Justo a las 12.56 horas de ayer se activó la alarma del Cuerpo de Bomberos de Conce. En minutos, los carros atestados de voluntarios de cuatro compañías coparon las inmediaciones de un sitio ubicado en calle Cruz 460, entre Rengo y Lincoyán.
Una vez en el lugar, los chicos buenos recibieron noticias sobre un oxidado tubo metálico, desde cuyo interior salía un extraño gas con pinta ultra rancia y que tres de las personas que tuvieron contacto con la sustancia sufrieron una serie de molestias que obligaron a trasladarlas al Servicio de Urgencias del Hospital Regional.
Se arrancó
"Acá se compra chatarra(...) Entonces llegó una persona con una camioneta a vender y encima traía el tubo. Y nosotros le dijimos que le comprábamos la chatarra pero que este tipo de cosas no se compran. Entonces él llegó y botó la botella para sacar el resto de las cosas(...) Entonces empezaron a pones los materiales en la romana y de repente empezó a salir un humo amarillo. Ahí fue cuando el compadre de la camioneta dijo '¡Vengo altiro!' Y rajó...", sostuvo Osvaldo Carrillo, uno de los dueños de la bodega afectada.
Una vez que los intoxicados fueron derivados al Hospital y la cuadra quedó aislada. Los bomberos se pusieron unos trajes a todo trapo, con los que parecían primos de los teletubbies, pero que los hacían invulnerables a cualquier sustancia nociva (como los súper héroes). El trabajo de los voluntarios se extendió por más de dos horas y media, hasta que lograron sellar el tóxico regalito.
"Estamos en contacto con la Autoridad Sanitaria para que se constituyan en el lugar y asuman el control y el traslado del producto", afirmó Gonzalo Arroyo, jefe zonal de la Onemi.
Al final ocurrió todo tal como lo dijo el hombre, pero tenemos que agregar un datito no menor. Resulta que se confirmó que la sustancia que salía del tubo era gas de cloro, que es súper tóxico. Tome en cuenta que lo ocupaban hasta en la primera guerra mundial.