Rumores que anunciaban el cambio
A fines de la década del 70 y principios de la del 80, las cosas empezaron a cambiar. Si bien era aún poco común, algunos cuerpos de bomberos a lo largo del país comenzaron a contratar funcionarios de seguridad y a crear programas de seguridad. Existía una silenciosa y creciente inquietud de que el cuerpo de bomberos debía abordar la necesidad de ser más responsables en cuanto a la protección de sus empleados.
“En la década del 80, creo que comenzó a haber un reconocimiento generalizado entre los bomberos de que se estaban lesionando y muriendo demasiados bomberos”.
—Phil Stittleburg, jefe del Cuerpo de Bomberos de La Farge (Wisconsin), miembro del comité técnico de NFPA 1500 que comenzó en 1988, y ex presidente del Directorio de NFPA
“Para la década del 80, los aparatos de respiración autónoma, o SCBA habían estado en circulación por un tiempo, pero era culturalmente resultaba
difícil lograr que los bomberos los utilizaran… era todo bastante suicida.” – A.B.
“Estaba siempre preocupado, confundido e inquieto por algunas de las cosas tontas que hacíamos que ponían en riesgo a los bomberos. Creo que me generó cierto interés el tema de la seguridad y el bienestar en nuestra organización y sobre de cómo hacíamos las cosas en el sitio del incendio. Para ponerlo en términos sutiles, no estaba muy bien organizado”. – A.B.
“Para ese entonces registrábamos entre 120 y 140 muertes de bomberos en servicio. Sabíamos que muchas de estas podían evitarse pero era la forma aceptable de hacer el trabajo”. – J.G.R.
“Liderar un cuerpo de bomberos en una ciudad de rápido crecimiento como Phoenix nos dio la oportunidad de hacer las cosas de forma diferente. Comenzamos haciendo muchos cambios durante los 10 a 15 años antes de la creación de NFPA 1500. Mucho de lo que hicimos en la norma fue un reflejo de lo que habíamos hecho aquí en Phoenix… nos veían como a un grupo de locos chiflados revolucionarios de la seguridad entre bomberos”. – A.B.
“Era asistente del jefe de bomberos en Phoenix en ese entonces, trabajaba bajo las órdenes del Jefe Brunacini, por lo que era uno de los fanáticos de la seguridad. Éramos conocidos por un enfoque vanguardista con respecto a la seguridad”. – J.G.R.
“Aquellos primeros que abogaron por la seguridad en medio del desierto, hicieron oír sus voces cada vez más alto, y cada vez más gente comenzó a decir que necesitábamos tratar esto a nivel nacional”. – K.W.
“Nos dimos cuenta de que el proceso ideal para lograr eso era la estructura de códigos y normas de NFPA. Ese es un lugar en el que se pueden identificar aquellas cosas que se pueden hacer de forma diferente y conectarlas con un sistema que les da una base- las estructura, las distribuye e informa a la gente sobre el tema, y soluciona algunos de estos conflictos internos”. – A.B.
“La creación de la norma fue un esfuerzo por plantar bandera y tomar en serio el tema de la salud y seguridad entre los bomberos”. – J.G.R.
En 1983, en medio de crecientes preocupaciones y en medio de la persistencia de aquellos apasionados por la seguridad, NFPA reunió un comité técnico para encabezar el desarrollo de una nueva norma que tenía como fin desarrollar los requisitos mínimos de salud y seguridad ocupacional para el cuerpo de bomberos. El primer comité estuvo formado por 19 miembros y cuatro suplentes.
“No fue un grupo de asesores que escribió esto, fue un grupo de fanáticos que se juntaron. Éramos las personas que debíamos vivir las normas que creábamos”. – A.B.
“Me casé un sábado, y el domingo estaba viajando a Phoenix para nuestra primera reunión de comité.”
—Murrey Loflin, bombero e investigador en el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional, y miembro original del comité técnico de NFPA 1500.
“Era un grupo de gente extraordinario. Había gente pensante, gente creativa, gente grandilocuente, algunos muy tranquilos. Estaban todos allí porque querían lograr que los bomberos estuvieran más seguros y creo que eso es lo que nos mantuvo en movimiento”. – A.B.
“De alguna manera, el proceso fue como hacer embutidos, mejor no saber. Las ideas fluían, y fue mi trabajo tomar nota de todas las ideas que surgían en la habitación, darles sentido, estructurarlas, y volver luego y decir, ´Esto es lo que resultó de la última reunión´”. – J.G.R.
