La historia de la casona que se incendió en Villa Alemana
Había sido hotel, escuela, hogar de ancianos y antes del incendio, la vivienda de una decena de familias
VILLA ALEMANA.- La historia de La Casona de la céntrica calle Victoria de Villa Alemana comenzó en la década de 1930. La edificación patrimonial que dio vida al lujoso Hotel Pezzani, con amplios salones de baile y comedores, permanecía incólume hasta la actualidad, hasta que un voraz incendio, iniciado por un descuido en la planta alta de la vivienda, la dejó reducida a escombros.
La villalemanina Catherine Troncoso Pezzani, parte de la sucesión de herederos propietaria de la casona, era quien administraba y vivía en la propiedad, que en la actualidad daba arriendo a una decena de familias. Con mucha emoción contó a "El Observador" que sus 42 años de vida han estado ligados a esta enorme casa, construida por sus bisabuelos maternos, cuando dieron vida al histórico hotel.
Muchos recuerdan que el Hotel Pezzani tenía en su planta baja la recepción, un gran salón de baile, bar, comedores y la cocina, mientras que en el segundo piso estaban las habitaciones, alrededor de 18, que daban alojamiento a los viajantes de la época.
"Al fallecer mis bisabuelos, fue arrendada a una escuela, la número 109, que después fue la Escuela Latina, -ubicada ahora en Victoria con Patricio Lynch-. En los años 70 fue arrendada a un asilo de ancianos hasta 1977, cuando llegué con mis padres y mi tía abuela a vivir acá", relató. "Aquí todos la conocen como La Casona, es como un patrimonio de la comuna, pero no de manera oficial, sino que por los recuerdos que mantiene la gente", aseguró.
FUE UN DESCUIDO
Catherine Troncoso habitaba la propiedad junto a su padre Arturo Troncoso Azócar, de 66 años y su esposo Jaime Aly Díaz, de 42 años, con quienes vivía en el primer piso de la casona. Las habitaciones del segundo piso, en tanto, eran arrendadas a alrededor de 10 familias.
"Estábamos durmiendo con mi marido, porque todo comenzó como 25 minutos para las seis de la mañana (del pasado domingo). Tenemos en el patio un camión donde repartimos gas y fue lo primero que él sacó, para luego darse la vuelta, porque a una cuadra se encuentra la Primera Compañía de Bomberos, donde pidió ayuda", contó Catherine.
Sin embargo, cuando fueron alertados del fuego, ya era demasiado tarde. El incendio ya se había propagado por todo el segundo piso y los voluntarios de bomberos sólo pudieron limitarse a evitar que el incendio se propagara a las casas colindantes e incluso a una de las sedes del Colegio Nacional, que limita con la propiedad.
"Tenemos el convencimiento que no fue una falla eléctrica, porque hace poco se había hecho todo un recambio y pensamos que se trató de un descuido", dijo Catherine Troncoso. La familia está convencida que uno de los arrendatarios fue quien se habría quedado dormido cuando estaba fumando en un sillón ubicado en un salón central del segundo piso.
"Quizás al tratar de apagar el fuego se le fue de las manos. Ésta fue la persona que se dio cuenta y avisó a todo el mundo. Pero no fue eléctrico, porque donde se inició el fuego no había ni siquiera un enchufe o una ampolleta. Fue un descuido de alguien, un accidente, una negligencia, no sé cómo llamarlo", explicó.
Mientras el fuego consumía todo el edificio, momentos de mucha emotividad comenzaron a vivirse en las afueras de la propiedad. La mayoría de las familias y residentes de la vivienda no alcanzaron a salvar sus pertenencias e incluso más de uno debió ser atendido por paramédicos, afectado por crisis nerviosa.
"Yo traté de hacerme la fuerte, tenía mis cachorros, mis perros, mi gato, que lamentablemente no pude rescatar: De mis cosas tampoco rescaté nada. Algunas familias alcanzaron a sacar algunas cositas, así como otros no salvaron nada", relató Catherine Troncoso, agregando que todos "le tenían cariño a esta casa y a nosotros como familia".
Al lugar de la emergencia concurrieron voluntarios de las Primera, Segunda y Cuarta Compañías de Bomberos de Villa Alemana, a cargo del Comandante Cristian Valdés Cornejo, así como carabineros de la Sexta Comisaría, el Samu del Hospital de Peñablanca y personal de Emergencias de la Municipalidad.
Afortunadamente, no hubo personas lesionadas a causa del siniestro, que sí provocó pérdidas millonarias para los dueños de casa, tanto materiales como de invaluable valor sentimental y patrimonial. "Perdí 42 años de mi vida, todos mis recuerdos, las fotos, los muebles que quedan de los años en que esto era un hotel. Todo", contó la villalemanina.
TENDRÁN QUE DEMOLER
A mediados de semana, el matrimonio de Catherine y Jaime eran los únicos que pernoctaban en el patio de la casa, pues todos los demás damnificados estaban ya reubicados en viviendas de familiares o amistades. Aún esperaban que la Municipalidad terminara de demoler los muros en ruinas de la casona y que pudiera remover los escombros, obras que no habían sido realizadas.
"Quedaron varias murallas con peligro de derrumbe y hasta el momento no sabemos cuándo podrían iniciarse estos trabajos", contó el matrimonio, mientras se resguardaba del calor bajo una malla que tenían destinada a estacionamiento y en dos pequeñas carpas.
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