Bombero cuenta cómo se gestó la República en el siglo XIX

Estado
Cerrado para nuevas respuestas.

Moderador General

Bombero Activo
Miembro
Miembro Regular
7 Nov 2005
1.506
1
4
18
[IMGA]http://diario.elmercurio.cl/fotos/2009/10/18/cultura@2_gl21am8ql_1_1655ret_1_7.jpg[/IMGA] ¡Fuego! "El incendio del templo de la Compañía de Jesús (1863) desnuda la irresponsabilidad y la soberbia de su tiempo, con más de 2.000 víctimas, para las cuales no había salvación posible, por no existir una organización contra incendios en Santiago. ¡Y en Valparaíso ya existía hacía doce años!", comenta Antonio Márquez Allison.

Historiador, periodista, ilustrador y maquetista, el actual director de la Escuela de Publicidad de la U. Central es, además, bombero desde hace 45 años. Por eso, esa catástrofe marca un punto de inflexión en su novela histórica "¡Fuego!". Su ficticio protagonista, Vicente Marcoleta, es amigo del comerciante José Luis Claro, quien seis días después de la tragedia pública en un diario un aviso en que se cita a los jóvenes que quieran ser parte de una compañía de bomberos. Así nace el Cuerpo de Bomberos de Santiago. "A esta asociación voluntaria se integran ricos y pobres, profesionales y modestos jornaleros. En ese instante mágico desaparecen las diferencias políticas y religiosas", opina Márquez.

Su personaje es testigo de cómo una nueva sociabilidad se instala en Chile y de la lucha entre las ideas conservadoras y liberales, entre el dominio que ejerce la Iglesia y el ideario de los librepensadores. "Se une a Vicuña Mackenna cuando ambos tienen apenas 17 años. Y participará, impulsivamente, en los graves hechos que marcan nuestro desarrollo político y social a mitad del siglo XIX. Es la época del romanticismo y las revoluciones, de las ideas de Bilbao, de la Sociedad de la Igualdad y de los fracasos revolucionarios".

Marcoleta, cuando es estudiante de Bellas Artes, comparte con los más impulsivos jóvenes que quieren reformar al país. Y mientras se va convirtiendo en arquitecto, bombero, esposo y padre, los revoltosos devienen intelectuales y políticos moderados. Dos ejemplos: Benjamín Vicuña Mackenna y Eusebio Lillo, quienes llegarán a ser intendente de Santiago y ministro del Interior de Balmaceda, respectivamente.

Márquez -quien además elaboró las más de 200 ilustraciones del libro-integra también a figuras de escasos recursos que, no obstante, cofinanciaban los gastos de apagar incendios, aun dejando de comer por ello. Rescata, además, la existencia de Cuerpos de Bomberos Armados en varios conflictos, y el rol de los voluntarios en la epidemia del cólera morbo (1886), que se llevó a más de 30 mil almas. "Se hacen cargo del traslado de los enfermos, llevan los cadáveres a los cementerios, cuidan los pozos de agua y vigilan las cantinas", apunta el autor.

En "¡Fuego!" también revive la vida cultural del siglo XIX. En las tertulias de Isidora Zegers comparte con otros igualitarios que serán exiliados a Chiloé en 1850. Allí, Márquez refiere un hilarante episodio: "Yo soy Eusebio Lillo, autor de la letra de la Canción Nacional que seguramente usted entona para las Fiestas Patrias", dice el poeta al intendente Ramón Lira. Y José Zapiola lo remata: "Yo soy músico. Apuesto que usted ha cantado alguna vez el Himno de Yungay, que humildemente compuse para nuestro país".

Con el mismo tono cercano y la fluidez del lenguaje oral, sin caer en las trampas de los almanaques, el autor repasa además grandes acontecimientos. Entre ellos, la Guerra Civil de 1851. "Revisé durante 20 años la prensa de esos días y leí cuanto escrito de Vicuña Mackenna cayó en mis manos, la correspondencia de Eusebio Lillo, los textos de Bilbao y los recuerdos de Zapiola. Ése es el primer momento en que se enfrentan ideas políticas más concretas, donde los escenarios del conflicto se extienden por las calles de Santiago, por la plaza de La Serena y los campos de batalla del sur. Secuela de esta primera acción será la Guerra Civil de 1859, donde surgirá un verdadero líder romántico: Pedro León Gallo".

Sin embargo, no todo es política. Marcoleta también protagoniza el progreso: trabaja en el Ferrocarril y construye el Mercado Central. Asimismo, es uno de los bomberos que en 1866, en la Plaza de Armas y ante el Presidente José Joaquín Pérez, conectan su bomba a vapor a un grifo y ven cómo se elevan poderosos chorros a los cielos. Así debutaba en la capital, entre vítores, el agua potable por cañerías.

También es uno de los voluntarios que intentan controlar el feroz incendio del Teatro Municipal en 1870. Y lo cuenta. "¡Viva la república!", grita Germán Tenderini, escultor llegado desde Carrara, al pretender cerrar las matrices de gas que alimentan las llamas. Dos días después, y junto a un proscenio que aún ardía, hallan el cuerpo del primer mártir de Bomberos de Santiago. Seis años después se le sumará Adolfo Ossa, quien muere aprisionado por una muralla de adobe que cae, después de tres horas de lucha contra el fuego.

Así se escribe esta historia chilena, desde la mirada de Marcoleta, quien, para su autor, "es sólo un hombre común que, al vestir la cotona del bombero voluntario, se transforma en un héroe anónimo, silencioso, como son nuestros bomberos desde entonces hasta ahora".


La bomba a vapor

"Este libro ha sido un riesgo personal. A comienzos de año perdí mis dos programas radiales. Decidí deprimirme durante 24 horas, y después retomé el libro, pulí el texto y me lancé a ilustrarlo. Conseguí un crédito con mi banco, y junto a entusiastas colaboradores, creamos una editorial a partir de la nada. Le pusimos 'La bomba a vapor', ejemplo de tecnología del siglo XIX. Queremos rescatar la memoria de ese período de la formación chilena. Si tengo que sumar, para este libro son veinte años de investigación, cinco de redacción y medio de ilustraciones", dice Márquez Allison, sobre "¡Fuego!", que estará desde mañana en la librería Gonzalo Rojas, del Fondo de Cultura Económica (Bulnes 152), a un precio de $25.000.

fuegomarquez-0.jpg


Fuente: Emol.cl
2da Imágen: 14.cl


Tema puede ser comentado haciendo CLICK AQUI
 
Estado
Cerrado para nuevas respuestas.