Basta un instante para forjar un héroe, pero es preciso toda una vida para hacer un hombre de bien

BOMBERO C.B.L.S

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1 Sep 2006
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Lo siguiente es el relato personal acerca de los sucesos ocurridos un 25 de Diciembre del año 2012, fecha en que se conmemora el trágico accidente en acto de servicio de quien Fuera en vida Eduardo Anibal Varela Ramos, Comandante del Cuerpo de Bomberos de La Serena y Voluntario de mi querida sexta compañia "Bomba Juan Soldado"




25 de Diciembre del año 2012, aquel día se llevaría a cabo la tradicional fiesta del Cuerpo de Bomberos de La Serena, en tal ocasión y como forma de realizar una actividad distinta al tradicional paseo en carros de Bomberos, se decidió realizar una actividad que involucrase música, juegos y alegrías para los niños, el lugar elegido era la CORDEP específicamente el sector de las canchas de pasto, allí nuestros carros Bomba escoltarían la actividad y sería el punto de partida de la caravana Bomberil


-Pizarro, necesito tú ayuda- ese fue el punta pie inicial para el desarrollo de ésta actividad, que si o si debía llevar un punto distintivo, ese era uno sólo, el gran salto el paracaídas del Viejito pascuero.


Días antes del salto, recibí un correo que me indicaba la necesidad de comenzar a realizar la cotización de los elementos y los costos del curso para entrenar a siete paracaidistas Bomberos, equipo de elite que se integraría a la unidad USAR como unidad especial de avanzada en situaciones de rescate urbano, la idea era tomada de la task force norteamericana y de los smoke Jumper forestales, el proyecto sería la base para la elaboración de un importante proyecto para nuestro Cuerpo de Bomberos, el punto de partida sería la actividad a desarrollar ese mismo día 25 de diciembre


Tres días antes y en una convivencia, nuestro comandante mártir nos mostraba las proezas y la sensación de realizar un salto de ese tipo, si bien durante su paso por el ejercito lo había realizado en innumerables ocasiones, ésta oportunidad era de mucha trascendencia dado que iba a ser la primera experiencia de éste tipo y cuyo fin era llevar alegrías y sonrisas a los niños, en su mayoría hijos, hermanos y sobrinos de los Bomberos de mi Cuerpo de Bomberos de La Serena


Dos días antes del salto pude conseguir los trajes de navidad, el requisito más importante era que debían ser iguales, hecho que cumplí a cabalidad. El traje rojo debía tener además especiales características para no afectar el salto.


Un día antes del salto recuerdo que nos encontramos en el patio, allí conversamos sobre la operación y los preparativos, pasamos revista a cada una de las cosas –Carros, dulces, alimentos, música, juegos, animación, show de viejito pascuero- una vez realizado lo anterior nos despedimos y quedamos de reunirnos durante la mañana para poder preparar los últimos detalles, sin embargo antes de despedirnos recuerdo que me comentó lo siguiente.


-Angelo, necesito que te pongas si o si las botas tácticas,- Yo le pregunto ¿Las corcoran mi comandante?, sonrió y me dijo: “Las mismas ya que el tobillo debe ir apretado para no afectar los tendones, además un paracaidistas sin sus botas de salto, no es paracaidista”, mi respuesta fue una sola: A su orden mi comandante.


En esencia el vinculo y compromiso que mantenía en éste proyecto era de suma importancia, uno de mis sueños siempre ha sido realizar el paracaidismo, el compromiso mutuo se traducia en que yo hacia el proyecto y el próximo año el salto lo realizaríamos juntos, todo lo anterior una vez que me pudiese entrenar en la naciente escuela de paracaidismos La Serena.


Día 25 de Diciembre


Ese día me levante muy temprano, realice los preparativos, repasé cerca de 10 veces mi traje de navidad, en teoría iba a ser el viejo pascuero de apoyo y era algo que habíamos conversado en innumerables ocasiones, los riesgos de torcerse un tobillo, enredar el paracaídas u otro tipo de falla siempre están presentes, desde ya todos sabemos que éste deporte es extremo y de alto riesgo por ende uno debe prepararse y como Buenos Bomberos siempre mantenemos un plan B en caso de emergencia, nunca realizamos el trabajo solos y nos preparamos para cualquier eventualidad


Llegué temprano al cuartel, entramos en la oficina y conversamos de la actividad, no podíamos fallarle a los niños, era una misión importante, de suma prioridad, revisamos los trajes de viejo pascuero y allí fue cuando me da lo que sería la orden que cumplí a cabalidad.