“Cualquiera que alguna vez trabajó con el Jefe Brunacini [presidente original del comité técnico de NFPA 1500] sabe que es un hombre con visión. Tenía una visión completamente clara de lo que era necesario para mejorar la seguridad para los bomberos y nos dirigió en la dirección correcta”. – M.L.
“La gente pegaba gritos, alaridos, estaba en desacuerdo. Ese entusiasmo nunca me molestó– creo que esa es la manera de resolver las cosas y de crear cosas nuevas. No eran cambios físicos únicamente que estábamos proponiendo, eran cambios culturales”. – A.B.
“Estábamos muy presionados. En ese momento, yo era también jefe del comité de salud y seguridad en la Asociación Internacional de Jefes de Bomberos, o IAFC, y todos en IAFC estaban muy ansiosos pensando que el proyecto de NFPA 1500 pudiera tomar una dirección demasiado radical. Era como estar entre la espada y la pared. Estaba en medio de las críticas. Creo que todos en el comité lo estábamos”. – J.G.R.
“Independientemente de la organización que se representara, todos se dieron cuenta de la importancia de lo que intentábamos hacer ya que no se había hecho nunca antes”. – M.L.
“Cuando llegó el momento, recibimos alrededor de 1,200 a 1,400 comentarios públicos sobre el documento, algo que no había ocurrido nunca antes durante el proceso de creación de normas de NFPA”. – M.L.
“Fue un gran trabajo resumir todos los comentarios. Puedo recordar a la perfección cómo revisaba los papeles para ir filtrando los comentarios. Creo que tres de nosotros pasamos gran parte de una semana reunidos en una habitación para resumir una serie de cuestiones y propuestas alternativas con las que luego pudiera trabajar el comité durante unos pocos días de reunión. Algunos comentarios proponían cosas que nosotros no habíamos pensado en nuestro enfoque, y el proceso realmente mejoró el documento”. – J.G.R.
“Cuando llegó el momento de votar sobre el documento final en la reunión anual hubo un gran debate con las personas prestando sus declaraciones, pero según lo que recuerdo fue aprobado con rapidez. Era un tema en el que prácticamente nadie iba a votar en contra. Pararse en una reunión y objetar la noción de que se deben utilizar aparatos de respiración y cinturón de seguridad, incluso teniendo una firme opinión en contra de esto, no es el tipo de cosas de las que la gente se hace cargo en público”. – A.B.
A fines de la década del 70 y principios de la del 80, las cosas empezaron a cambiar. Si bien era aún poco común, algunos cuerpos de bomberos a lo largo del país comenzaron a contratar funcionarios de seguridad y a crear programas de seguridad. Existía una silenciosa y creciente inquietud de que el cuerpo de bomberos debía abordar la necesidad de ser más responsables en cuanto a la protección de sus empleados.
“En la década del 80, creo que comenzó a haber un reconocimiento generalizado entre los bomberos de que se estaban lesionando y muriendo demasiados bomberos”.
—Phil Stittleburg, jefe del Cuerpo de Bomberos de La Farge (Wisconsin), miembro del comité técnico de NFPA 1500 que comenzó en 1988, y ex presidente del Directorio de NFPA
“Para la década del 80, los aparatos de respiración autónoma, o SCBA habían estado en circulación por un tiempo, pero era culturalmente resultaba
difícil lograr que los bomberos los utilizaran… era todo bastante suicida.” – A.B.
“Estaba siempre preocupado, confundido e inquieto por algunas de las cosas tontas que hacíamos que ponían en riesgo a los bomberos. Creo que me generó cierto interés el tema de la seguridad y el bienestar en nuestra organización y sobre de cómo hacíamos las cosas en el sitio del incendio. Para ponerlo en términos sutiles, no estaba muy bien organizado”. – A.B.
“Para ese entonces registrábamos entre 120 y 140 muertes de bomberos en servicio. Sabíamos que muchas de estas podían evitarse pero era la forma aceptable de hacer el trabajo”. – J.G.R.
“Liderar un cuerpo de bomberos en una ciudad de rápido crecimiento como Phoenix nos dio la oportunidad de hacer las cosas de forma diferente. Comenzamos haciendo muchos cambios durante los 10 a 15 años antes de la creación de NFPA 1500. Mucho de lo que hicimos en la norma fue un reflejo de lo que habíamos hecho aquí en Phoenix… nos veían como a un grupo de locos chiflados revolucionarios de la seguridad entre bomberos”. – A.B.
“Era asistente del jefe de bomberos en Phoenix en ese entonces, trabajaba bajo las órdenes del Jefe Brunacini, por lo que era uno de los fanáticos de la seguridad. Éramos conocidos por un enfoque vanguardista con respecto a la seguridad”. – J.G.R.
