Como en gran parte de nuestra historia republicana, Bomberos a pocos minutos de ocurrida la tragedia estaba en la calle prestando su servicio. Mientras otras instituciones, la ciudadanía, las familias trataban de organizarse rápidamente, más de quince mil hombres y mujeres, dejaron sus casas, tomaron sus equipos y partieron a ayudar.
En todo el país la comunidad encontró en Bomberos a alguien que los orientó o los contuvo ante su desesperación, pero esta entrega no fue gratis
Uno de ellos también entregó su vida, como fue el caso Capitán de la Primera Compañía de Constitución, Carlos Seibt (Q.E.P.D), quien falleció cuando una pared de su cuartel cayó sobre él aquella madrugada.
La capacidad de ayudar también tiene límites, 268 cuarteles resultaron dañados, carros con problemas y material menor perdido. Para solo reconstruir y reparar los inmuebles se necesitarán veintidós mil millones de pesos.
En las regiones del Maule y Bío Bío, unas de las más dañadas por el terremoto y posterior tsunami, junto con ayudar en la reconstrucción Bomberos debió conocer la otra cara de los ciudadanos, aquella que buscaba arrasar con todo lo que estuviera a mano.
Durante días Bomberos, trabajo rescatando personas atrapadas, apagando incendios, recuperando cadáveres, repartiendo agua y también en muchos casos ofreciendo un abrazo para sostener las penas.
Por primera vez en mucho tiempo Bomberos enfrentaba una situación de nivel tres, como se designa en los Comandos de Incidentes, a aquellas emergencias donde están involucrados múltiples organizaciones en la respuesta a una emergencia. Por ello la Junta Nacional de Bomberos designó cooordinadores en las zonas más afectadas, todo el país fue testigo del trabajo de los voluntarios.
Casos emblemáticos fue el trabajo realizado en el edificio Alto Río en Concepción, donde todo el país observaba expectantes, como los voluntarios intentaban recuperar los cuerpos de los atrapados. Finalmente después de cumplir con todos los protocolos, Bomberos cedió el paso a la maquinaria pesada que debía empezar a trabajar en el lugar.
Esta misma situación se vivió en Constitución, el terremoto que se registró con una intensidad de 8,5 de la escala Richter, destruyo las edificaciones de adobe del centro y del borde costero de la ciudad, treinta minutos después el tsumani con cinco grandes marejadas arrasó con lo que seguía en pie, la destrucción fue total, por ello los propios Bomberos de la ciudad acuñaron la frase, “ya habrá tiempo para llorar” y se dedicaron a trabajar incansablemente para levantar su ciudad.
Durante semanas los voluntarios de las zonas afectadas recibieron el apoyo de sus congéneres de todo el país, hombres y mujeres, carros y toda la logística posible fue enviada a los sectores afectados.
Todo este trabajo anónimo tendría una recompensa, la encuesta Adimark de marzo entregó el primer lugar a Bomberos con un cien por ciento de aprobación de la ciudadanía, por su desempeño tras el terremoto. En el mes de agosto la encuesta Cep indica que la población nuevamente ubica a la institución en primer lugar con un noventa y dos por ciento de aprobación.
Seis meses han pasado del terremoto, la reconstrucción avanza lenta para los ciudadanos, y Bomberos no esta exento de ese proceso, mientras tanto hay compañías que funcionan en improvisados cuarteles, pero su promeso de servicio público sigue vivo cada día. Un recuerdo de lo que fue esta gran tragedia y que demostró la importante labor que Bomberos de Chile cumple en nuestra sociedad, lo cual a sido reconocido y destacado por la comunidad en todas las encuestas y estudios de opinión, otorgando a nuestra institución el primer lugar de evaluación.
Una demostración que compromete a cada unos de los treinta y siete mil Bomberos y Bomberas de Chile, para seguir sirviendo a la comunidad en forma voluntaria.
fuente: www.bomberos.cl