Pizarro, en caso de emergencia, suceda lo que suceda el show debe continuar, si toco tierra tu continuas y así tiene que ser, ¿Comprendido? Conforme y a su orden mi comandante. Hasta el día de hoy me pregunto si eso fue una premonición de lo que sucedería más tarde


Nos preparamos y salí junto a mi familia en dirección a la cordep, allá nos reuniríamos en la zona de aterrizaje, el punto cero era una carpa en donde manteníamos los equipos para el salto. Preparamos los últimos detalles y a las 16:30 horas el comandante saldría en la máquina de comandancia hacia el aeropuerto de La Serena, así fue como a eso de las 16:20 viene y me llama al punto cero, allí nuevamente conversamos sobre la alegría de los niños y lo felices que iban a estar, me hizo entrega de parte de su ropa además de sus zapatos y así comenzó a equiparse, revisó las botas de salto y nos despedimos con un abrazo.


“Todo tiene que resultar perfecto sargento, encárgate de eso pizarro”, era la nueva orden. Tomó dirección hacia la camioneta y antes me indica -Nos comunicamos por radio-


Sería mentiroso si dijiera que no sentí ninguna corazonada antes de los hechos, pero la orden era una sola, que todo resultara a perfección y no iba a dudar en dar cumplimiento a lo solicitado.


A eso de las 17:00 Horas por radio avisan la puesta en marcha del avión, y en ese preciso instante me dirijo a la carpa punto cero, allí me senté en una camilla que había, miré el traje de viejo pascuero y comencé lentamente a equiparme. A la distancia escuchaba el tradicional –Viejito pascuero acuérdate de mí, me porto bien en casa también en el jardín-, ojalá ésto sea corto, ya que hacia algo de calor


De un momento a otro escucho al locutor que grita el avión, ahí viene el viejito miren al cielo !!!, a su vez por radio escuchó : -Pizarro voy saliendo, voy saliendo- !!!!


Todos los Bomberos y sus familias pusieron sus ojos en el cielo, yo me asomé por la salida externa de la carpa, y veo volar desde los aires a Mi Comandante, salida perfecta con las vueltas circulares de desaceleración en correcto orden, vuelo lento y descenso estable. Mientras miraba esa escena se venían a la mente las palabras de Eduardo cuando conversábamos sobre el proyecto Paracaidistas USAR. – La sensación de volar, sentir el viento en la cara es incalculable, es una experiencia genial, única, hay que vivirla para poder entenderla-.


Segundos después del salto, el animador solicita a todos esperar al viejito pascuero que venía bajando a entregar los regalos, esa era la señal para mí; Me puse la chaqueta, el gorro y la barba. Sentía una extraña sensación entre ansiedad y adrenalina.


La carpa punto cero se encontraba a la mitad de la Cancha de aterrizaje, era el punto más cercano a donde debía caer mi comandante, por ende el más cercano a esa posición era mi persona, la idea era que una vez que tocase tierra el entraría a la carpa y saldría yo para continuar con el show a fin de poder embolsar el paracaídas, una vez entregados los regalos nos subiriamos a los carros bomba y partiriamos al tradicional paseo de navidad


En ese instante, me asomo por la parte trasera de la carpa, y veo a mi comandante que levanta levemente los dedos señalando “Preparate pizarro”, luego de eso viene una media vuelta y la ansiedad y la adrenalina se transformaron en una extraña sensación de pavor y miedo cuando sentí caer a mi comandante y azotar su cuerpo contra el suelo.


Es difícil describir las presentes palabras, se vienen a la mente cientos de imágenes y recuerdos, un lapsus, un segundo marcaria la diferencia entre la vida y la muerte.


-Cayó mal, cayó mal- Eso fue lo que se gritó a voz única por la gente, en ese instante un mar de personas corría hacia la zona de caída, extraño era para mí ver a niños contentos corriendo hacia la zona del accidente, y bomberos haciendo lo mismo, la diferencia era que los niños lo hacían con alegría para buscar el viejito pascuero, los bomberos con un rostro casi desfigurado corrían hacia la zona, sabían que algo había sucedido la situación era grave.