“Aquellos primeros que abogaron por la seguridad en medio del desierto, hicieron oír sus voces cada vez más alto, y cada vez más gente comenzó a decir que necesitábamos tratar esto a nivel nacional”. – K.W.
“Nos dimos cuenta de que el proceso ideal para lograr eso era la estructura de códigos y normas de NFPA. Ese es un lugar en el que se pueden identificar aquellas cosas que se pueden hacer de forma diferente y conectarlas con un sistema que les da una base- las estructura, las distribuye e informa a la gente sobre el tema, y soluciona algunos de estos conflictos internos”. – A.B.
“La creación de la norma fue un esfuerzo por plantar bandera y tomar en serio el tema de la salud y seguridad entre los bomberos”. – J.G.R.
En 1983, en medio de crecientes preocupaciones y en medio de la persistencia de aquellos apasionados por la seguridad, NFPA reunió un comité técnico para encabezar el desarrollo de una nueva norma que tenía como fin desarrollar los requisitos mínimos de salud y seguridad ocupacional para el cuerpo de bomberos. El primer comité estuvo formado por 19 miembros y cuatro suplentes.
“No fue un grupo de asesores que escribió esto, fue un grupo de fanáticos que se juntaron. Éramos las personas que debíamos vivir las normas que creábamos”. – A.B.
“Me casé un sábado, y el domingo estaba viajando a Phoenix para nuestra primera reunión de comité.”
—Murrey Loflin, bombero e investigador en el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional, y miembro original del comité técnico de NFPA 1500.
“Era un grupo de gente extraordinario. Había gente pensante, gente creativa, gente grandilocuente, algunos muy tranquilos. Estaban todos allí porque querían lograr que los bomberos estuvieran más seguros y creo que eso es lo que nos mantuvo en movimiento”. – A.B.
“De alguna manera, el proceso fue como hacer embutidos, mejor no saber. Las ideas fluían, y fue mi trabajo tomar nota de todas las ideas que surgían en la habitación, darles sentido, estructurarlas, y volver luego y decir, ´Esto es lo que resultó de la última reunión´”. – J.G.R.
“Cualquiera que alguna vez trabajó con el Jefe Brunacini [presidente original del comité técnico de NFPA 1500] sabe que es un hombre con visión. Tenía una visión completamente clara de lo que era necesario para mejorar la seguridad para los bomberos y nos dirigió en la dirección correcta”. – M.L.
“La gente pegaba gritos, alaridos, estaba en desacuerdo. Ese entusiasmo nunca me molestó– creo que esa es la manera de resolver las cosas y de crear cosas nuevas. No eran cambios físicos únicamente que estábamos proponiendo, eran cambios culturales”. – A.B.
“Estábamos muy presionados. En ese momento, yo era también jefe del comité de salud y seguridad en la Asociación Internacional de Jefes de Bomberos, o IAFC, y todos en IAFC estaban muy ansiosos pensando que el proyecto de NFPA 1500 pudiera tomar una dirección demasiado radical. Era como estar entre la espada y la pared. Estaba en medio de las críticas. Creo que todos en el comité lo estábamos”. – J.G.R.
“Independientemente de la organización que se representara, todos se dieron cuenta de la importancia de lo que intentábamos hacer ya que no se había hecho nunca antes”. – M.L.
“Cuando llegó el momento, recibimos alrededor de 1,200 a 1,400 comentarios públicos sobre el documento, algo que no había ocurrido nunca antes durante el proceso de creación de normas de NFPA”. – M.L.
“Fue un gran trabajo resumir todos los comentarios. Puedo recordar a la perfección cómo revisaba los papeles para ir filtrando los comentarios. Creo que tres de nosotros pasamos gran parte de una semana reunidos en una habitación para resumir una serie de cuestiones y propuestas alternativas con las que luego pudiera trabajar el comité durante unos pocos días de reunión. Algunos comentarios proponían cosas que nosotros no habíamos pensado en nuestro enfoque, y el proceso realmente mejoró el documento”. – J.G.R.
“Cuando llegó el momento de votar sobre el documento final en la reunión anual hubo un gran debate con las personas prestando sus declaraciones, pero según lo que recuerdo fue aprobado con rapidez. Era un tema en el que prácticamente nadie iba a votar en contra. Pararse en una reunión y objetar la noción de que se deben utilizar aparatos de respiración y cinturón de seguridad, incluso teniendo una firme opinión en contra de esto, no es el tipo de cosas de las que la gente se hace cargo en público”. – A.B.