El CBS recuerda a los voluntarios Gino Bencini, Raúl Olivares y Cristián Vásquez.
14 de Agosto de 1983. El Cuerpo de Bomberos de Santiago (CBS) concurría a un siniestro declarado en calles Libertad y San Pablo, en la comuna de Santiago.
La emergencia, afectaba a un inmueble y generaba una visible columna de humo. Rápidamente, las compañías del CBS comienzas el despliegue para sofocar y contener el avance del fuego, pero un repentino accidente detendría las labores.
Una densa humareda nublaba la calle y el caos se apoderaba de los equipos de emergencia. Un muro de adobe, reforzado con concreto, caía sobre una docena de voluntarios y dos Oficiales del CBS.
La escaza visibilidad, dentro del domicilio, impidió detectar el peligro. Mientras un grupo de Bomberos continúa su labor para extinguir el siniestro, otros comienzan a escarbar los escombros para ir en auxilio de sus compañeros.
Lamentablemente, ese día la Novena compañía sería golpeada por la muerte. Dos de sus integrantes fallecía instantáneamente producto del derrumbe. Otro, por las heridas, partía un 15 de agosto.
Las víctimas del Deber tienen en el Martirologio de la Institución los números 36, 37 y 38. Ellos son:
- Gino Bencini Escobar de 26 años de edad, ingresó a la Compañía en 1976 y hacía cuatro años que desempeñaba el cargo de Ayudante.
- Raúl Olivares Agar de 19 años, ingresó a la Compañía en el año anterior y se destacaba ya como un excelente voluntario.
- Cristian Vásquez Peragallo de 27 años de edad, ingresó a la Novena Compañía en 1978 pero antes había sido voluntario de la Decimonovena y de la Cuarta Compañías a las que también sirvió con gran entusiasmo.
En sus funerales, el Superintendente CBS, don Gonzalo Figueroa Yáñez, afirmó: “…La negligencia, la irresponsabilidad de quien levantó un muro clandestino contrariando las disposiciones vigentes y las más mínimas medidas de la prudencia, son las causas de esta tragedia…”.
- “El recuerdo es permanente, no solo en esta fecha”
- ¿Cómo recuerda la Compañía el incendio de San Pablo y Libertad?
Se ha conversado durante mucho tiempo sobre nuestros mártires, en especial los caídos en ese incendio. Los tres voluntarios fueron entrañables amigos, de toda esa generación que supera los 35 años. Eran voluntarios que destacaban en su vida bomberil, presentes en el día a día de la Compañía.
Uno era hermano y cuñado de un voluntario Novena (Bencini), otro, entrañable y querido amigo (Vásquez), y la juventud de un recién ingresado (Olivares), con apenas 8 meses y toda una vida por delante.
Por cierto, las nuevas generaciones de la compañía, tienen internalizado el impacto que generó esta tragedia en los voluntarios de la época y comparten el dolor de perder a un compañero.
(Fotos: CBS)
El recuerdo es permanente, no solo en esta fecha, cada vez que se pasa la lista, al inicio y al término de un acto, la Compañía recuerda a sus 7 hermanos caídos.
- ¿Cómo se levanta una compañía luego de perder a tres de sus integrantes?
El dolor de la pérdida, para los bomberos de la Novena, no necesariamente se traduce en una caída, de la cual debamos levantarnos. Al duelo de ese fatídico acto, debimos sumarle a los pocos días la muerte de nuestro Director en ejercicio Mario Romero Pérez.
De tan penosas experiencias, aparecen votos y compromisos renovados. Lejos del abatimiento, los voluntarios de esa época, se comprometieron con más entusiasmo y devoción por servir con “Deber y Abnegación”.
Todos los que seguimos, hemos continuando aportando a la lista y así se nos ha enseñado, por eso nuestra compañía es muy especial, tiene una magia difícil de explicar. Una parte relevante de ese sello distintivo, marcado por la tragedia de los caídos, lo hemos transformado en valor para todas las generaciones que le siguieron.
- ¿Cuál es la enseñanza o imagen que dejan estos voluntarios en la compañía y a las nuevas generaciones de la Novena?
Tener siete mártires no es signo de orgullo, en el sentido de la vanidad, pues preferiríamos mil veces que aún siguieran con nosotros. El autocuidado siempre está presente, todos los Oficiales de mando, elegidos por sus pares, deben tener esa cualidad y condición, deben velar por educar transversalmente el “yo cuido a mi compañero en el incendio”, al autocuidado, a la auto vigilancia. Nuestros accidentes deben ser evitables y para ello la conciencia del peligro es parte del trabajo sistemático formativo y permanente de la Novena.
La dolorosa partida, en particular de nuestros tres voluntarios, dejó varias enseñanzas: Familias truncadas, una revisión de la Ordenanza de Urbanismo y Construcción (levantamiento de muros de hormigón sobre estructuras de adobe) y un patrimonio único, que es la fuerza de nuestro juramento.
Ser voluntario de la Novena es tener conciencia de nuestros siete amigos, compañeros, voluntarios y mártires, es ser un bombero con tradición y pertenecer a un barrio centenario.
Las nuevas generaciones, junto con aprender a perpetuar el recuerdo de todos los mártires, deben tomar temprana conciencia que ser bomberos, no es un juego y requiere además del profesionalismo que les requerimos, sacrificio y amor.
Fuente: http://www.cbs.cl/noticias.php?1395-a-32-anos-de-la-tragedia-de-san-pablo-y-libertad