
Todo enero trabajaron intensamente, durante 15 horas al día, para efectuar una campaña de recolección de donativos entre los automovilistas que pasaban por el peaje Las Maicas y lograron adquirir una máquina directamente en Estados Unidos, la que llegó hace pocos días a esa comuna de Malleco.
Hace algunos días, cerca de 200 felices vecinos se congregaron a celebrar la llegada de un nuevo carro bomba, proveniente directamente de Estados Unidos y que fue adquirido por la Primera Compañía de Bomberos de Collipulli.
“Este tipo de vehículo americano, es el sueño de casi todo bombero en nuestro país”, relata orgulloso el director de esa Compañía, Carlos Cruces, subrayando que pese a todos los malos augurios de quienes pensaron que terminarían recaudando apenas unos puñados de monedas, decidieron iniciar una campaña conocida como del “tarrito”, instalándose en el peaje Las Maicas, ubicado a unos 20 kilómetros al norte de Collipulli, muy cerca del límite entre las regiones de La Araucanía y del Biobío.
Cruces relató que durante varias semanas planificaron meticulosamente cada uno de los detalles de esta campaña, donde un grupo de bomberos se instalan con una alcancía a recolectar el dinero que le aporten los automovilistas que pasan por el peaje.
“No fue fácil, nos dijeron que era algo indigno, pero nosotros lo veíamos como una oportunidad para cada bombero de hacer digno nuestro trabajo y adquirir una máquina destinada a cooperar para la comunidad”, relata el director de la Primera Compañía, agregando que “no faltaron quienes creyeron que recolectaríamos solo migajas, pero nosotros no dejamos nada al azar, pedimos todos los permisos correspondientes en la municipalidad, gobernación, todo lo que pide la ley. En base a eso no nos podían decir que no, porque fue algo metódico y bien pensado para lograr la meta y llegar bien”.
Se establecieron dos turnos de seis bomberos cada uno, dejando también una dotación de guardia en su cuartel de Collipulli para atender todas las emergencias que iban presentándose y los cerca de 60 voluntarios -desde jóvenes hasta bomberos de la tercera edad (conocidos como “bomberos honorarios”- se sumaron a la tarea de recolectar dinero en los dos turnos que comenzaban a las 9 de la mañana y finalizaban a las 12 de la noche, durante los 31 días de enero del presente año.
Carlos Cruces relata una anécdota ocurrida cierto día en que un gran incendio forestal provocó el corte de la Ruta 5, dejando al grupo de bomberos recaudadores sin posibilidad de devolverse durante la noche a Collipulli. “Los salimos a buscar en vehículo y tuvimos que dar la vuelta por Mininco y Angol hasta Collipulli. Son bastantes más kilómetros que ir directo, pero usted viera sus caras, iban felices porque les había ido
bien en la campaña
”.

RUTINA DIARIA
Una pequeña parte de los $30 millones había sido reunida previamente a través de bailes y eventos entre los voluntarios, pero recalca que el grueso del dinero salió de esta campaña del “tarrito”, la que no es común en La Araucanía, como sí lo es en otras zonas del país.
Al llegar de cada jornada de recolección y para evitar cualquier malentendido, los bomberos no podían irse a dormir directamente a sus domicilios, pues debían abrir las alcancías delante de una comisión de otros bomberos, la que contaba el dinero recolectado aquel día, generalmente hasta las 3 de la madrugada. A continuación se elaboraba un acta y los dineros se guardaban para concurrir al banco en la mañana siguiente a depositarlos.
El clásico “tarrito” no era tal, pues consistía en un tubo de PVC sellado en ambos extremos, con la finalidad de evitar que por cualquier circunstancia se sacara el dinero antes de que llegara a los ojos de la comisión.
