OCTAVIO HINZPETER, EX PRESIDENTE DE LA JUNTA NACIONAL DE BOMBEROS:
La imagen de un feudo rico, autónomo y manejado sin ningún control externo, emerge del relato que hace de la Junta Nacional de Bomberos, su octogenario ex presidente Octavio Hinzpeter. Una de las ideas que más repite es que la institución maneja enormes cantidades de recursos, que no debiese haber ningún bombero pidiendo dinero en las calles. Pero ese dinero carece de fiscalización independiente y además, se reparte mal. Alguna de las cosas de las que acusa a la actual administración de bomberos, Hinzpeter reconoce haberlas hecho durante su propia gestión. Y como sabe de qué habla, pide cambios.
Hace sólo seis años que dejó la presidencia de la Junta Nacional de Bomberos (JNBC) y su huella está muy presente en la casa central de los bomberos, en Bustamante 86 (Providencia). No sólo porque esa enorme casa la compró él, sino porque durante 36 años este empresario del rubro de la gastronomía (ex dueño del famoso restaurante Chez Henry), joyas y galerías de arte, manejó con “mano férrea y criterio empresarial”, como él mismo lo grafica, la máxima instancia de los bomberos de Chile.
No fue fácil para Hinzpeter abandonar la casona de Bustamante. A sus 82 años, como fundador de la Junta Nacional, tiene grabado cada instante de lo que fue en sus inicios, cuando se pagaban ellos mismos la bencina de los vehículos y luego pasaron a recorrer el mundo representando a los bomberos voluntarios de este país y comprando los mejores carros bomba para traerlos a Chile.
Formar una directiva coordinadora que agrupara a todos los cuerpos de bomberos del país, fue una idea del entonces superintendente del Cuerpo de Bomberos de Santiago, Guillermo Morales Beltrami. “Lo hicimos para defender nuestra autonomía, porque en 1967 los bomberos pasaron períodos muy malos, y fue entonces que nos juntamos y yo propuse hacer una junta coordinadora”, cuenta Hinzpeter.
Finalmente en 1970 nació la Junta Coordinadora y poco después, cuando Hinzpeter asumió la presidencia, pasó a llamarse Junta Nacional de Bomberos de Chile. No fue fácil, cuenta Hinzpeter, que se respetara su jerarquía: “Al principio los cuerpos de bomberos no querían a la junta, hasta que se dieron cuenta que ésta es la que tiene la llave, y si la llave se cerraba, no tenían nada. Esto los terminó doblegando. Eso sí, los cuerpos grandes siguieron independientes de la junta, pero a ellos no se los podía doblegar”.
Una de las principales herramientas para imponer su autoridad fue la Ley Nº 17.328, en tiempo del Presidente Eduardo Frei Montalva: “La primera ley que nos favoreció con presupuesto, yo hice un primer borrador y todo lo que puse fue aceptado. Debo reconocer que quién me ayudó mucho fue el entonces ministro de Hacienda, Andrés Zaldívar”, cuenta Hinzpeter.
-Con esa ley aprobada, rápidamente la mayoría de los cuerpos se dieron cuenta que era beneficioso pertenecer a la junta, porque por medio nuestro conseguían grandes ventajas en la compra de equipos, carros. Ahí comenzamos a comprar e importar carros europeos que en Chile hasta ese entonces no existían. Otro presidente que nos ayudó mucho fue Pinochet, su padre había sido bombero en Valparaíso y por ahí le entramos. Recuerdo que en los años 80, diez años después del primer contacto, cuando nos encontrábamos en las reuniones oficiales –porque nos invitaba a todas-, lo iba a saludar y él me decía: “¿Cómo lo hace para permanecer tanto tiempo como presidente?”.
-¿Cuál considera usted que fue el principal beneficio que consiguió usted como presidente de la Junta Nacional durante 36 años?
De lejos, el hecho que seamos totalmente autónomos. A la junta nadie la puede fiscalizar. Por ejemplo, Impuestos Internos no puede meterse con la junta, sólo la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) y hasta ahí nomás. La Contraloría una vez me investigó y después de seis meses determinó que no había ninguna irregularidad. Me junté en varias ocasiones con el contralor y al final, la única recomendación fue que en vez de tener una sola cuenta, abriéramos 12 cuentas para los 12 ítems principales de gastos. Yo les dije: perdonen señores, pero con el monto de dinero que manejamos ya es un caos tener una sola cuenta. Y seguimos funcionando igual. Cuando yo dejé la presidencia en el 2006, dejé en las arcas de bomberos US$27 millones. Si bien bomberos recibe dineros públicos, es entidad privada, y por esta razón, a menos que les quiten la personalidad jurídica, ni siquiera el Servicio de Impuestos Internos puede fiscalizarlos.
