que la vida del otro es tan legítima como la propia, y que por lo tanto su defensa, su cuidado y protección no pueden ni deben conocer fro nteras".
Para el diputado radical Alejandro Sule, que promovió un acuerdo parlamentario para impedir el recorte presupuestario, la labor de los bomberos chilenos debería ser "financiada completamente" por la administración pública.
El Estado debe hacerse responsable de entregar todos los recursos necesarios para el buen desempeño de un servicio público desinteresado, como el que realizan los bomberos chilenos, sostiene Sule.
Aunque son muchas las voces que reclaman una mayor implicación del Estado en el sostenimiento del cuerpo de bomberos, nadie, por el momento, ha cuestionado el carácter totalmente voluntario del servicio que prestan las 1.100 compañías de bomberos que hay en todo Chile.
"La aportación que demandamos del Estado es para el funcionamiento de la propia institución, para mejorar los cuarteles, los camiones, los equipos. Esto no significa suprimir el carácter voluntario", recalca Miguel Reyes.
En efecto, a diferencia de otros países como España o Estados Unidos, donde casi el 80 por ciento del presupuesto se destina a pagar los sueldos de los bomberos, en Chile no cobran ni un peso a cambio de arriesgar su vida.
Además, los voluntarios deben pagar cuotas para el mantenimiento de las compañías y pagar de sus bolsillos parte de los equipos y uniformes.
Cuatro de cada diez pesos del presupuesto de la institución los aporta el Estado. El resto son donaciones filantrópicas y recursos obtenidos de colectas públicas.
El dinero va a parar exclusivamente al mantenimiento de los cuarteles y demás instalaciones, a cursos de capacitación profesional de los voluntarios y a mantener una pequeña nómina de empleados del área administrativa.
Pero a pesar de las dificultades económicas a las que año con año deben enfrentarse los bomberos chilenos, todos se resisten a la idea de profesionalizarse y aseguran que el trabajo voluntario rinde mejores resultados que el remunerado.
Éste es el caso de Héctor Rojas, bombero desde hace 46 años y comandante de la compañía de La Granja -un municipio del sur de Santiago-, para quien "lo peor" que podría hacer el Estado es retribuirles económicamente.
"Ojalá en Chile nunca se le pague a los bomberos. Si empezáramos a cobrar un sueldo, yo sería el primero que abandonaría la institución", asegura el comandante Rojas.
Por ahora, Bomberos de Chile intenta hacer frente al recorte presupuestario estatal con la ayuda procedente de los gobiernos regionales y así poder adquirir 87 camiones-bomba.
"Esta renovación de vehículos es vital para nosotros, porque nos permitiría reemplazar los carros más antiguos, algunos de los cuales tienen más de cincuenta años", explica el presidente de los bomberos.
Para ello, explica Miguel Reyes, hacen falta unos 10,5 millones de dólares, aproximadamente, de los cuales ya tienen ahorrado el dinero suficiente como para invertir en la compra de medio centenar de vehículos.
El comandante de los bomberos explica que aún no han pedido los camiones porque no les gustaría tener que devolverlos por no poder pagarlos, y aunque las autoridades regionales se han comprometido a desembolsar el dinero que les falta, ellos prefieren no hacerse ilusiones.
En un afán por "encontrar rápidamente una salida" hasta se han entrevistado con el "número dos" del Gobierno chileno, el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma.
Y mientras tanto, ajeno a estas negociaciones, al bombero Héctor Rojas, sólo le preocupa incentivar el valor de los nuevos voluntarios.
"Yo trabajo en esto porque me gusta y no espero ninguna recompensa, ni siquiera la gratitud. Entregar la vida siendo bombero es lo más bonito que alguien puede hacer".
Pero muchos piensan que los bomberos se merecen algo más que gratitud y han creado un grupo en la red social "Facebook" que cuenta con más de 40.000 simpatizantes y al que han bautizado con el expresivo titulo de "Un millón de chilenos a favor de sueldo para los bomberos".
EFE.
Fuente: www.desastres.org
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