LA COMPRA
Al cabo de un mes llegaron a la meta y se contactaron con el representante de una empresa de Estados Unidos que se dedica a la venta de carros bomba usados de ese país y eligieron un carro marca Spartan, con motor Cummins, año 1992 y que hasta el día anterior a ser despachado a Collipulli todavía acudía a incendios en el cuartel de Langhorne-Middletown , en el estado de Pensilvania.
Aquel cuartel bomberil renovó su vehículo y puso en venta el anterior, que no tenía ningún tipo de problema mecánico, explica el director bomberil collipullense, y a través de una empresa dedicada a este tipo de transacciones se formalizó la venta, cuyo costo final fue precisamente los $30 millones que reunieron gracias a la campaña realizada en enero.
Carlos Cruces dice que una de las razones por las que tuvo tanto éxito esta campaña es que coincidentemente, en enero se registraron los grandes incendios que azotaron la zona central del país, especialmente el que arrasó con el poblado de Santa Olga, por lo que en todo Chile existió una sensibilización especial del ciudadano común hacia la labor de Bomberos.
A eso se suma la ubicación estratégica del peaje troncal Las Maicas, en plena Ruta 5 Sur, lugar donde cientos de miles de personas transitan cada verano desde el centro hacia el sur del país y viceversa.
Al preguntarle por qué no postular a un carro bomba nuevo, como lo hacen casi todos los Cuerpos de Bomberos en La Araucanía, por lo general mediante fondos del Gobierno Regional, el oficial de la Primera Compañía responde que también trabajan en un proyecto de ese tipo y hace muy pocos años ya recibieron una unidad de rescate cero kilómetro a través de este sistema, pero que la necesidad de Bomberos de Collipulli por contar con otra unidad era bastante urgente, a lo que se suma que el desarrollo de un proyecto mediante el sistema formal en el Gore para comprar un carro nuevo por lo general demora varios años desde el inicio de las tramitaciones hasta la llegada efectiva de la máquina.

MANTENCIONES
¿Y las mantenciones? Nos preguntamos. “Pese a su edad, este cerro bomba llegó en muy buenas condiciones. Tenemos el contacto con el vendedor en caso de necesitar algún repuesto. Venía con dos kits completos de reparación, con filtros de aceite, correas, etcétera. Además tenemos servicio técnico en Santiago y Concepción. Próximamente también habrá representación en Temuco”, afirmó.
Por estos días, los bomberos de la Primera Compañía se capacitan en la operación de su nuevo carro, a la vez que finalizan los trámites administrativos de inscripción de la documentación. El director, Carlos Cruces, estima que aproximadamente a mediados de este mes podría entrar en servicio, pues ya se chequeó que su motor se encuentra funcionando en óptimas condiciones.
Detalla que posee un estanque de 2 mil litros de agua, capacidad para ocho bomberos sentados con equipo completo además del conductor y desaloja 6 mil litros de agua por minuto.
Piensan que como la especialidad de la Primera Compañía es el rescate vehicular, este carro bomba se convertirá en una segunda unidad de rescate y que también prestará servicios en grandes incendios, agregando que a su llegada se encontraron con una agradable sorpresa, pues los bomberos de la estación norteamericana que efectuó la venta, al saber que su máquina se vendría a una comuna pequeña como Collipulli, les enviaron discretamente y sin aviso previo, regalos muy apreciados por los bomberos, como mangueras, equipos de respiración autocontenida y una serie de herramientas que, indudablemente, facilitarán más aún el trabajo que desarrollan los voluntarios en las emergencias.
Por último, destacó que antes de la compra visitaron la localidad de Coigüe, en la comuna de Negrete, donde hace ya varios años los bomberos locales adquirieron un carro bomba similar, solo que aquel lo financiaron con aportes de las empresas de celulosa que funcionan en la zona, cuartel donde les recomendaron utilizar la misma marca de vehículo que les llegó a ellos, puesto que pese a que también se trataba de un vehículo de segunda mano, no ha presentado ninguna falla de gravedad en todos estos años de operación en la Región del Biobío, así que los collipullenses siguieron su consejo.
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