“A mí ya no me pueden llamar a declarar, me pueden invitar, pero si me niego no pueden obligarme, porque la ley ya prescribe todo lo que fue mi gestión como presidente de la Junta Nacional.”
-¿De dónde sale todo el dinero que gestiona la JNBC?
Además de lo que llega por Ley de Presupuestos, nosotros conseguimos meter la Ley de Sociedades Anónimas (Nº 18.046) para recaudar fondos. Fue un gran hallazgo que hoy sigue siendo una gran fuente de ingresos para bomberos ya que se le entregan las acciones inscritas a nombre de personas fallecidas cuyos herederos no las registren en el plazo de cinco años, además de los dividendos y demás beneficios en efectivo no reclamados por los accionistas en el mismo plazo. Actualmente el mayor ingreso de esos dividendos los dan las acciones de Gasco no cobradas. Alrededor de $6 mil millones al año recibe bomberos por esta ley. Es muchísimo dinero. Son dineros para ser prorrateados entre los cuerpos de bomberos del país, pero esto no se hace y se debería hacer. Cuando algún cuerpo avisa que tiene tal o cual necesidad, se pregunta qué necesitan y se les hacen compras a modo de “regalo”, cuando es plata que les pertenece. Pero eso nunca se hizo, incluso cuando yo era el presidente.
-Si usted dice que no se prorratea y que usted tampoco lo hacia, ¿qué se hace entonces con ese dinero?
Mientras fui presidente me encargué de conseguir lo mejor. Compré la casa que está en Bustamante. Ese cuartel es un verdadero palacio. También compré el lugar donde está la academia. Para esa compra también usé plata que me dio Pinochet. ¿Y sabes cómo me pagó en la junta por todo lo que conseguí? Cuando dejé la presidencia, seguí siendo presidente honorario y teniendo una sala en la junta, pero hace poco tiempo me la quitaron y hoy está abandonada. Primero me quitaron el derecho a voto y después me quitaron la oficina. Yo creé un Orfeón: contraté cinco profesores en retiro de Carabineros que habían enseñado en el Orfeón policial, y compré los instrumentos que costaron unos US$20 mil. Fuimos invitados dos veces a Alemania. Pues el nuevo presidente lo disolvió sin ninguna razón y ahora tienen los US$20 mil en instrumentos guardados en una sala. Lo peor, claro, es que no saben cómo dirigir la institución.
-¿Y cuál es la solución?
Yo creo que bomberos va a tener que terminar siendo un cuerpo de gente remunerada.
La junta hoy maneja mucha plata, y si tú no sabes cómo manejar ese dinero, puedes hacerle mucho daño a los cuerpos de bomberos. A mí me hacia gracia cuando en Santiago, en los semáforos, encontraba a los bomberos pidiendo plata con esas latitas. Yo les preguntaba de qué compañía eran y les decía: ¡pero cómo andan pidiendo plata si tienen un carro que cuesta US$1 millón! Ahí se retiraban.
-Pero en nuestra investigación descubrimos que hay cuerpos de bomberos que tienen sus carros bomba paralizados por falta de dinero para repararlos, otros con cuarteles en el suelo. ¿La distribución se soluciona con un cuerpo de bomberos remunerado?
El problema hoy no son los carros sino que los bomberos necesitan que les pasen fondos para otras necesidades. Hay 2.800 carros, y si divides el número de carros por los 17 millones de habitantes, le garantizo que Chile es el país que tiene más carros bombas en proporción a los habitantes en Latinoamérica. El tema es ver si están bien distribuidos. Pero también hay lugares donde se les ha entregado un carro nuevo, pero no tienen plata para la gasolina.
Ahora, si bien es cierto que todos los bomberos somos voluntarios, y por lo tanto una asociación de derecho privado, igual debería haber alguien que fiscalizara porque es el Estado quien da los recursos. Además, el movimiento de dinero que pasa por manos del presidente es salvaje. Se debería tener un economista muy serio que maneje esto. El solo hecho de que en una reunión de directorio se pidiera un sueldo para el presidente, es absurdo. Menos mal que el directorio no lo autorizó, y esto porque hubo una fuerte oposición del director honorario Alfonso Orueta, a quién ahora también se desvinculó.
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