En ese mismo instante nuevamente me asomo a hacia el exterior de la carpa – Debe estar bien me dije a mi mismo, es el comandante no debe haberle pasado nada malo, debe estar bien- , en ese mismo instante un Bombero viene corriendo a la carpa y me pide el oxigeno la frase me quedó grabada en la mente fue “Mi comandante está en paro, no responde” a lo lejos sentía a los niños llorar y un desconcierto tremendo, la presión era inmensa, reconozco que muchos se acercaron a la carpa y gritaban, -hay que hacer algo por los niños, hay que hacer algo-, otros tanto decían que se debía suspender todo, que no había que continuar que sacaran a los niños.


Dicen que uno debe tomar decisiones en la vida, decisiones que lo marcan por toda su existencia, la orden era clara e independiente del estado de mi Comandante, una de las cosas que siempre inculco era el sentido de responsabilidad, si él no estaba había que continuar, -Pizarro tienes que continuar- , y así fue.


Armandome de valor, temple y todas las cosas que sirven para poder enfrentar éstas situaciones salí de la carpa, con un tremendo peso sobre mis hombros, no sabía si estaba obrando bien o mal, si sería castigado o no por lo que iba a hacer, pero lo que si supe es que cuando salí, los cientos de niños corrieron a abrazarme fuerte, y muchos me decían – Viejito mentiroso, porque inventaste que te habías caído- mi corazón se apretaba y sólo les decía –Eso les pasa por mentirles y portarse mal en casa, ven que es feo mentirle a sus papás, fue lo único que se me ocurrió en ese instante- los niños me abrazaban, me apretaban, para ellos el viejito estaba ahí y eso era lo importante, el espíritu de mi comandante y su idea continuaban firmes, yo con un extraño sentimiento de duda avanzaba entre los niños y los llevaba a un lugar lejano y distante a la zona del accidente.


Miedo, pena, ansiedad, adrenalina eran algunas de las tantas cosas que sentía, la mezcla de emociones era tremenda, y sentía que el corazón se me iba a salir,en eso una niñita se me acerca y me da un beso en la mejillaa la vez que me dice "viejito pascuero te queremos no sientas penita" Ya era mucha emoción para un día, sentía que en cualquier rato mi corazón iba a explotar.


Comienzo a entregar los regalos y a lo lejos veía una ambulancia del SAMU que ingresaba velozmente a la cancha, a la distancia veía a un grupo de Bomberos realizando RCP al cuerpo de mi comandante


Empiezo a entregar los regalos que eran pelotas, y amablemente les pedía que se fueran para su casita, que había que ir a descansar, cosa que los niños respondían con un –Si viejito, muchas gracias-


Antes de entregar el último regalo, un voluntario viene y con lagrimas en los ojos se acerca a mí, me dice : “Viejito pascuero, tengo que contarte algo porfavor ven, él se acerco a mi y con una voz quebrada sólo me dice, Mi Comandante se murió”.


La emoción y la pena superaron a mi persona, no alcance a entregar el último regalo y las lagrimas se mezclaron con la barba y mi gorro de navidad, me retiré lentamente a la carpa los treinta y tantos paso que dí se hicieron eternos, tomé mi traje y de apoco me fui sacando cada una de las prendas, entré a la carpa y no pude contener más las lagrimas, mi comandante se había muerto, me senté en la misma camilla que habíamos ocupado para equiparnos y sentí que el stress me había superado, me resigne y ese pequeño espacio fue mudo testigo de la pena por lo vivido. Hasta el día de hoy me pregunto de donde saque fuerzas para ésto, quizás acostumbrado a enfrentar situaciones de emergencia, puse en práctica sin saberlo, años de capacitación y entrenamiento.



Lo demás es conocido por todos, mucha tristeza que hasta el día de hoy brota, cosa extraña ya que pensaba que las heridas las cura el pasar del tiempo. Una brisa fugaz se llevó esa llama de humanidad, junto con el valor y temple de quien fuera un amigo y compañero, pero sobre todo Comandante del Cuerpo de Bomberos de La Serena.


Eduardo Aníbal Varela Ramos, muchos fueron tus discípulos en vida, aprendimos muchas cosas y eso es una de las mejores cosas que me pudiste dejar en la vida.


Gracias por apoyar mis locuras, mis sueños, mis proyectos, y por sobre todo por haberte conocido y darme la oportunidad de aprender de la vida, ten por seguro que nos veremos algún día allá arriba, ya que hay que continuar aprendiendo


FIRME MI COMANDANTE


A año del fallecimiento del Comandante Mártir del Cuerpo de Bomberos de La Serena,
Eduardo Aníbal Varela Ramos (Q.E.P.D)





Angelo Pizarro Saavedra